viernes, 27 de septiembre de 2013

DÉCIMO PASO DE CODEPENDIENTES ANÓNIMOS. CODA.

DÉCIMO PASO.
“CONTINUAMOS HACIENDO NUESTRO INVENTARIO PERSONAL Y CUANDO NOS EQUIVOCAMOS INMEDIATAMENTE LO ADMITIMOS”.
Para el momento en que nos acercamos al décimo paso muchos de nosotros sentimos una sensación de logro. Habíamos empezado a desarrollar una relación con nuestro Poder Superior que podíamos entender. Habíamos aprendido mucho acerca de nuestra propia responsabilidad en nuestros problemas pasados. Nosotros descubrimos que podíamos compartir nuestros secretos más íntimos con otra persona. Y habíamos hecho algunas reparaciones, una acción que no habíamos imaginado como posible antes de empezar nuestra experiencia con los doce pasos. Estábamos agradecidos, aliviados, y sobre todo animados. Tal vez ahora, después de todo este trabajo, nuestras vidas realmente habrían de mejorar.
Fue entonces que nos dirigimos en dirección del décimo paso. Algunos de nosotros nos sentimos abrumados con el pensamiento de hacer el compromiso de un inventario continuo y con reparaciones y pudimos habernos atascado en el miedo y la negación, eliminando este paso sin siquiera habernos dado cuenta de ello. Aprendimos que lo que nosotros necesitábamos era algo de tiempo para reflexionar acerca de nuestro progreso espiritual y emocional en Codependientes Anónimos.
En el principio de nuestro tiempo en CoDA, muchos de nosotros nos habíamos sentido solos, confundidos, y aún avergonzados, preguntándonos por qué necesitábamos un programa si todo lo que queríamos era ayudar a otros, poder “manejar el espectáculo”, o pasar desapercibidos y perdernos en el fondo. Para muchos de nosotros el dolor que íbamos cargando era abrumador. Frecuentemente nos sentíamos desesperanzados con pocas posibilidades de escapar o renovarnos. Fue esta manera de pensar lo que nos embarco con el primer paso. Según el tiempo pasaba y trabajábamos los pasos nuestro acercamiento hacia el vivir cambió.
El mensaje en el décimo paso se hizo claro ¿Porqué detenernos ahora? Teníamos pruebas en lo personal de que el cambio era posible, no solo PARA aquellos que habían pasado antes que nosotros, para nosotros también. Justo como los pasos cuarto al noveno nos ofrecen la oportunidad de “limpiar” nuestro pasado, el décimo paso sería el medio para mantener un crecimiento espiritual continuado. Este se hizo nuestro compromiso para una rigurosa honestidad permanente.

CONTINUAMOS HACIENDO INVENTARIO PERSONAL.
Aquellos de nosotros que trabajamos el décimo paso descubrimos varias maneras de acercarnos a la primera porción del mismo. Muchos de nosotros trazamos una hoja de balance al final de cada día o semana, listando nuestros activos y pasivos.
La forma era simple, empezamos con lo que hicimos bien. Tal vez apoyamos nuestro propio sentido de valores al aceptar graciosamente un cumplido o pidiendo ayuda cuando la necesitamos. Si nosotros dejamos algún tiempo aparte para nosotros, solo para divertirnos o si evitamos dar un consejo no solicitado, lo apuntamos en nuestra columna de “activos”.
Cuando hicimos la lista de pasivos, tuvimos cuidado de examinar nuestros motivos en cada acto o evento que anotamos. ¿Estábamos actuando a causa del miedo, vergüenza, o dolor? O tal vez descubrimos algún defecto de carácter, alguno nuevo.
Hubo tiempos en que experimentamos confusión acerca de algo en nuestra hoja de balance. Cuando eso ocurrió, lo consultamos con nuestro padrino o algún otro amigo de CoDA.
Algunos de nosotros encontramos que el método de “verificar en el momento” podía ser de asistencia adicional. Utilizamos esto de diferentes maneras. Si llegamos a darnos cuenta de que estábamos cargando un miedo o un resentimiento, frecuentemente no quisimos esperar hasta que nuestro inventario regular tocara en tiempo para atender a ello. Tomarnos algo de tiempo en calma, tan pronto como era posible, para arreglar el incidentemenfocando la atención en nuestra propia responsabilidad, en nuestras propias reacciones y en nuestros propios sentimientos.
Algunas veces encontramos que podíamos usar este inventario de “verificar en el momento” en el medio de una situación difícil, escogiendo mentalmente una respuesta más sana de lo que el defecto de carácter hubiera permitido.
Hubo momentos en que nos estábamos sintiendo importunados por sentimientos de miedo, ira, dolor o vergüenza, sin una explicación clara. Durante estas situaciones nosotros pusimos los tres primeros pasos en
acción; reconocimos nuestra impotencia sobre esta condición y afirmamos nuestra creencia en que el poder de Dios nos traería un equilibrio. Entonces le pedimos a nuestro Poder Superior que nos revelara lo que necesitábamos saber acerca de la situación. Usualmente la respuesta vino y pudimos tomar cualquier acción que pensamos que podía ser apropiada. Si pareciera venir lentamente, pedíamos paciencia y fe.

… Y SI NOS EQUIVOCÁBAMOS INMEDIATAMENTE LO ADMITÍAMOS.

