Cada niño necesita de un amor incondicional, al menos al principio. Sin poder reflejarse en un padre o un tutor benévolos, un niño no tiene forma de saber quien es. Cada uno de nosotros hemos sido un nosotros antes de ser un yo. Necesitábamos un espejo en el que poder reflejar todas las facetas de nosotros mismos.
Necesitábamos saber que importábamos, que se nos tomaba en serio, y que se aceptaba y se amaba cada una de nuestras facetas. También necesitábamos saber que podíamos contar con el amor de nuestros mayores. Estas eran nuestras necesidades narcisistas. Si no las hemos satisfecho nuestro sentido del YO SOY se quedó dañado.
El niño herido, privado de narcisismo, contamina al adulto con su anhelo insaciable de amor, atención y afecto. Las demandas del niño sabotearan las relaciones del adulto, porque no importa cuanto amor reciba que siempre será insuficiente. El niño adulto privado de narcisismo no puede satisfacer sus necesidades porque son, en realidad unas necesidades de niño. Y los niños necesitan todo el tiempo a sus padres. Están necesitados por naturaleza no por elección. Las necesidades de un niño son necesidades de dependencia, es decir, necesidades que dependen de otro para satisfacerse. Solo lamentando la perdida conseguiremos curarnos. Hasta que esto no se haga el niño insaciable buscará con voracidad el amor y la estima que él o ella no consiguieron en la infancia.
Las necesidades del niño adulto privado de narcisismo toman varias formas:
- Les decepciona una una relación tras otra.
-Siempre están buscando el amor perfecto que satisfaga todas sus necesidades.
-Se vuelven adictos(Las adicciones son intentos de llenar el vacío de la psique. Sexo y amor son primeros ejemplos).
-Buscan vienes materiales y dinero que les den sensación de importancia.
-Se hacen artistas (actores y atletas) porque necesitan continuamente la adulación y la admiración del publico.
-Utilizan a sus propios hijos para satisfacer sus necesidades narcisistas. (En sus fantasías sus hijos nunca los abandonarán y siempre los querrán, respetarán y admirarán)
-Tratan de conseguir de sus hijos el amor y la admiración que no pudieron obtener de sus propios padres.
John Bradshaw de su libro VOLVER A CASA recuperación y reivindicación del niño interno
viernes, 14 de marzo de 2014
martes, 11 de marzo de 2014
ALICE MILLER. LA RAÍZ DE LA VIOLENCIA
"Hace
ya varios años que está científicamente comprobado que los efectos devastadores
de los traumatismos infligidos a los niños repercuten inevitablemente sobre la
sociedad.
Esta verdad
concierne a cada individuo por separado y debería –si fuese suficientemente
conocida- llevar a modificar fundamentalmente nuestra sociedad, y sobre todo a
liberarnos del crecimiento ciego de la violencia.
Los puntos
siguientes ilustrarán esta tesis.
1. Cada niño
viene al mundo para expandirse, desarrollarse, amar, expresar sus necesidades y
sus sentimientos.
2. Para
poder desarrollarse, el niño necesita el respeto y la protección de los
adultos, tomándolo en serio, amándolo y ayudándolo a orientarse.
3. Cuando
explotamos al niño para satisfacer nuestras necesidades de adulto, cuando le
pegamos, castigamos, manipulamos, descuidamos, abusamos de él, o lo engañamos,
sin que jamás ningún testigo intervenga en su favor, su integridad sufrirá de
una herida incurable.
4. La
reacción normal del niño a esta herida sería la cólera y el dolor. Pero, en su
soledad, la experiencia del dolor le sería insoportable, y la cólera la tiene
prohibida. No le queda otro remedio que el de contener sus sentimientos,
reprimir el recuerdo del traumatismo e idealizar a sus agresores. Más tarde no
le quedará ningún recuerdo de lo que le han hecho.
5. Estos
sentimientos de cólera, de impotencia, de desesperación, de nostalgia, de
angustia y de dolor, desconectados de su verdadero origen, tratan por todos los
medios de expresarse a través de actos destructores, que se dirigirán contra
otros (criminalidad, genocidio), o contra sí mismo (toxicomanía, alcoholismo,
prostitución, trastornos psíquicos, suicidio).
