1 de abril
Póntelo
fácil.
Quizá tengas que empujar hacia adelante, pero no tienes que empujar tan
duro. Hazlo suavemente, en paz.
No vayas con
tanta prisa, en ningún día, a ninguna hora, en ninguna parte, en ningún momento
se te requiere que hagas mas de lo que puedas hacer en paz.
Las
conductas frenéticas y la urgencia no son la base para nuestra nueva forma de
vida.
No tengas
tanta prisa por comenzar. Empieza, pero no fuerces el comienzo si aun no es
tiempo. Los comienzos llegaran pronto.
Disfruta y
saborea lo de en medio, el meollo del asunto.
No tengas
mucha prisa por terminar. Quizá ya estés listo para hacerlo, pero disfruta de
los momentos finales. Entrégate completamente a esos momentos para que puedas
dar y recibir todo lo que contienen.
Deja que la
paz fluya en forma natural. Camina hacia adelante. Empieza. Sigue yendo hacia
adelante. Sin embargo, hazlo suavemente, en paz. !Aprecia cada momento!
“Hoy Dios
mio, Ayúdame a concentrarme en un ritmo tranquilo en vez de apurado. Seguiré
yendo hacia delante suave, no frenéticamente. Ayúdame a dejar ir mi necesidad
de estar ansioso, tenso Y apurado. Ayúdame a reemplazarla con la necesidad de
estar en paz y en armonía”.
2 de abril.
Enfrentémonos
a nuestro lado oscuro.
Sin miedo
hicimos un minucioso inventario moral de nosotros mismos. (Paso cuatro de
Alcohólicos Anónimos).
Para cuando
llegamos al paso cuarto de los Doce Pasos, ya estamos listos para enfrentarnos
a nuestro lado oscuro, el lado que nos impide amarnos a nosotros mismos y a los
demás, que los demás nos amen y que disfrutemos la vida.
El propósito
del paso cuatro no es el de hacernos sentir peor; nuestro propósito es empezar
a remover los bloqueos para la alegría y el amor. Buscamos los miedos, la ira,
las heridas y la vergüenza de los eventos del pasado, sentimientos enterrados
que pueden estar afectando nuestra vida hoy. Buscamos las creencias
subconscientes
acerca de
nosotros mismos y de los demás que puedan estar interfiriendo con la calidad de
nuestras relaciones.
Esas
creencias dicen: No soy digno de ser amado… Soy una carga para los que me
rodean…. No se puede confiar en la gente…. No se puede confiar en mí…. No
merezco ser feliz y tener éxito… La vida no vale la pena vivirla. Vemos
nuestras conductas y nuestros patrones con el objeto de discernir los que son
autodestructivos.
Con amor y
compasión para con nosotros mismos, tratamos de desenterrar todos nuestros
sentimientos de culpa –merecidos e inmerecidos- y exponerlos a la luz .
Llevamos a
cabo este examen sin miedo a lo que podamos encontrar, porque este escrutinio
del alma puede purificarnos y ayudarnos a sentirnos mejor con nosotros mismos
de lo que alguna vez soñamos que podría ser posible.
“Dios mío,
ayúdame a buscar los bloqueos y barreras dentro de mí mismo. Trae a mi mente
consciente lo que necesito saber, para que me pueda liberar de ello. Enséñame
lo que necesito saber acerca de mí mismo”.
3 de abril.
Aceptación
Ríndete al
momento. Remóntate sobre él, por todo lo que esto vale la pena. Lánzate sobre
él. Deja de resistirte.
Gran parte
de nuestra angustia se crea cuando nos estamos resistiendo. Es posible sentir
gran alivio, consuelo y cambio cuando aceptamos, cuando simplemente aceptamos.
Perdemos
nuestro tiempo, desperdiciamos nuestra energía y hacemos más difíciles las
cosas al resistir, reprimir y negar. El reprimir nuestros pensamientos no hará
que éstos desaparezcan. Reprimir un pensamiento ya formado no nos hará una
persona mejor. Piénsalo. Déja que se haga realidad. Luego, libérate de él. Un
pensamiento no es para siempre. Si no nos gusta, podemos pensar otro o
cambiarlo. Pero para hacerlo, debemos aceptar el primer pensamiento y
liberarnos de él.
La
resistencia y la represión no cambiará nada. Nos podrán en guerra con nuestros
pensamientos.
Nos hacemos
la vida más difícil al resistir y reprimir nuestros sentimientos. No importa
cuán oscuro, cuán incómodos, cuán injustificados, cuán sorprendentes, cuan
“inadecuados” consideremos que sean nuestros sentimientos, resistirnos y
reprimirlos no nos librara de ellos. Hacerlo los empeorara. Se moverán como
torbellino en nuestro interior, nos atormentaran, nos enfermaran, harán que nos
duela el cuerpo, nos obligaran a hacer cosas compulsivas, nos mantendrán
despiertos o nos podrán a dormir.
En el análisis
final lo único que se nos pide hacer es aceptar nuestros sentimientos
sintiéndonos y diciendo: “Si, esto es lo que siento”.
Los
sentimientos son para el momento presente. Entre mas rápido aceptemos un
sentimiento, mas pronto nos moveremos al siguiente.
Resistir o
reprimir pensamientos o sentimientos no nos hará cambiar ni convertirnos en la
persona que queremos ser o que pensamos que deberíamos ser. Nos pone en
resistencia a la realidad. Nos hace reprimidos. A veces nos deprime.
Resistirnos
a los eventos o a las circunstancias de nuestra vida no cambia las cosas, no
importa qué indeseables puedan ser los eventos o las circunstancias.
La
aceptación nos convierte en la persona que somos y que queremos ser. La
aceptación les da poder a los eventos y a las circunstancias para que se
conviertan en lo mejor.
¿Qué hacemos
si estamos resistiéndonos en una guerra sin cuartel contra alguna realidad en
nuestra vida? Aceptar nuestra resistencia puede ayudarnos, también, a
superarla. Aceptación no significa que estemos dando nuestra aprobación. No
significa que nos sometamos a la voluntad y a los planes de otro. No significa
compromiso. No es para siempre. Es para el momento presente. La aceptación no
hace las cosas más difíciles. Las hace
más fáciles.
La aceptación no significa que aceptemos el abuso o el maltrato; no significa
que renunciemos a nosotros mismos, a nuestros límites, esperanza, sueños,
deseos o necesidades. Significa que aceptemos lo que es, para que sepamos qué
hacer para cuidar de nosotros mismos y qué límites necesitamos fijar. Significa
que aceptamos lo que hay, y quienes somos, en el momento presente, para que
estemos libres de cambiar y de crecer.
La
aceptación y el sometimiento nos lleva hacia delante en este viaje. La fuerza
no funciona.
La
aceptación y el sometimiento, dos conceptos que lastiman más antes de
practicarlos.
“Hoy
practicaré aceptarme a mí mismo y a mis circunstancias actuales. Empezaré a ver
y a confiar en la magia que la aceptación puede traer a mi vida y a mi
recuperación”.
