Octubre 11
Recuperación
Qué fácil
es culpar a los demás de nuestros problemas. “Mira lo que él está
haciendo”“Mira cuanto he esperado”“¿Por qué ella no me llama?”“Si tan solo él
cambiara, yo sería feliz”.
Con
frecuencia, nuestras acusaciones son justificadas. Probablemente nos sentimos
dolidos y frustrados. En esos momentos podemos empezar a creer que la solución
a nuestro dolor y frustración está en que la otra persona haga lo que
queremos o que las
cosas resulten como lo deseamos. Pero estas ilusiones autoderrotistas colocan
el poder y el control de nuestra vida en manos de otras personas. A esto le
llamamos codependencia. La solución válida a nuestro dolor y frustración, es reconocer
nuestros propios sentimientos. Sentimos la ira, la pena; luego dejamos ir
nuestros sentimientos y encontramos la paz, en nuestro interior. Sabemos que
nuestra felicidad no la controla otra persona, aunque nos hayamos convencido de
ello. A esto le llamamos aceptación.
Después
decidimos que aunque nos gustaría que nuestra situación fuera diferente, tal
vez nuestra vida esté transcurriendo de esta manera por alguna razón. Quizá
esté en juego un propósito y un plan superiore, uno mejor que el que
nosotros podríamos haber orquestado. A esto le llamamos fe.
Después
decidimos lo que necesitamos hacer, qué está dentro de nuestro poder para
cuidar de nosotros mismos. A eso se le llama recuperación.
Es fácil
señalar con nuestro dedo a otra persona, pero es más recompensante señalar
suavemente con él hacia nosotros mismos. Hoy viviré con mi dolor y
frustración, lidiando con mis propios sentimientos.
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