El décimo paso parecía sugerir que habíamos hecho algún progreso, que habíamos llegado a ser capaces de manejar nuestras vidas con más madurez, más de lo que habíamos creído posible. “cuando nos equivocamos”, nos recuerda que no todas las situaciones desagradables eran nuestra falta.
Sugería que podíamos cultivar la disposición de admitir nuestras equivocaciones cuando la falta era nuestra y también podíamos cultivar el valor para fijar límites cuando la falta pertenecía a otro.
Esta acción no vino con facilidad. Muchas veces buscamos excusas por nuestro comportamiento. En un intento de racionalizar o justificar nuestras acciones y motivos reconvirtieron en una defensa en contra de enfrentar la vergüenza que temíamos que nos haría aparecer como menos perfectos. “¡Yo no puedo por ningún motivo reconocer ante esa persona mis equivocaciones! ¡Eso me haría aparecer como un tonto”
Cuando volvimos a nuestros viejos patrones de codependencia fuimos animados a ser gentiles con nosotros mismos.
Las disciplinas que estábamos aprendiendo no eran fáciles y nuestras viejas habilidades de sobrevivencia eran difíciles de dejar atrás. Podíamos confortarnos a nosotros mismos con el conocimiento de que nuestra meta era “PROGRESO, NO PERFECCIÓN”.
Para muchos de nosotros admitir inmediatamente nuestras faltas parecía casi imposible. Cuando trabajamos los pasos octavo y noveno, tomamos el tiempo que sentíamos que necesitábamos para hacer una lista cuidadosa de aquellos con los que íbamos a hacer reparaciones. Con el fin de ganar alguna confianza, frecuentemente escogimos hacer reparaciones primero a la persona con la que nos sentíamos más seguros. Y las reparaciones más difíciles las programamos para después.
Habiendo terminado el noveno paso, nos encontramos a nosotros mismos con un reto aún más grande, encarar y admitir nuestras faltas de una manera oportuna en el momento en que se presentan.
Ya era suficientemente difícil reconocer nuestras faltas a otra persona sin vacilación, ¿pero qué había acerca de inmediatamente hacer reparaciones a nosotros mismos? ¿Cómo podíamos lograr mejor esta parte del décimo paso? Muchos de nosotros encontramos esa, una sugerencia difícil de recordar, mucho menos ponerla en acción.
Aprendimos a través de ensayo y error primero a admitir que no éramos todavía expertos en apoyarnos y en nutrirnos a nosotros mismos.
Muchos de nosotros necesitamos más práctica en definir y en aceptar nuestros límites. Para algunos de nosotros el simple hecho de dejar de reñirnos por cualquier error real o imaginario, grande o chico, sería una “reparación a nosotros mismos” muy grande.
En CoDA aprendimos a contra atacar nuestro propio auto abuso interiorizándonos, hablándonos a nosotros mismos con bondad. Por ejemplo, cuando nos notamos rumiando sobre nuestra imaginada falta de progreso en el programa, reflexionamos en lo que estábamos pensando, sintiendo y haciendo en el día de nuestra primera junta. Tal vez SI habíamos hecho algún progreso después de todo. Cuando nosotros reñíamos con nosotros mismos por no manejar las situaciones de una manera más efectiva, buscamos las maneras de dejar de atacarnos. Algunos pidieron a su Poder Superior que removiera el pensamiento negativo. Otros se pusieron a sí mismos límites de tiempo “ya has reñido contigo mismo durante cinco minutos completos, el tiempo se acabó por hoy ”.
Otro método que encontramos valioso en este proceso de “hacemos reparaciones” fue planear algo divertido. Tanta de nuestra vida había sido gastada en atender a otras personas, controlar a otros, que nuestros propios seres infantiles habían sido ignorados. Aun durante la recuperación, muchos de nosotros, con temor a la espontaneidad, manteníamos una actitud seria.
El décimo paso nos ofrecía una oportunidad para cambiar eso también.
Podíamos jugar en un juego de columpios, pararnos de cabeza, o hacernos caras al espejo. Sintiéndonos un poco incómodos ante la perspectiva de jugar, muchos de nosotros descubrimos que teníamos qué hacer un compromiso de divertirnos y de compartir esa diversión con otros. Nosotros hicimos esto para asegurarnos que realmente
llegaría a la acción. En lugar de pensar acerca de hacerlo.
Los resultados que obtuvimos al trabajar los doce pasos nunca dejaron de sorprendernos. En esos momentos en que el miedo, vergüenza y autocriticismo cesaron, descubrimos la libertad de nuestra recién encontrada vulnerabilidad. La vida tomó la expectativa de una gozosa y excitante aventura.
En este momento, yo vivo mi vida en una nueva manera. Mientras continuo abriendo mi corazón y mi mente, poco a poco, un día a la vez, yo revelo mi propia persona, reparo mis relaciones y toco a Dios.


Habiendo hecho el compromiso de hacer conciencia de nuestras acciones y de enderezar inmediatamente cualquier nueva transgresión, estuvimos listos para trabajar el undécimo paso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

I AM IN RECOVERY. 12 STEP

Un método para dejar la adicción que ha demostrado su eficacia en todos los países del mundo y con los mas diversos tipos de adicciones, ...