4 de abril
Negocia los conflictos
La
recuperación trata de algo más que de alejarse. A veces significa aprender a
quedarse y a hacer un trato. Trata acerca de construir y mantener relaciones
que funcionan. (Más allá de la codependencia).
Los
problemas y los conflictos son parte de la vida y de las relaciones con los
amigos, los familiares, los seres amados y en el trabajo. La solución de
problemas y la negación de conflictos son destrezas que podemos adquirir y
mejorar con el tiempo.
El no estar
dispuestos a acatar y resolver problemas en las relaciones conlleva a
sentimientos no resueltos de ira y victimización, a ruptura en las relaciones,
a problemas no resueltos y a juegos de poder que intensifican el problema y
desperdician tiempo y energía. No estar dispuestos a encarar y a solucionar
problemas significa que podemos volver a tener ese problema.
Algunos
problemas con la gente no se pueden solucionar de una forma mutuamente
satisfactoria. A veces, el problema es acerca de un límite que tenemos, y ahí
no cabe el negociar. En ese caso necesitamos entender claramente lo que
queremos y necesitamos y cuál es nuestra última palabra.
Sin embargo,
algunos problemas con la gente se pueden resolver y negociar
satisfactoriamente. A menudo hay opciones que funcionan para solucionar
problemas que ni siquiera vemos hasta que nos abrimos al concepto de resolver
los problemas dentro de nuestras relaciones, en vez de huir de los problemas.
Para
negociar los problemas, debemos estar dispuestos a identificar el problema,
dejar ir la vergüenza y el echar culpas y concentrarnos en posibles soluciones
creativas. Para negociar y resolver con éxito los problemas en nuestras
relaciones, debemos saber cuál es nuestra última palabra y cuáles son nuestros
límites para no perder tiempo tratando de negociar cosas que no son
negociables.
Necesitamos
aprender a identificar lo que las dos personas realmente quieren y necesitan, y
las diferentes posibilidades que existen para resolver el conflicto. Podemos
aprender a ser flexibles sin ser demasiado flexibles. Las relaciones de
intimidad, donde hay un compromiso, significan que dos personas están
aprendiendo a solucionar juntas sus problemas y conflictos para que esa
solución funcione de la manera mas conveniente para ambos.
“Hoy estaré
abierto a negociar los conflictos que tengo con la gente. Luchare por lograr el
equilibrio sin ser demasiado sumiso o demasiado exigente. Luchare por lograr
una flexibilidad adecuada en mis esfuerzos
para
resolver problemas”.
5 de abril
Desapeguémonos
con amor.
El desapego
es una de las claves en la recuperación de la codependencia. Este fortalece
nuestras relaciones sanas, aquellas que queremos que crezcan y florezcan.
Beneficia nuestras relaciones difíciles, ésas que estamos aprendiendo a
manejar. ¡El desapego nos ayuda!.
El desapego
no es algo que hacemos una sola vez. Es una conducta cotidiana en nuestra
recuperación. La aprendemos cuando estamos empezando nuestra recuperación de la
codependencia y de cuestiones de hijos adultos de alcohólicos. Y seguimos
practicándola a medida que crecemos y cambiamos, y a medida que nuestras
relaciones crecen y cambian.
Aprendemos a
dejar ir a la gente que amamos, a la gente que nos cae bien, y a aquellas que
no nos interesan particularmente. Nos separamos nosotros mismos, y a nuestro
proceso, de los otros y sus procesos.
Renunciamos
a llevar las riendas y a nuestra necesidad de control en nuestras relaciones.
Asumimos la responsabilidad para con nosotros y permitimos que los demás hagan
lo mismo. Nos desapegamos en el entendimiento de que la vida se está
desarrollando exactamente como se necesita desarrollar, tanto para nosotros
mismos como para los demás. La manera como la vida se desenvuelve es buena, aun
cuando duela. Y en último término, podemos beneficiarnos hasta de las situaciones
más difíciles. Hacemos esto en el entendimiento de que está a cargo de ello un
Poder que es superior a nosotros y de que todo está bien.
“Hoy
aplicaré el concepto del desapego en mis relaciones, al máximo de mi capacidad.
Si no puedo desapegarme completamente, trataré de hacerlo a medias”.
6 de abril
Paciencia
Qué hartos y
fastidiados nos sentimos cuando la gente nos dice que seamos pacientes o que
aprendamos a tener paciencia. Cuán frustrante puede ser querer tener finalmente
algo, o ir hacia delante, y que luego eso no suceda.
Qué
irritante que alguien nos diga que esperemos cuando nuestras necesidades no han
sido satisfechas y nosotros estamos en medio de la ansiedad, de la frustración
y de la inacción. No confundas la sugerencia de ser paciente con aquella vieja
regla de no tener sentimientos.
¡Ser
paciente no significa que atravesamos el proceso a veces abrumador de la vida y
de la recuperación sin experimentar sentimientos! Siente la frustración. Siente
la impaciencia. Enójate cuanto sea necesario porque tus necesidades no están
satisfechas. Siente tu miedo.¡Controlar tus sentimientos no hará que controles
el proceso!Descubrimos la paciencia sometiéndonos a nuestros sentimientos.
A la
paciencia no se le puede forzar. Es un don que sigue de cerca a la aceptación y
a la gratitud. Cuando manejemos nuestros sentimientos para aceptar totalmente
lo que somos y lo que tenemos, estaremos listos para ser y tener más.
“Hoy me
dejaré experimentar mis sentimientos mientras practico la paciencia”.
7 de abril
Aquellos
sentimientos de los viejos tiempos.
Todavía
tengo días malos. Pero está bien. Antes solía tener años malos. (Anónimo).
A veces se
cuelan esos viejos sentimientos. Podemos sentirnos temerosos, avergonzados y
desesperanzados. Podemos no sentirnos tan buenos, indignos de ser amados,
victimados, desamparados y resentidos. Eso es “codependencia”, un estado que
algunos describen como “enfermedad del alma”.
Muchos de
nosotros nos sentíamos asi cuando empezamos la recuperación. En ocasiones
recaemos en esos sentimientos luego de haber comenzado la recuperación. A veces
hay una razón para ello. Un evento puede disparar estas reacciones, como
terminar una relación, el estrés, problemas en el trabajo, en la casa o con los
amigos. También la enfermedad física.
Finalmente,
estos sentimientos regresan sin motivo.
Volver a
sentir esos viejos sentimientos no significa que hayamos regresado al primer
peldaño de nuestra recuperación. No significa que hayamos fracasado en nuestra
recuperación. No significa que ahora nos toque una larga, dolorosa sesión de
sentirnos fatal. Simplemente están ahí.
La solución
es la misma: practicar lo básico. Algo de lo básico es amarnos y confiar en
nosotros mismos, desapegarnos, manejar los sentimientos, dar y recibir apoyo en
la comunidad de recuperación, usar nuestras afirmaciones y divertirnos.