6. Cuando
nos hacemos padres, utilizamos a menudo a nuestros propios hijos como víctimas
propiciatorias: persecución, por otra parte, totalmente legitimada por la
sociedad, gozando incluso de un cierto prestigio desde el momento en que se
engalana con el título de educación. El drama es que el padre o la madre
maltratan a su hijo para no sentir lo que le hicieron a ellos sus propios
padres. Así se asienta la raíz de la futura violencia.
7. Para que
un niño maltratado no se convierta ni en un criminal, ni en un enfermo mental
es necesario que encuentre, al menos una vez en su vida, a alguien que sepa
pertinentemente que no es él quien está enfermo, sino las personas que lo
rodean. Es únicamente de esta forma que la lucidez o ausencia de lucidez por
parte de la sociedad puede ayudar a salvar la vida del niño o contribuir a
destruirla. Esta es la responsabilidad de las personas que trabajan en el terreno
del auxilio social, terapeutas, enseñantes, psiquiatras, médicos, funcionarios,
enfermeros.
8. Hasta
ahora, la sociedad ha sostenido a los adultos y acusado a las víctimas. Se ha
reconfortado en su ceguera con teorías, que están perfectamente de acuerdo con
aquellas de la educación de nuestros abuelos, y que ven en el niño a un ser
falso, con malos instintos, mentiroso, que agrede a sus inocentes padres o los
desea sexualmente. La verdad es que cada niño tiende a sentirse culpable de la
crueldad de sus padres. Como, a pesar de todo, sigue queriéndolos, los disculpa
así de su responsabilidad.
9. Hace
solamente unos años, se ha podido comprobar, gracias a nuevos métodos
terapéuticos, que las experiencias traumatizantes de la infancia, reprimidas,
están inscritas en el organismo y repercuten inconscientemente durante toda la
vida de la persona. Por otra parte, los ordenadores que han grabado las
reacciones del niño en el vientre de su madre, han demostrado que el bebé
siente y aprende desde el principio de su vida la ternura, de la misma manera
que puede aprender la crueldad.
10. Con esta
manera de ver, cada comportamiento absurdo revela su lógica, hasta ahora
ocultada, en el mismo instante en que las experiencias traumatizantes salen a
la luz .
11. Una vez
conscientes de los traumatismos de la infancia y de sus efectos podremos poner
término a la perpetuación de la violencia de generación en generación.
12. Los
niños, cuya integridad no ha sido dañada, que han obtenido de sus padres la
protección, el respeto y la sinceridad necesaria, se convertirán en
adolescentes y adultos inteligentes, sensibles, comprensivos y abiertos. Amarán
la vida y no tendrán necesidad de ir en contra de los otros, ni de ellos
mismos, menos aún de suicidarse. Utilizarán su fuerza únicamente para
defenderse. Protegerán y respetarán naturalmente a los más débiles y por
consecuencia a sus propios hijos porque habrán conocido ellos mismos la
experiencia de este respeto y protección y será este recuerdo y no el de la
crueldad el que estará grabado en ellos."
domingo, 9 de marzo de 2014
PROCESO DE CURACIÓN DEL NIÑO INTERIOR HERIDO. John Bradshaw
1. Confiar
Para que su
Niño interior herido pueda salir de su escondite debe ser capaz de confiar en
que usted estará allí para él. Su Niño interior también necesita un aliado que
le de apoyo para superar el abandono, la negligencia, el abuso y el enredo
sufrido. Esos son los primeros elementos esenciales del dolor original.
2. Aceptar
Si usted todavía está inclinado a minimizar y
/ o racionalizar de que manera fue avergonzado, ignorado, abusado, abandonado etc. lo que necesita ahora es aceptar simplemente el hecho de que estas cosas realmente le hirieron. Sus
padres no estaban mal, sus Niños también estaban heridos simplemente.
3. Shock
Si todo esto es terrible para ti, eso es
genial, porque el shock es el comienzo del duelo. Después del shock viene la
depresión y la negación a continuación.
4. La ira
Está bien
estar enojado, incluso si lo que le hicieron no fue con intención de herir. De
hecho, tienes que estar enojado si quieres sanar tu Niño Interior Herido. No
significa que tengas que gritar y gritar (aunque es posible). Es normal
sentirse enojado cuando se siente el maltrato. Sé que mis padres hicieron lo
mejor que, como adultos con sus Niños Heridos, podían hacer. Pero también soy
consciente de que esto me hirió profundamente y que ha tenido consecuencias
perjudiciales para mí en mi vida. Lo que esto significa es que ahora tengo la
responsabilidad detener lo que estoy haciéndome a mí mismo y a los demás. No
voy a tolerar la disfunción absoluta y el abuso que dominaba mi sistema
familiar.
