FEBRERO 28
La sensación
que a menudo experimentamos las mujeres que amamos demasiado cuando nos
encontramos con hombres ¨buenos¨ es la del aburrimiento: no repican las
campanas, no estallan cohetes, no caen estrellas del cielo.
Ante la
ausencia de excitación nos sentimos desasosegadas, irritables y molestas, en un
estado de incomodidad general que clasificamos bajo el rótulo de aburrimiento.
Nuestras
habilidades para relacionarnos con los hombres están desarrolladas para el
desafío, no para disfrutar simplemente de la compañía de un hombre.
En
consecuencia, un hombre sólido, fiable, jovial y estable nos produce mucho
menos interés que el que sentimos ante hombres irresponsables, emocionalmente
distantes, inaccesibles o indiferentes.