Otro aspecto
básico es practicar los pasos. A menudo, el trabajar los Pasos es lo que nos da
la fuerza y nos capacita para practicar los otros aspectos básicos, tales como
el desapego y el amor a uno mismo.
Si regresan
los viejos sentimientos, da por seguro que hay una forma de salir de ellos que
funcionará.
“Hoy si me
encuentro en el oscuro abismo de la codependencia, practicaré un paso para
ayudarme a salir de él”.
8 de abril
Cuidado de
uno mismo.
Yo no sé qué es precisamente lo que necesites hacer para cuidar de
ti mismo, pero sí sé que lo puedes averiguar. (Más Allá de la Codependencia).
Descansa
cuando estés cansado. Toma un vaso de agua fría cuando tengas sed. Llama a un
amigo a amiga cuando te sientas solo. Pídele ayuda a Dios cuando te sientas
abrumado.
Muchos de
nosotros hemos aprendido a privarnos de muchas cosas y a descuidarnos a
nosotros mismos. Muchos de nosotros hemos aprendido a esforzarnos duro, cuando
el problema está en que ya nos hemos esforzado demasiado.
Muchos de
nosotros tememos no terminar el trabajo si descansamos cuando nos sentimos
cansados. Terminaremos el trabajo; lo terminaremos mejor que el trabajo que
surge cuando estamos cansados del alma y del espíritu. La gente que se mima,
que se prodiga cuidados, que se ama a si misma y se cuida, es el deleite del
universo. Esta gente va a su ritmo, es eficiente y cuenta con la guía divina.
“Hoy
practicaré el amoroso cuidado de mí mismo”.
9 de abril
Dar
Aprender a
dar sanamente puede ser un reto. Muchos de nosotros nos embarcamos en dar de
forma compulsiva, actos caritativos motivados por sentimientos no caritativos
de culpa, vergüenza, obligación, lastima y superioridad moral.
Ahora
entendemos que ser nanas de los demás y dar en forma compulsiva no funciona.
Nos sale el tiro por la culata.
Cuidar
desmedidamente a los demás hace que nos sigamos sintiendo victimas.
Muchos de
nosotros dimos demasiado, pensando que estábamos haciendo bien las cosas; y
luego nos confundimos porque nuestra vida y nuestras relaciones no estaban
funcionando. Muchos de nosotros dimos tanto y durante tanto tiempo, pensando
que estábamos haciendo la voluntad de Dios, que luego en la recuperación nos
negamos a dar, a querer o a amar durante un tiempo.
Eso está
bien. Tal vez necesitábamos un descanso. Pero dar sanamente es parte de vivir
sanamente. La meta en la recuperación es el equilibrio, una actitud solicitada
motivada por un verdadero deseo de dar, con una actitud subyacente de respeto
hacia nosotros mismos y hacia los demás.
La meta en
la recuperación es elegir lo que queremos dar, a quién, cuándo y cuánto. La
meta en la recuperación es dar y no sentirnos victimados porque damos.
¿Estamos
dando porque queremos hacerlo o porque es nuestra responsabilidad? ¿O estamos
dando porque nos sentimos obligados, avergonzados o superiores? ¿Estamos dando
porque nos da miedo a decir no?
¿Resultan
útiles las maneras como tratamos de ayudar a la gente, o le impiden a los demás
afrontar sus verdaderas responsabilidades?
¿Estamos
dando para caerle bien a la gente o para que se sienta obligada hacia nosotros?
¿Estamos dando para probar que somos valiosos? ¿O estamos dando porque queremos
dar y porque nos sentimos bien al hacerlo?
La
recuperación incluye un ciclo de dar y recibir. Mantiene una sana energía
fluyendo entre nosotros, nuestro Poder Superior y los demás. Aprender a dar de
manera sana lleva su tiempo. Se lleva su tiempo aprender a recibir. Sé
paciente. El equilibrio vendrá.
“Díos mío,
por favor guía hoy mis motivos para dar”
10 de abril
No usemos a
los demás para detener nuestro dolor.
Nuestra
felicidad no es un regalo que otra persona lleve en sus manos. Nuestro
bienestar no lo guarda otro que nos lo da o nos lo quita a capricho. Si salimos
y tratamos de forzar a alguien a que nos dé lo que creemos que guarda, nos
decepcionaremos. Descubriremos que eso es una ilusión. La persona no lo tenía.
Nunca lo tendrá. Esa caja bellamente envuelta con un listón que creíamos que
contenía nuestra felicidad y que alguien llevaba en sus manos, ¡es una ilusión!
En aquellos
momentos en que estamos tratando de salir y de forzar a alguien a que cese
nuestro dolor y cree nuestra felicidad, si nos armamos de valor para dejar de
andar por ahí azotándonos y nos ponemos de pie y manejamos nuestros asuntos,
encontraremos nuestra felicidad.
Es cierto
que si alguien nos pisa el pie, esa persona nos está lastimando y por lo tanto
tiene el poder de hacer que cese nuestro dolor quitando su pie de encima. Pero
el dolor sigue siendo nuestro.
Y también lo
es la responsabilidad de decirle a alguien que deje de pisarnos los pies.
La curación
vendrá cuando estemos conscientes de cómo intentamos utilizar a los demás para
que hagan cesar nuestro dolor y creen nuestra felicidad. Nos curaremos del
pasado. Recibiremos percepciones que pueden cambiar el curso de nuestras
relaciones.
Veremos que,
todo el tiempo, nuestra felicidad y nuestro bienestar han estado en nuestras
manos. Nosotros hemos guardado esa caja. A nosotros nos toca abrirla y tener el
contenido.
“Dios mío,
ayúdame a recordar que yo tengo la llave de mi propia felicidad. Dame el valor
para ponerme de pie y lidiar con mis propios sentimientos. Dame las
percepciones que necesito para mejorar mis relaciones. Ayúdame a dejar de
bailar el baile codependiente y a empezar a bailar el baile de la recuperación”.
11 de abril
Metas económicas.
Al asumir la
responsabilidad de nuestras cuestiones económicas mejorará nuestra autoestima y
disminuirá nuestra ansiedad.
Cada uno de
nosotros, hoy, tiene una serie de circunstancias económicas. Tenemos disponible
cierta cantidad de dinero, y dinero por cobrar que se nos debe. Tenemos un
montón de cuentas que debemos pagar. Tenemos que pagar impuestos. Esas son
nuestras circunstancias económicas actuales. No importa cuáles sean los
detalles de las mismas, la aceptación, la gratitud y la autorresponsabilidad
disminuirán el estrés.
Cada uno de
nosotros, hoy, tiene un futuro económico. Hay pocos aspectos futuros de nuestra
vida que podemos controlar, pero un papel que podemos jugar para ayudar a
nuestro futuro es fijar metas.
No tenemos
por qué obsesionarnos acerca de nuestras metas.
No tenemos
que estar vigilando y marcando constantemente nuestro progreso hacia su
consecución. Pero es beneficioso pensar acerca de nuestras metas y escribirlas.