5. Tristeza
Después de
la ira viene la tristeza. Si fueron víctimas, debemos lamentar la traición.
También debemos lamentar lo que podrían haber sido nuestros sueños y
aspiraciones. Debemos lamentar nuestras necesidades de desarrollo
insatisfechas.
6. Remordimiento
Cuando nos afligimos por alguien que ha
muerto, el remordimiento a veces es intenso, por ejemplo, tal vez nos hubiera
gustado haber pasado más tiempo con la persona fallecida. Sin embargo, en duelo
del abandono de la infancia, debemos ayudar a su Niño Interior herido a ver que
no había nada que él pudiera haber hecho diferente, que su dolor proviene de lo
que pasó con él, no es de él.
7. Soledad
Los
sentimientos más profundo de dolor son la vergüenza tóxica y la soledad.
Estábamos avergonzados por el abandono de nuestros padres. Nos sentimos mal,
como si estuviéramos contaminados o infectados. Y esa vergüenza conduce a la
soledad. Dado que nuestro Niño Interior se siente deficiente y defectuoso,
tiene que ocultar su verdadero yo con una adaptación falsa. Después se identifica a sí mismo con su falso yo. Su verdadero yo se queda solo y
aislado. Esta última capa de sentimientos dolorosos es la parte más difícil del
proceso de duelo. Es difícil mantenerse en ese nivel de la vergüenza y la
soledad, pero a medida que entramos en estos sentimientos, podemos superarlos.
Nos encontramos con el Niño que ha estado en la clandestinidad. Al abrazar
nuestra vergüenza y soledad, comenzamos a tocar nuestro verdadero ser.
sábado, 8 de marzo de 2014
OFENSAS. COMO TU NIÑO HERIDO CONTAMINA TU VIDA. JOHN BRADSHAW
Tendemos a pensar que todo el mundo que tiene un interno herido es agradable, tranquilo y sufrido. Pero, de hecho, el niño herido es el responsable de mucha de la violencia y de la crueldad del mundo. A Hitler le pegaron continuamente durante su infancia. Fue humillado y avergonzado de forma perniciosa por un padre sádico que era el hijo bastardo de un terrateniente judío. Él volvió a imponer la forma más extrema de crueldad a millones de seres inocentes.
Me viene a la memoria la historia de Dawson. Cuando vino a verme por un problema matrimonial era encargado de seguridad de un club nocturno. Presumía de haberle roto la mandíbula a uno esa semana y describía apasionadamente como el hombre le había provocado. Le habia molestado que se pavoneara delante suyo. Muchas veces a lo largo de nuestras sesiones, Dawson me contaba cosas como esta. Los agresores no se hacen responsables de su comportamiento.
Según ibamos avanzando vi con claridad que en realidad Dawson estaba atemorizado. Cuando tenia miedo se ponían en marcha los recuerdos del niño que había sido. Había tenido un padre violento que le maltrataba. Al igual que el niño de entonces, tembloroso ante el ataque de furia de su padre no se sentía seguro estando aterrorizado por lo que se identificaba con el ser de su padre. Se convertía en su padre. Cuando ocurre algo que le recuerdan las escenas violentas de su infancia se activan los antiguos sentimientos de miedo e indefensión y Dawson se convierte en su brutal padre, infligiendo sobre los otros los mismos daños que su padre le había infligido a él.
El comportamiento ofensivo, la principal causa de la destrucción humana, es el resultado de una infancia violenta, y del sufrimiento y el dolor por ese maltrato que no hemos superado. El que una vez fuera un niño indefenso y herido se convierte en el adulto agresor. Esto ocurre especialmente cuando se trata de abusos físicos, sexuales y con serias agresiones psíquicas.
El psiquiatra Bruno Bettelheim acuñó una expresión para este proceso; "identificación con el agresor". La violencia sexual, física y psíquica aterrorizan tanto al niño que este no puede permanecer en su propio ser durante el abuso. Para superar el dolor pierde toda conciencia de su identidad y se identifica instantáneamente con el agresor. Bettelheim dirigió sus estudios principalmente a los supervivientes de los campos de concentración.
