Para
aquellos de nosotros que hemos sobrevivido controlando y sometiéndonos, dejar
ir puede no resultar fácil. (Más allá de la codependencia).
En la
recuperación aprendemos que es importante identificar lo que queremos y
necesitamos. ¿Con qué nos deja este concepto? Con un paquete grande pero
claramente identificado de deseos y necesidades que actualmente no están
satisfechos. Nos hemos arriesgado a dejar de negar y a empezar a aceptar lo que
queremos y necesitamos. El problema es que ahí están, insatisfechos, los deseos
y necesidades. Esta posición puede ser frustrante, dolorosa, enojosa y, a
veces, productora de obsesión.
Después de
identificar nuestras necesidades hay un siguiente paso a seguir para satisfacer
nuestros deseos y necesidades. Este paso es una de las ironías de la recuperación.
El siguiente paso es dejar ir nuestros deseos y necesidades después de que
hemos seguido pasos concienzudos para identificarlos.
Los dejamos
ir, renunciamos a ellos, a nivel mental, emocional, espiritual y físico. A
veces, esto significa que necesitamos renunciar. No siempre es fácil llegar a
este lugar, pero generalmente es a donde necesitamos llegar.
Con qué
frecuencia he negado un deseo o una necesidad, y luego he seguido los pasos
para identificar mis necesidades, sólo para sentirme enojada, frustrada y
desafiada porque no tengo lo que quiero y no sé como conseguirlo. Si entonces
me embarco en un plan para controlar o influir en la consecución de ese deseo o
necesidad, por lo general empeoro las cosas. Buscar, tratar de controlar el
proceso, no funciona. He aprendido, para mi consternación, a dejarlos ir.
A veces
tengo que llegar al punto de decir: “No lo quiero. Me doy cuenta de que es
importante para mí, pero que no puedo controlar el hecho de obtenerlo en mi
vida. Ahora, ya no me importa si lo tengo o no. Voy a ser absolutamente feliz
sin eso y sin ninguna esperanza de conseguirlo, porque estar con la esperanza
de conseguirlo, me está volviendo loca, cuanta más esperanza tengo de
conseguirlo y trato de hacerlo más frustrada me siento porque no lo estoy
consiguiendo”.
No sé por
qué este proceso funciona de esta manera. Lo único que sé es cómo me funciona a
mí. No he encontrado otra alternativa al proceso de dejar ir.
A menudo
podemos obtener lo que deseamos y necesitamos, o algo mejor. Dejarlo ir es
parte de lo que hacemos para conseguirlo.
“Hoy lucharé
por dejar ir esos deseos y necesidades que me están provocando frustración. Los
pondré en mi lista de metas y luego lucharé por dejarlos ir. Confiaré en que
Dios traerá a mí los deseos de mi corazón, en el tiempo que Dios quiera y a su
manera”.