¿Qué queremos que suceda en nuestro futuro económico? ¿Qué problemas financieros
nos gustaría resolver? ¿De qué cuentas por pagar nos gustaría deshacernos?
¿Cuánto te gustaría estar ganando a fines de este año? ¿A fines del año
próximo? ¿Dentro de cinco años?
¿Estamos
dispuestos a trabajar por nuestras metas y a confiar que nuestro Poder Superior
nos guía?
Paga tus
cuentas a tiempo. Ponte en contacto con tus acreedores. Llega a un arreglo con
ellos. Haz hoy lo mejor que puedas para asumir tus responsabilidades
económicas. Fija metas para el futuro. Luego, olvídate del dinero y concéntrate
en vivir. Asumir la responsabilidad de nuestros asuntos financieros no
significa concentrar nuestra atención en el dinero. Asumir la responsabilidad
de nuestra economía nos capacita para quitar nuestra atención del dinero. Nos
libera para cumplir con nuestro trabajo y vivir la vida que queremos.
Merecemos
tener la autoestima y la paz que acompaña a la responsabilidad económica.
“Hoy me
tomaré el tiempo necesario para ser responsable de mí mismo en el aspecto
económico. Si es tiempo de pagar mis cuentas pendientes y hablar con mis
acreedores, lo haré. Si es tiempo de fijar metas, las fijaré. Una vez haya
hecho mi parte, me olvidaré del resto”.
Dejar ir el
miedo
Imagínate
nadando –flotando- plácidamente en un suave arroyo. Lo único que necesitas
hacer es respirar, relajarte y dejarte ir con la corriente. Súbitamente, te
vuelves consciente de tu situación. Asustado, abrumado con los “¿qué tal si…?”,
tu cuerpo se tensa. Empieza a chapotear, buscando frenéticamente algo de dónde
asirte.
Te da tanto
pánico que empiezas a hundirte. Y luego te acuerdas, estás trabajando muy duro
en esto. No necesitas llenarte de pánico. Lo único que necesitas es respirar,
relajarte y dejarte ir con la corriente. No te ahogarás. El pánico es nuestro
gran enemigo.
No es
necesario que nos sintamos desesperados. Si aparecen en nuestra vida problemas
abrumadores, necesitamos dejar de luchar. Podemos chapotear un poco hasta que
vuelva nuestro equilibrio. Luego podemos seguir flotando plácidamente en el
suave arroyo. Es nuestro arroyo. Es un arroyo seguro. Nuestro rumbo ha sido
trazado. Todo está bien.
“Hoy me
relajaré, respiraré y me dejare ir con la corriente”.
Disfrute.
Una de las
prohibiciones que muchos de nosotros aprendimos en la niñez es la tácita regla
“No te diviertas ni disfrutes de la vida”. Esta regla crea mártires, gente que
no se permite aceptar los placeres de la vida cotidiana.
Muchos de
nosotros asociábamos el sufrimiento con alguna especie de santidad. Ahora, lo
asociamos con la codependencia. Podemos ir viviendo el día haciéndonos sentir
ansiosos, culpables, desgraciados y privados. O podemos permitirnos vivir ese
mismo día sintiéndonos bien. En la recuperación, eventualmente aprendemos que
la elección es nuestra.
Hay mucho de
qué disfrutar cada día, y está bien sentirse bien. Podemos permitirnos
disfrutar nuestras tareas. Podemos aprender a relajarnos sin sentimientos de
culpa. Podemos aprender incluso a divertirnos.
Trabaja para
aprender a divertirte. Aplícate con dedicación a aprender a disfrutar. Trabaja
tan duro para aprender a divertirte como lo hiciste para sentirte desgraciado.
Nuestro
trabajo se verá recompensado. Lo divertido se volverá divertido. La vida se
convertirá en algo que vale la pena vivir. Y cada día encontraremos muchos
placeres que disfrutar.
“Hoy me
permitiré disfrutar de la vida al ir viviendo el día”.
14 de abril.
Perfeccionismo
Recuperarse
de la Codependencia es un proceso individual en el que es necesario cometer
errores, luchar contra problemas y encarar asuntos difíciles.
Esperar que
seamos perfectos retarda este proceso, nos pone en un estado de ansiedad y
culpa. Esperar que los otros sean perfectos es igualmente destructivo; hace que
los demás se sientan avergonzados y puede interferir con su estado emocional.
La gente es humana y vulnerable, y eso es maravilloso. Podemos aceptar esa idea
y apreciarla. Esperar que los demás sean perfectos nos pone en ese estado
codependiente de superioridad moral. Esperar que nosotros seamos perfectos nos
hace sentir rígidos e inferiores. ¡¡¡ Podemos dejar ir ambas ideas !!!.
Pero no es
necesario que nos vayamos al otro extremo, tolerando cualquier cosa que la
gente nos aviente. Podemos seguir esperando una conducta adecuada, responsable
por parte nuestra. Pero la mayoría de nosotros podemos darnos el lujo de
aflojar un poquito. Y cuando dejamos de esperar que los demás sean perfectos,
quizá descubramos que están actuando bastante mejor de lo que habíamos pensado.
Cuando dejamos de esperar la perfección en nosotros mismos, descubriremos la belleza
en nosotros mismos.
“Hoy
practicaré la tolerancia, la aceptación y el amor hacia los demás tal como son,
y a hacia mi tal como soy. Luchare por lograr un equilibrio entre esperar
demasiado y esperar demasiado poco de los demás y de mi mismo”.
15 de abril
Comunicación.
Parte de
adueñarnos de nuestro poder está en aprender a comunicarnos en forma clara,
directa y asertiva. No tenemos que dar grandes rodeos en nuestra conversación
para controlar las reacciones de los demás. Los comentarios que infunden
sentimientos de culpa únicamente producen culpa. No tenemos que arreglar o
cuidar a la gente con nuestras palabras; tampoco podemos esperar que otros nos
cuiden con sus palabras. Podemos conformarnos con que nos escuchen y acepten. Y
podemos escuchar respetuosamente lo que los demás tienen que decir.
Insinuar lo
que necesitamos no funciona. Los demás no pueden leernos el pensamiento y es
probable que resientan nuestras indirectas. La mejor manera de asumir
responsabilidad de lo que queremos es pedirlo directamente. Y también podemos
insistir en que los otros sean directos. Si necesitamos decir “no” a una
petición particular, podemos hacerlo. Si alguien está tratando de controlarnos
a través de una conversación, podemos rehusarnos a participar.
Reconocer
directamente sentimientos, tales como la decepción o la ira, en vez de hacer
que los otros adivinen nuestros sentimientos oque éstos afloren de otras
maneras, es parte de la comunicación responsable. Si no sabemos lo que queremos
decir, también podemos decirlo.
Podemos
pedir información y utilizar las palabras para establecer un contacto más
cercano, pero no tenemos que escuchar insensateces, ni participar en ellas.
Podemos decir lo que queremos y detenernos cuando hayamos acabado.