En uno de mis cursos recientes, una terapeuta de NY pidió el turno de palabra. Dijo que era judía y procedió a relatarnos a grandes rasgos algunos de los episodios que su madre había vivido en el campo de concentración nazi. La parte más sorprendente de la historia fue que su madre la había tratado a ella tal y como los guardias nazis habían tratado a su madre. Ya desde los tres años, su madre le escupía y la llamaba cerda judía.
Tal vez las agresiones sexuales sean las más perturbadoras. La mayoría de las veces los progenitores mismos han sido violados de niños. Cuando molestan a los niños están reconstruyendo el abuso que experimentaron en su propia infancia.
Mientras que la mayoría del comportamiento agresivo esta arraigado en la infancia, no es siempre el resultado de malos tratos. Muchos agresores han estado muy consentidos por sus padres, que han sido demasiado indulgentes y sumisos de modo que han aprendido a sentir que son superiores a los demás. Estos niños mimados creen que se merecen un tratamiento especial por parte de la gente y que ellos no pueden hacer nada mal, pierden todo el sentido de la responsabilidad y piensan que la culpa de sus problemas es siempre de los otros.
John Bradshaw, de su libro Volver a casa
Me viene a la memoria la historia de Dawson. Cuando vino a verme por un problema matrimonial era encargado de seguridad de un club nocturno. Presumía de haberle roto la mandíbula a uno esa semana y describía apasionadamente como el hombre le había provocado. Le habia molestado que se pavoneara delante suyo. Muchas veces a lo largo de nuestras sesiones, Dawson me contaba cosas como esta. Los agresores no se hacen responsables de su comportamiento.
Según ibamos avanzando vi con claridad que en realidad Dawson estaba atemorizado. Cuando tenia miedo se ponían en marcha los recuerdos del niño que había sido. Había tenido un padre violento que le maltrataba. Al igual que el niño de entonces, tembloroso ante el ataque de furia de su padre no se sentía seguro estando aterrorizado por lo que se identificaba con el ser de su padre. Se convertía en su padre. Cuando ocurre algo que le recuerdan las escenas violentas de su infancia se activan los antiguos sentimientos de miedo e indefensión y Dawson se convierte en su brutal padre, infligiendo sobre los otros los mismos daños que su padre le había infligido a él.
El comportamiento ofensivo, la principal causa de la destrucción humana, es el resultado de una infancia violenta, y del sufrimiento y el dolor por ese maltrato que no hemos superado. El que una vez fuera un niño indefenso y herido se convierte en el adulto agresor. Esto ocurre especialmente cuando se trata de abusos físicos, sexuales y con serias agresiones psíquicas.
El psiquiatra Bruno Bettelheim acuñó una expresión para este proceso; "identificación con el agresor". La violencia sexual, física y psíquica aterrorizan tanto al niño que este no puede permanecer en su propio ser durante el abuso. Para superar el dolor pierde toda conciencia de su identidad y se identifica instantáneamente con el agresor. Bettelheim dirigió sus estudios principalmente a los supervivientes de los campos de concentración.
En uno de mis cursos recientes, una terapeuta de NY pidió el turno de palabra. Dijo que era judía y procedió a relatarnos a grandes rasgos algunos de los episodios que su madre había vivido en el campo de concentración nazi. La parte más sorprendente de la historia fue que su madre la había tratado a ella tal y como los guardias nazis habían tratado a su madre. Ya desde los tres años, su madre le escupía y la llamaba cerda judía.
Tal vez las agresiones sexuales sean las más perturbadoras. La mayoría de las veces los progenitores mismos han sido violados de niños. Cuando molestan a los niños están reconstruyendo el abuso que experimentaron en su propia infancia.
Mientras que la mayoría del comportamiento agresivo esta arraigado en la infancia, no es siempre el resultado de malos tratos. Muchos agresores han estado muy consentidos por sus padres, que han sido demasiado indulgentes y sumisos de modo que han aprendido a sentir que son superiores a los demás. Estos niños mimados creen que se merecen un tratamiento especial por parte de la gente y que ellos no pueden hacer nada mal, pierden todo el sentido de la responsabilidad y piensan que la culpa de sus problemas es siempre de los otros.
