Y mi Dios
proveerá a todas vuestras necesidades con magnificencia, conforme a Su riqueza
en la gloria… (Filipenses 4:19).
Este
versículo me ha ayudado muchas veces. Me ha ayudado cuando me preguntaba de
dónde vendría mi siguiente amigo, un trocito de sabiduría, de conocimiento
interior o mi siguiente comida.
Todo lo que
necesite hoy me será provisto.
La gente,
los empleados, lo que tenemos a nuestra disposición inmediata, no son nuestra
fuente.
Hemos hecho
contacto con una Fuente Mayor, con una fuente de provisión infinita e
inmediata: Dios y Su universo.
Nuestra
tarea es permitirnos a nosotros mismos ponernos en armonía con nuestra Fuente.
Nuestra tarea es creer en, y mirar a, nuestra verdadera Fuente. Nuestra tarea
es liberar el miedo, el pensamiento negativo, las limitaciones y el pensamiento
de la escasa provisión.
Todo lo que
necesitamos nos será provisto. Que ésta se convierta en una respuesta natural a
todas las situaciones de abundancia y a todas las situaciones de necesidad.
Rechaza el
miedo. Rechaza las nociones de escasa provisión y de limitación. Permanece
abierto a la abundancia.
Aprecia la
necesidad porque ésta es parte de nuestra relación con Dios y con Su universo.
Dios ha planeado satisfacer todas nuestras necesidades, ha creado dentro de
nosotros la necesidad, para que Dios pueda proveer.
Ninguna
necesidad es demasiado pequeña o demasiado grande. Si a nosotros nos importa y
valoramos nuestra necesidad, Dios también lo hará.
Nuestra
parte es asumir la responsabilidad de ser dueños de la necesidad. Nuestra parte
es dar esa necesidad al universo. Nuestra parte es dejar ir, con fe. Nuestra
parte es darle permiso a Dios de satisfacer nuestras necesidades creyendo que
merecemos que se satisfagan nuestras necesidades y deseos.
Nuestra
parte es dar sanamente, no cuidando en exceso a los demás ni por un sentimiento
de culpa, de obligación o por codependencia, sino como resultado de una
relación sana con nosotros mismos, con Dios y con todas las creaciones de Dios.
Nuestra
parte es simplemente ser como somos y que nos encante serlo.
“Hoy
practicaré la creencia de que todas mis necesidades serán cubiertas hoy. Me pondré
en armonía con Dios y Su universo, sabiendo que yo cuento”.