“Hoy me
comunicaré en forma clara y directa en mis conversaciones con los demás. Me
esforzaré por evitar comentarios manipuladores, indirectos, que produzcan
sentimientos de culpa. Puedo tener tacto y ser suave cuando sea posible. Y
puedo ser asertivo si es necesario”.
16 de abril
Deja que
sucedan las cosas
No tenemos
que trabajar tan duro por lograr conocernos a nosotros mismos. Sí, estamos
aprendiendo que ocurren cosas dolorosas y decepcionantes, a menudo por una
razón y por un propósito superior. Sí, estas cosas a veces suceden para nuestro
bien. Pero no tenemos que gastar tanto tiempo y energía imaginando el propósito
y el plan de cada detalle de nuestra vida. ¡Eso es hipervigilancia!
A veces, el
coche no arranca. A veces se descompone la lavadora de platos. A veces pescamos
un resfriado. A veces se nos acaba el agua caliente. A veces tenemos un mal
día. Aunque ayuda el lograr aceptación y gratitud por estas molestias
irritantes, no tenemos que procesar todo y descubrir si todo está dentro del
esquema de cosas.
Soluciona el
problema. Repara el coche. Arregla la lavadora de platos. Cuídate el resfriado.
Espera a darte la ducha hasta que haya agua caliente. Consiéntete si estás
teniendo un mal día. Cumple con tus responsabilidades ¡y no te tomes todo en
forma tan personal! Si necesitamos reconocer algo dentro de nosotros mismos o
hacernos conscientes de algo en particular, se nos guiará en esa dirección.
Ciertamente
queremos estar atentos a los patrones de conducta. Pero con frecuencia, las
grandes explicaciones acerca de uno mismo y el procesamiento de cosas significativas
es algo que ocurre en forma natural.
No tenemos
que cuestionar cada suceso para ver cómo encaja dentro del Plan. El Plan -la
toma de conciencia, la explicación de nuestra conducta, el potencial para el
crecimiento personal- se nos revelará solo. Tal vez la lección sea aprender a
solucionar nuestros problemas sin saber siempre su significado. Quizá la
lección sea confiar en nosotros mismos para vivir y experimentar la vida.
“Hoy dejaré
que sucedan las cosas sin preocuparme acerca del significado de cada evento.
Confiaré en que esto promoverá mi desarrollo más rápido que si fuera por la
vida llevando un microscopio. Confiaré en que mis lecciones se me revelaran
solas a su debido tiempo”.
Cuidemos de
nosotros mismos
Con
frecuencia nos referimos a la recuperación de la codependencia y de ser hijos
adultos de alcohólicos con el término “autocuidado”. El cuidado de uno mismo no
es, como algunos pudieran pensar, una moda de la “generación yo”. No es
autoindulgencia. No es egoísmo, en la interpretación negativa de esa palabra.
Estamos
aprendiendo a cuidar de nosotros mismos, en vez de concentrarnos obsesivamente
en otra persona. Estamos aprendiendo la autoresponsabilidad, en vez de
sentirnos excesivamente responsables de los demás.
Cuidarse a
uno mismo significa también cumplir con nuestras verdaderas responsabilidades
hacia los otros; y esto lo
hacemos
mejor cuando no nos sentimos demasiado responsables.
Cuidarse a
uno mismo a veces significa “yo primero” , pero por lo general, significa “yo
también”. Significa que somos responsables de nosotros mismos y que podemos
escoger ya no seguir siendo victimas.
Cuidarse a
uno mismo significa aprender a amar a la persona de la que somos responsables:
nosotros mismos. No lo hacemos para invernar dentro de un capullo de
aislamiento y autoindulgencia; lo hacemos para poder amar mejor a los demás y
para aprender a dejar que ellos nos amen.
Cuidarse a
uno mismo no es egoísmo, es autoestima.
“Hoy, Dios
mío, ayúdame a amarme a mí mismo. Ayúdame a dejar ir la sensación de que soy
excesivamente responsable de los que me rodean. Enséñame qué necesito hacer
para cuidarme a mí mismo y para ser adecuadamente responsable hacia los demás”.
18 de abril.
Libertad.
Muchos de
nosotros fuimos oprimidos y victimados cuando niños. Ya de adultos, podemos
seguir sintiéndonos oprimidos.
Algunos de
nosotros no reconocemos que cuidar excesivamente a los demás y no fijar límites
nos hará sentirnos victimados.
Algunos de
nosotros no entendemos que pensar que somos víctimas nos hace sentir oprimidos.
Algunos de
nosotros no sabemos que tenemos la llave de nuestra propia libertad. Esa llave
está en honrarnos a nosotros mismos y cuidar de nosotros mismos.
Podemos
decir lo que queremos y querer lo que decimos.
Podemos
dejar de esperar que los demás nos den lo que necesitamos y asumir la
responsabilidad que tenemos para con nosotros mismos. Cuando lo hagamos, se
abrirán de par en par las puertas de la libertad. Pasa por ellas.
“Hoy
comprenderé que yo tengo la llave de mi libertad. Dejaré de participar en mi
opresión y mi victimización. Asumiré la responsabilidad que tengo para conmigo
mismo y dejaré que los otros hagan lo que quieran”.
19 de abril
Acepta el
cambio
Los vientos
de cambios soplan en nuestra vida, a veces suavemente, a veces como una
tormenta tropical. Sí, tenemos lugares de descanso, tiempo para ajustarnos a
otro nivel de vida, tiempo para lograr nuestro equilibrio, tiempo para
disfrutar las recompensas. Tenemos tiempo para tomar un respiro. Sin embargo,
el cambio es inevitable y deseable.
A veces,
cuando empiezan a susurrar los vientos del cambio, no estamos seguros si el
cambio es para mejorar. Podremos llamarlo estrés o un estado temporal, seguros
de que volveremos a la normalidad. A veces nos resistimos, agachamos la cabeza
y damos de topes al viento, con la esperanza de que las cosas pronto se calmen
y vuelvan a ser como eran.
¿Sera
posible que se nos este preparando para una nueva “normalidad”?.
El cambio
barrera nuestra vida, como sea necesario, para llevarnos a donde estamos yendo.
Podemos confiar en que nuestro Poder Superior tiene en mente un plan, aun
cuando no sepamos a donde nos conducen los cambios.
Podemos
confiar en que el cambio que esta teniendo lugar es bueno. Los vientos nos
llevaran a donde necesitemos ir.
” Hoy,
ayúdame, Dios mio a dejar ir mi resistencia al cambio. Ayúdame a estar abierto
al proceso. Ayúdame a creer que el lugar en que me dejara sera mejor que el
lugar donde me levanto. Ayúdame a someterme, a confiar y a aceptar, aunque no
lo comprenda”.