John Bradshaw, de su libro Volver a casa
viernes, 7 de marzo de 2014
VOLVER A CASA. CUANDO TU NIÑO HERIDO CONTAMINA TU VIDA. JOHN BRADSHAW
...Lo que ahora comprendo es que cuando se detiene el desarrollo de un niño, cuando se reprimen los sentimientos, sobre todo los de rabia y dolor, una persona llega a adulto con un niño enfadado y dolido dentro de él. Este niño contaminará de forma inconsciente el comportamiento de la persona adulta. Al principio puede parecer absurdo que un niño pequeño pueda seguir viviendo en un cuerpo adulto, pero esto es justo lo que yo propongo. Creo que este niño interno del pasado, abandonado y herido, es la fuente principal de la miseria humana. Hasta que no lo recuperemos y defendamos, seguirá exteriorizándose y contaminando nuestras vidas adultas.
Estas son algunas de las fórmulas con las que el niño interior sabotea la vida del adulto.
Codependencia
Ofensas
Narcisismo
Temas de confianza
Actitudes extrovertidas/introvertidas
Magia
Intimidad
No disciplina
Adicción/compulsión
Distorsiones mentales
Oquedad (Apatia/depresión)
Codependencia:
definiría codependencia como una enfermedad que se caracteriza por una perdida de identidad. Ser codependiente significa haber perdido el contacto con nuestros sentimientos, deseos y necesidades. Veamos algunos ejemplos:
Pervilia escuchó a su novio hablar de sus problemas en el trabajo. Esa noche no pudo dormir por que estaba preocupada por sus problemas(de él ) en el trabajo. Siente los sentimientos ajenos más que los suyos propios.
Cuando la novia de Maximillian terminó con una relación de seis meses él se quería suicidar. Cree que su estima depende de que ella le quiera. Maximillian no tiene autoestima, la que se origina desde su interior; tiene la estima de los otros, y que depende de otra gente.
[...]
En todos los ejemplos anteriores encontramos gente que depende de algo externo para tener una identidad. Son ejemplos de personas que sufren codependencia.
Los sistemas familiares disfuncionales favorecen esta codependencia. Por ejemplo, todo el mundo en una familia de alcohólicos se vuelve codependiente del beber del alcohólico. Como la bebida amenaza de tal manera la vida de cada miembro de la familia, estos se adaptan estando en constante alerta, es decir, se vuelven hipervigilantes. Esta adaptación al estrés estaba destinada, por naturaleza, a ser un estado temporal, nunca crónico.
Con el tiempo, una persona que vive con el trastorno crónico del comportamiento alcohólico pierde el contacto con sus propias señales internas, es decir, con sus propios sentimientos, necesidades y deseos.
Los niños necesitan seguridad y buenos modelos emocionales para entender sus propias señales internas. También necesitan ayuda para separar sus sentimientos de sus pensamientos. Cuando el entorno familiar es violento (ya sea violencia química, emocional, física o sexual), el niño debe centrarse únicamente en lo exterior, y con el tiempo pierde la habilidad de generar autoestima desde el interior. Sin una vida interior sana uno tiene que exiliarse para intentar encontrar satisfacción en el exterior.
Esto es codependencia y es un síntoma del niño interno herido. Comportamientos codependientes indican que no se colmaron las necesidades de la infancia de la persona y, por tanto, esta no puede saber quién es.
Estas son algunas de las fórmulas con las que el niño interior sabotea la vida del adulto.
Codependencia
Ofensas
Narcisismo
Temas de confianza
Actitudes extrovertidas/introvertidas
Magia
Intimidad
No disciplina
Adicción/compulsión
Distorsiones mentales
Oquedad (Apatia/depresión)
Codependencia:
definiría codependencia como una enfermedad que se caracteriza por una perdida de identidad. Ser codependiente significa haber perdido el contacto con nuestros sentimientos, deseos y necesidades. Veamos algunos ejemplos:
Pervilia escuchó a su novio hablar de sus problemas en el trabajo. Esa noche no pudo dormir por que estaba preocupada por sus problemas(de él ) en el trabajo. Siente los sentimientos ajenos más que los suyos propios.
Cuando la novia de Maximillian terminó con una relación de seis meses él se quería suicidar. Cree que su estima depende de que ella le quiera. Maximillian no tiene autoestima, la que se origina desde su interior; tiene la estima de los otros, y que depende de otra gente.
