domingo, 13 de abril de 2014

John Bradshaw. VOLVER A CASA. MI NOMBRE ES VERGÜENZA TÓXICA.

"Estaba ahí cuando fuiste concebido.
En la adrenalina de la vergüenza de tu madre.
Me sentiste en el fluido del vientre de tu madre.
Te encontré antes de que pudieses hablar.
Antes de que entendieras.
Antes de que tuvieras ningún tipo de conocimiento.
Te encontré cuando estabas aprendiendo a hablar.
Cuando estabas desprotegido y expuesto.
Cuando eras vulnerable e indigente.
Antes de que tuvieras ninguna barrera.
Mi nombre es vergüenza tóxica.

Te encontré cuando eras mágico.
Antes de que supieses que estaba allí.
Separé tu alma.
Te traspasé hasta el corazón.
Te traje sentimientos de imperfección y defectos.
Te traje sentimientos de desconfianza, fealdad,
estupidez, duda, inutilidad, inferioridad
e indignidad.
Te hice sentir diferente.
Te dije que había algo mal en ti.
Manche tu divinidad.
Mi nombre es vergüenza tóxica.

Existía antes que la conciencia,
Antes que la culpa.
Antes que la moralidad.
Soy la primera emoción.
Soy la voz interna que susurra palabras de condena.
Soy el estremecimiento interno que te recorre sin que
tengas ninguna preparación mental.
Mi nombre es vergüenza tóxica.

Vivo en secreto.
En las profundas riberas húmedas de la depresión
oscura y la desesperación.
Siempre aparezco furtivamente y te cojo desprevenido.
Vengo por la puerta trasera.
Sin ser invitado ni deseado.
El primero en llegar.
Estaba allí en el principio del tiempo.
Con Padre Adán, Madre Eva.
Hermano Caín.
Estaba en la Torre de Babel.
Y en la Matanza de los inocentes.
Mi nombre es vergüenza tóxica.

Provengo de progenitores “desvergonzados”,
del abandono, el ridículo, el abuso,
la negligencia, los sistemas perfeccionistas.
Estoy autorizado por la intensidad aterradora
de la furia de un padre.
Los comentarios crueles de los hermanos.
La burlona humillación de los otros niños.
El reflejo espantoso de los espejos.
La caricia que te deja helado y temblando.
La bofetada, el pellizco, la sacudida
que rompe la confianza.
Me intensifican.
Una cultura racista, sexista.
La condena justificada de los religiosos fanáticos.
Los miedos y presiones de la escuela.
La hipocresía de los políticos.
La vergüenza multigeneracional
de sistemas familiares disfuncionales.
Mi nombre es vergüenza tóxica.

Puedo transformar a una mujer, a un judío,
a una persona de color, a un homosexual,
a un oriental, a un precioso niño
En una puta, un perro judío, un negro,
un marica, un sucio amarillo, un cabrón egoísta.
Traigo un dolor que es crónico.
Un dolor que no se irá.
Soy el cazador que te acecha noche y día.
Cada día y en cada sitio.
No tengo fronteras.
Tratas de esconderte de mí.
Pero no puedes.
Porque vivo dentro de ti.
Te hago sentir desesperado.
Como si no hubiese salida.
Mi nombre es vergüenza tóxica.

Mi dolor es tan insoportable que debes
transmitirlo en forma de control,
perfeccionismo, desdén, críticas,
culpa envidia, juicios, poder y rabia.
Mi dolor es tan intenso
que debes ocultarme con adicciones,
roles inflexibles, escenificaciones,
y defensas inconscientes.
Mi dolor es tan intenso.
Que debes petrificarte y no sentirme más.
Te convencí de que me había ido
- que ya no existía-
sientes ausencia y vacío.
Mi nombre es vergüenza tóxica.

Soy la esencia de tu codependencia.
Estoy en banca rota espiritual.
La lógica del absurdo.
El impulso de la repetición.
Soy el crimen, la violencia, el incesto, la violación
Soy el agujero voraz que alimenta todas las adicciones
Soy la insaciabilidad y la codicia
Soy Ahabero el judío Errante
El Buque Fantasma de Wagner
El hombre clandestino de Dostoievski
El seductor de Kierkegaard
El Fausto de Goethe
Deformo el quien eres en qué haces y tienes
Asesino tu alma y te transmites por generaciones.
Mi nombre es vergüenza tóxica.

Esta meditación resume las formas en que tu niño maravilloso se hiere. La perdida de tu yoicidad es una bancarrota espiritual. El niño maravilloso queda abandonado y solo. Como escribió Alice Miller en Por tu propio bien, es peor que ser un superviviente de un campo de concentración.
Los presos maltratados en un campo de concentración... son libres internamente de odiar a sus perseguidores. La oportunidad de experimentar sus sentimientos, incluso de compartirlos con otros presos le evita tener que entregar su yo. Esta oportunidad no la tienen los niños. Estos no deben odiar a su padre... no pueden odiarlo... Temen perder el amor si lo hacen... Así los niños, a diferencia de los presos del campo de concentración, se enfrentan con un torturador al que aman.
El niño sigue viviendo en su tormento, sufriendo pasivamente o explotando de rabia, exteriorizando, interiorizando, proyectándose y expresándose de la única forma que sabe. Recuperar ese niño es el primer paso de nuestro viaje de vuelta a casa."


I AM IN RECOVERY. 12 STEP

Un método para dejar la adicción que ha demostrado su eficacia en todos los países del mundo y con los mas diversos tipos de adicciones, ...