20 de abril
Tiempos
limite
No sé si
quiero estar en esta relación o terminar con ella. He estado batallando con
esto durante meses. No es adecuado que le dé largas indefinidamente. Me daré
dos meses para tomar una decisión. (Anónimo)
Ya hace seis
meses que tengo en la cabeza este problema sin resolver. Estoy confundido. No
sé qué hacer. Me voy a dar un mes para llegar a una solución. (Anónimo)
A veces,
ayuda el fijarse un tiempo límite. Esto puede ser cierto cuando enfrentamos
problemas no resueltos, cuando estamos batallando con una decisión difícil,
cuando hemos estado sentados en el banquillo un buen rato, o cuando nos hemos
estado debatiendo en confusión durante un tiempo acerca de un asunto en
particular.
Eso no
significa un tiempo límite esculpido en piedra. Significa que estamos
estableciendo un espacio de tiempo para ayudarnos a no sentirnos tan impotentes
y para ayudarnos a encontrar una solución.
Fijar un
tiempo límite puede liberar nuestra energía para hacer a un lado el problema o
el asunto, para dejarlo ir y permitir que el universo, nuestro Poder Superior y
nosotros mismos empecemos llegar a una solución.
No
necesitamos decirle siempre a la gente que hemos fijado un tiempo límite. A
veces, es mejor quedarse callado, pues de otra forma la gente puede sentir que
estamos tratando de controlarla y puede rebelarse contra nuestro tiempo límite.
A veces, es apropiado compartir con los demás que hemos establecido un tiempo
límite.
Los tiempos
límites son, primordialmente, una herramienta que usamos para ayudarnos. [Los
tiempos límite] necesitan ser razonables y apropiados para cada situación
individual. Si se usan adecuadamente, pueden ser una herramienta benéfica para
ayudarnos a superar problemas y situaciones difíciles sin sentirnos atrapados e
impotentes. Nos pueden ayudar a dejar ir el miedo y la obsesión, para que
podamos concentrar nuestras energías en direcciones más constructivas. Establecer
un tiempo límite nos puede ayudar a quitarnos de ese lugar incómodo en el que
nos sentimos victimados por una persona o por un problema que no podemos
resolver.
Los tiempos
límite nos pueden ayudar a desapegarnos y seguir adelante.
“Hoy consideraré
si sería útil fijar un tiempo límite en algún aspecto de mi vida. Reclamo la
Sabiduría y la Guía Divinas para establecer tiempos límite adecuados para
cualquier problema o cuestiones relacionadas con mis relaciones que pudiera
tener”.
21 de abril
Espera
Espera. Si
no es tiempo, si el cambio no está claro, si la respuesta o la decisión no son
consistentes, espera.
Podemos
sentir una sensación de urgencia. Podemos querer resolver el asunto haciendo
algo, lo que sea, ahora, pero esa acción no es la que mejor nos conviene.
Es difícil
vivir con confusión o con problemas no resueltos. Es más fácil resolver las
cosas. Pero tomar una decisión demasiado pronto, hacer algo antes de tiempo,
significa que tal vez tengamos que volver atrás y hacerlo todo de nuevo.
Si no es
tiempo, espera. Si el camino no está claro, no te precipites. Si la respuesta o
la decisión parecen turbias, espera.
En esta
nueva forma de vivir hay una Fuerza que guía. Nunca tenemos que movernos
demasiado pronto ni movernos fuera de la armonía. Esperar es una acción
positiva, llena de fuerza.
A menudo,
esperar es una acción a la que Dios nos ha guiado, una acción que tiene tanto
poder como la decisión, y mas poder que una decisión urgente, forzada , a
destiempo.
No tenemos
por que presionarnos insistiendo en saber o en hacer algo antes de tiempo.
Cuando sea tiempo, lo sabremos. Llegaremos a ese tiempo en forma natural y
armoniosa. Tendremos paz y consistencia. Nos sentiremos con un poder que no
sentimos hoy.
Lidia con el
pánico, con la urgencia, con el miedo; no dejes que ellos te controlen o te
dicten decisiones.
Esperar no
es fácil. No es divertido. Pero frecuentemente es necesario esperar para lograr
lo que queremos. No es un tiempo muerto. No es un tiempo desperdiciado. La
respuesta vendrá. El tiempo llegará. Y será a tiempo.
“Hoy
esperaré si la espera es la acción que necesito para poder cuidarme a mí mismo.
Sabré que estoy emprendiendo una acción positiva, llena de fuerza, esperando
hasta que sea tiempo. Dios mío, ayúdame a dejar ir el miedo, la urgencia y el
pánico. Ayúdame a aprender el arte de esperar hasta que sea tiempo. Ayúdame a
conocer el tiempo”.
22 de abril
Lidia con el
estrés
Inevitablemente
hay temporadas de estrés en nuestras vidas, no importa cuánto tiempo hayamos
estado en recuperación.
A veces, el
estrés está afuera de nosotros o a nuestro alrededor.
Nosotros nos
sentimos equilibrados, pero nuestras circunstancias son estresantes. A veces,
el estrés viene de adentro; nos sentimos fuera de equilibrio.
Cuando el
estrés es interno y externo, experimentamos nuestras temporadas más difíciles.
Durante
épocas de estrés, podemos fiarnos más de nuestros sistemas de apoyo. Nuestros
amigos y grupos nos pueden ayudar a sentirnos más equilibrados y en paz a pesar
de nuestras condiciones estresantes.
El afirmar
que los eventos que están teniendo lugar son una parte temporalmente incómoda
de un buen plan sólido, puede ayudar.
Podemos
asegurarnos a nosotros mismos que lo vamos a superar. Que no nos destruiremos.
Que no nos resquebrajaremos ni nos hundiremos.
Ayuda volver
a lo básico. Concentrarnos en el desapego, manejar nuestros sentimientos y
vivir un día a la vez.
Lo más
importante en tiempos de estrés es concentrarnos en cuidar de nosotros mismos.
Somos más capaces de lidiar con las circunstancias más irregulares, somos más
capaces de apoyar a los demás si nos estamos cuidando a nosotros mismos.
Podemos preguntarnos en forma regular: ¿Qué necesitamos hacer para cuidar de
nosotros mismos? ¿Qué nos podría ayudar a sentirnos mejor o más cómodos?
Cuidar de
uno mismo puede no resultar tan fácil en tiempos de estrés. Puede ser cómodo el
descuidar de uno mismo, pero el cuidado de uno mismo siempre funciona.
“Hoy
recordaré que no hay ninguna situación que no se beneficie si me cuido a mí
mismo”
23 de abril
Abrámonos al
amor
Permitirnos
recibir amor es uno de lo más grandes retos que enfrentamos en la recuperación.
Muchos de nosotros
nos hemos bloqueado de recibir amor. Podemos haber vivido con gente que usaba
el amor para controlarnos. Estarían con nosotros, pero a un alto precio para
nuestra libertad. El amor se nos daba, o se nos retiraba, para controlarnos y
tener poder sobre nosotros. Nosotros no nos sentíamos seguros recibiendo amor
de
estas
personas. Podremos habernos acostumbrado a no recibir amor, a no reconocer
nuestra necesidad de amor, porque vivimos con gente que no tenía verdadero amor
para dar.