[...]
En todos los ejemplos anteriores encontramos gente que depende de algo externo para tener una identidad. Son ejemplos de personas que sufren codependencia.
Los sistemas familiares disfuncionales favorecen esta codependencia. Por ejemplo, todo el mundo en una familia de alcohólicos se vuelve codependiente del beber del alcohólico. Como la bebida amenaza de tal manera la vida de cada miembro de la familia, estos se adaptan estando en constante alerta, es decir, se vuelven hipervigilantes. Esta adaptación al estrés estaba destinada, por naturaleza, a ser un estado temporal, nunca crónico.
Con el tiempo, una persona que vive con el trastorno crónico del comportamiento alcohólico pierde el contacto con sus propias señales internas, es decir, con sus propios sentimientos, necesidades y deseos.
Los niños necesitan seguridad y buenos modelos emocionales para entender sus propias señales internas. También necesitan ayuda para separar sus sentimientos de sus pensamientos. Cuando el entorno familiar es violento (ya sea violencia química, emocional, física o sexual), el niño debe centrarse únicamente en lo exterior, y con el tiempo pierde la habilidad de generar autoestima desde el interior. Sin una vida interior sana uno tiene que exiliarse para intentar encontrar satisfacción en el exterior.
Esto es codependencia y es un síntoma del niño interno herido. Comportamientos codependientes indican que no se colmaron las necesidades de la infancia de la persona y, por tanto, esta no puede saber quién es.
miércoles, 5 de marzo de 2014
SLAA. ¿Qué es la adicción al sexo y al amor?
S.L.A.A.
considera que la adicción al sexo y al amor es una enfermedad, una enfermedad
progresiva que no desaparece pero que como muchas otras se puede “frenar”.
Puede manifestarse de diferentes formas—incluyendo (pero sin limitarse a ella)
una necesidad compulsiva de sexo, una dependencia enorme de una o varias
personas y/o una preocupación crónica por el amor romántico, el coqueteo o la
fantasía.
Existe un
patrón obsesivo/compulsivo sexual o emocional (o ambos a la vez), en el que las
relaciones o actividades sexuales amenazan cada vez más la carrera, la familia
y al respeto a sí mismo. Si no nos curamos de esta adicción, las consecuencias
que produce empeoran con el paso del tiempo. Antes de conocer S.L.A.A. muchos
de nosotros nos considerábamos marginados sociales, pervertidos o en el mejor
de los casos personas carentes de fuerza de voluntad. Otros creían que buscaban
aquello “que se merecían” o “a lo que tenían derecho”. Creían que tenían
derecho a la satisfacción de todos sus deseos.
La teoría de
S.L.A.A. es que los adictos al sexo y al amor pueden recuperarse si siguen un
programa sencillo que ha demostrado su eficacia en cientos de hombres y
mujeres.
martes, 4 de marzo de 2014
SLAA. ¿Qué es la dependencia sexual?
La
dependencia sexual puede implicar una variedad amplia de conductas. A veces un
adicto tiene problemas con una sola conducta o varias indeseadas. Un gran
número de adictos al sexo y al amor ha visto que su uso malsano del sexo y
romances les ha resultado un proceso progresivo. Puede que empezara con un
apego a la masturbación, la pornografía impresa o de internet, o con una
relación. Pero al pasar el tiempo, esto va en aumento, ha progresado para
incluir conductas cada vez más peligrosas.
La esencia
de toda dependencia es la experiencia del adicto de la total falta de control
sobre una conducta compulsiva, que le lleva a una vida no manejable, llena de
vacío, aislamiento, soledad, frustración, depresión, angustia, ansiedad,
conmiseración, ira, fantasías u obsesiones sexuales y románticas, pensamientos
de suicidio etc. El adicto no tiene control y siente vergüenza, dolor y odio hacia sí mismo. Puede que el adicto quiera parar, pero repetidas veces no logra
hacerlo. La falta de ser capaz de manejar su propia vida puede evidenciarse en
las consecuencias que sufren los adictos: relaciones perdidas, dificultades y
poco rendimiento en el trabajo, casa, escuela, familia, amigos etc. arrestos,
detenciones, problemas económicos, pérdida de interés en asuntos no sexuales,
falta de amor propio y un sentimiento de desesperación e inutilidad.
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