En algún
punto en la recuperación reconocemos que nosotros, también, queremos y
necesitamos ser amados. Podemos sentir embarazosa esta necesidad. ¿A dónde
vamos con ella? ¿Qué podemos hacer? ¿Quién nos puede dar amor? ¿Cómo podemos
determinar de quién fiarnos y de quién no? ¿Cómo podemos dejar que los otros se
preocupen por nosotros sin sentirnos atrapados, abusados, asustados e incapaces
de preocuparnos de nosotros mismos?
Aprenderemos.
El punto de inicio es el sometimiento, a nuestro deseo de ser amados, a nuestra
necesidad de que nos mimen y nos amen. Tendremos cada vez mas confianza en
nuestra capacidad para cuidar de nosotros mismos con la gente. Nos sentiremos
suficientemente seguros para dejar que la gente se preocupe por nosotros;
tendremos cada vez mas confianza en nuestra capacidad para escoger a la gente
que es segura y que nos puede dar amor.
Quizá al
principio necesitemos enojarnos, enojarnos porque no nos estan satisfaciendo
nuestras necesidades. Después, podemos sentir gratitud por esas personas que
nos están enseñando lo que queremos, por aquellas que nos han asistido en el
proceso de creer que merecemos ser amados y aquellas que han entrado a nuestra
vida para amarnos.
Nos estamos
abriendo como las flores. A veces duele que los pétalos se abran. Alegrate. Nuestro
corazón se esta abriendo al amor que esta ahí y que seguirá estando ahí para
nosotros.
Sométete al
amor que está ahí para nosotros, al amor que la gente, el universo y nuestro
Poder Superior nos manda.
Sométete al
amor sin permitir que la gente nos controle o nos impida cuidar de nosotros
mismos. Empieza por someterte al amor a ti mismo.
“Hoy me
abriré al amor que está ahí para mí. Me permitiré a mi mismo recibir el amor
seguro, sabiendo que puedo cuidar de mí mismo con la gente. Estaré agradecido
con toda la gente de mi pasado que me ha asistido en el proceso de abrirme al
amor. Reclamo, acepto y doy gracias por el amor que me está llegando”.
24 de abril
Las
lecciones de Job
Con
frecuencia, las lecciones espirituales y de recuperación que estamos
aprendiendo en el trabajo reflejan las lecciones que estamos aprendiendo en
otras áreas de nuestra vida.
A menudo los
sistemas que nos atraen en nuestra vida de trabajo son similares a los sistemas
en los que nos encontramos viviendo y amando. Esos son los sistemas que reflejan
nuestras cuestiones y que nos ayudan a aprender nuestras lecciones.
¿Estamos
aprendiendo lentamente a confiar en nosotros mismos en el trabajo? ¿Y que tal
en casa? ¿Estamos aprendiendo poco a poco a fijar limites y a tener autoestima,
a superar el miedo y a manejar los sentimientos?
Si
analizamos nuestra historia de trabajo, probablemente veremos que es un espejo
de nuestros temas, de nuestro crecimiento emocional. Lo más probable es que
actualmente también lo sea. En cuanto a hoy, podemos creer que estamos justo
donde necesitamos estar, tanto en casa como en el trabajo.
“Hoy
aceptaré mis circunstancias actuales en el trabajo. Reflexionaré acerca de cómo
lo que estoy aprendiendo en mi vida se aplica a lo que estoy aprendiendo en el
trabajo. Si no lo sé, me someteré a la experiencia hasta que esto se me aclare.
Dios mío, ayúdame a aceptar el trabajo que se me ha dado hoy. Ayúdame a estar
abierto y a aprender lo que necesito estar aprendiendo. Ayúdame a confiar en
que puede ser bueno y será bueno”.
25 de abril
Encontremos nuestra propia verdad.
Cada uno de
nosotros debe encontrar su propia verdad.
No nos ayuda
que aquellos que amamos encuentren su verdad. No nos la pueden dar. No nos
ayuda que alguien que amamos sepa una verdad particular de nuestra
vida.Nosotros debemos descubrir solos nuestra verdad.
Cada uno de
nosotros debe descubrir su propia luz y permanecer en ella.
A menudo
necesitamos batallar, fracasar y sentirnos confundidos y frustrados. Así es
como nos abrimos paso en la batalla; así es como aprendemos lo que es verdad y
está bien para nosotros.
Podemos
compartir información con los demás. Los otros pueden decirnos lo que
predeciblemente puede suceder si seguimos un rumbo en particular. Pero esto no
significará nada hasta que integremos el mensaje y esté se convierta en nuestra
verdad, en nuestro descubrimiento, en nuestro conocimiento.
No hay una
manera fácil de abrirnos paso para descubrir nuestra verdad. Pero podemos
hacerlo y lo haremos si queremos.
Quizá
queramos hacerlo más fácil. Podremos correr nerviosamente hacia los amigos,
pidiéndoles que nos digan su verdad o que hagan más fácil nuestro
descubrimiento. No pueden hacerlo. La luz se verterá sola a su debido tiempo.
Cada uno de
nosotros tiene su propia parte de verdad, esperando a sernos revelada. Cada uno
de nosotros tiene su propia parte de luz, esperando a que nos paremos en ella,
a que la reclamemos como nuestra.
El estimulo
ayuda, El apoyo ayuda. Una firme creencia de que cada persona tiene la verdad a
su disposición- adecuada a cada situación- es lo que ayudara.
Cada
experiencia, cada frustración, cada situación, tiene su propia verdad esperando
a ser revelada. No te des por vencido hasta que la encuentras, tu solo.
Seremos
guiados a la verdad si la estamos buscando. No estamos solos.
“Hoy buscaré mi propia verdad y permitiré que los demás hagan lo mismo. Valoraré mi visión y
la visión de los demás. Todos estamos en el camino, haciendo nuestros propios
descubrimientos, aquellos que nos corresponde hacer hoy”.
26 de abril
Resiste la
negatividad.
Algunas
personas son portadoras de negatividad. Son almacenes de ira acumulada y de
emociones volátiles. Algunas permanecen atrapadas en el papel de víctimas y
actúan de manera que prolongan su victimización. Y otras siguen presas en el
ciclo de patrones adictivos o compulsivos.
La energía
negativa nos puede dar un buen tirón, especialmente si estamos luchando por
mantener una energía positiva y un equilibrio.
Podría
parecer que a aquellos que exudan energía negativa les gustaría arrastrarnos
con ellos a la oscuridad. No tenemos por qué ir. Sin juzgarlos, podemos decir
que está bien alejarnos de ellos, que está bien protegernos a nosotros mismos.
No podemos
hacer cambiar a las otras personas. A los otros no les ayuda que perdamos el
equilibrio. No conducimos a los otros a la Luz si nos metemos con ellos en la
oscuridad.
“Hoy, Dios mío, ayúdame a saber que no tengo por qué
permitirme a mí mismo que me arrastren a la negatividad, aunque sean los seres
que amo. Ayúdame a fijar límites. Ayúdame a saber que está bien que cuide de mí
mismo"
27 de abril
Deja ir la
necesidad de controlar
Las
recompensas del desapego son grandes: serenidad, una profunda sensación de paz
interior, la capacidad de dar y recibir amor de una manera que nos enaltece y
nos llena de energía, y la libertad para encontrar soluciones reales a nuestros
problemas. (Ya no seas Codependiente).
Dejar ir
nuestra necesidad de controlar puede liberarnos a nosotros y a los demás. Puede
liberar a nuestro Poder Superior para que nos envíe lo que es mejor para
nosotros. Si no estuviéramos tratando de controlar algo o a alguien, ¿Qué
estaríamos haciendo de otra forma? ¿Qué estaríamos haciendo que no nos estamos
dejando hacer ahora? ¿Adónde iríamos? ¿Qué diríamos? ¿Qué decisiones
tomaríamos? ¿Qué pediríamos? ¿Cuáles límites fijaríamos? ¿Cuándo diríamos si o
no?
Si no
estuviéramos tratando de controlar si le caemos bien o no a otra persona y su
reacción hacia nosotros, ¿Qué haríamos de manera diferente? Si no estuviéramos
tratando de controlar el curso de una relación, ¿Qué haríamos de otra manera?
Si no estuviéramos tratando de controlar la conducta de otra persona, ¿Cómo
pensaríamos, sentiríamos, hablaríamos y nos comportaríamos de manera diferente
a como lo hacemos ahora?
¿Qué es lo
que no nos hemos estado dejando hacer mientras albergábamos la esperanza de que
nuestra abnegación influyera sobre una situación o persona en particular? ¿Hay
algunas cosas que hemos estado haciendo y que dejaríamos de hacer? ¿Cómo nos
trataríamos a nosotros mismos de otra manera? ¿Nos permitiríamos disfrutar más
de la vida y sentirnos mejor ahora mismo? ¿Dejaríamos de sentirnos tan mal?
¿Nos trataríamos mejor a nosotros mismos? Si no estuviéramos tratando de
controlar, ¿Qué haríamos en forma diferente? Haz una lista y luego síguela.
“Hoy me
preguntaré a mí mismo qué estaría haciendo de otra manera si no estuviera
tratando de controlar. Cuando escuche la respuesta, la haré. Dios mio, ayúdame
a dejar ir mi necesidad de controlar. Ayúdame a liberarme y a liberar a los
demás”.
28 de abril.
Ira contra
miembros de la familia
Muchos de
nosotros sentimos ira contra miembros de nuestra familia. Algunos de nosotros
tenemos una gran ira e indignación, una ira que parece continuar año con año.
Para muchos
de nosotros, la ira fue la única manera de romper con un vinculo enfermizo
entre un miembro de la familia y nosotros. Fue la fuerza que nos impidió seguir
siendo cautivos -mental, emocional y a veces espiritualmente- de algunos
miembros de la familia.
Es
importante que nos permitamos sentir –y aceptar- nuestra ira hacia algunos
familiares sin sentirnos culpables o avergonzados. También es importante que
examinemos nuestros sentimientos de culpa en relación con algunos miembros de
la familia, ya que con frecuencia la ira y la culpa están entretejidas.
Podemos
aceptar, agradecer incluso, nuestra ira por habernos protegido. Pero también
podemos fijarnos otra meta: asumir nuestra libertad.
Una vez que
lo hagamos, ya no necesitamos nuestra ira. Una vez que lo hagamos, podremos
perdonar.
Tengamos
pensamientos amorosos, tengamos pensamientos curativos hacia los miembros de la
familia. Pero permitámonos sentir toda la ira que es necesario sentir.
En algún
momento esforcémonos por acabar con la ira, pero necesitaremos ser gentiles con
nosotros mismos si empiezan a aflorar los sentimientos de vez en cuando.
Dale gracias
a Dios por los sentimientos. Siéntelos. Libéralos. Pídele a Dios que bendiga a
nuestras familias y cuide de ellas. Pídele a Dios que nos ayude a asumir
nuestra libertad y a cuidar de nosotros mismos.
Dejemos que
la dorada luz de la curación brille sobre todos los que amamos y sobre aquellos
hacia quienes sentimos ira. Dejemos que la dorada luz de la curación brille
sobre nosotros.
Confiemos en
que está teniendo lugar la curación, ahora mismo.
“Ayúdame a aceptar las potentes emociones que pueda
sentir hacia miembros de mi familia. Ayúdame a sentir gratitud por la lección
que ellos me están enseñando. Acepto la luz dorada de la curación que está
brillando ahora sobre mi y sobre mi familia. Le doy gracias a Dios porque la
curación no siempre viene en un paquete limpio y bonito".
29 de abril
Inicia
relaciones
Frecuentemente
podemos aprender mucho acerca de nosotros mismos de la gente a quien atraemos.
A medida que
progresamos en la recuperación, aprendemos que ya no podemos seguir
estableciendo relaciones únicamente sobre la base de atracción. Aprendemos a
ser pacientes, a permitirnos tomar en cuenta hechos importantes y a procesar
información acerca de esa nueva persona.
Por lo que
estamos esforzándonos en la recuperación es por tener una atracción sana con la
gente. Nos permitimos ser atraídos por gente que ya es, no por su potencial o
por lo que tenemos la esperanza de que sea.
Entre más
trabajemos los asuntos relacionados con nuestra familia de origen,
descubriremos que vamos necesitando trabajar menos esas mismas cuestiones con
la gente que nos atrae. Resolver nuestros asuntos del pasado nos ayuda a formar
nuevas y más sanas relaciones. Entre más superamos nuestra necesidad de cuidar
en exceso a los demás, descubriremos que nos atrae menos la gente que necesita
que la estén cuidando constantemente.
Entre más
aprendemos a amarnos y a respetarnos, más nos veremos atraídos por gente que
nos amará y respetará y a quien podremos amar y respetar, sin peligro.
Este es un
proceso lento. Necesitamos ser pacientes con nosotros mismos. El tipo de
personas que descubrimos que nos atrae no cambia de la noche a la mañana. Ser
atraídos por gente disfuncional es algo que sigue sucediendo ya bien adentrados
en la recuperación. Eso no significa que debamos permitirnos que eso nos
controle. El hecho es que iniciaremos y mantendremos relaciones con la gente
con la que son disfuncionales.
No importa
con quien nos estamos relacionando y que descubramos que está ocurriendo en la
relación, el asunto sigue siendo nuestro, y no de la otra persona. Esa es la
médula, la esperanza y el poder de recuperación.
Podemos
aprender a cuidar de nosotros mismos durante el proceso de iniciar y establecer
relaciones.
Podemos
aprender a ir despacio.
Podemos
aprender a poner atención. Podemos permitirnos cometer errores, aunque ahora ya
sepamos mejor como comportarnos
Podemos
dejar de echarle la culpa de nuestras relaciones a Dios y empezar a asumir la
responsabilidad de ellas. Podemos aprender a disfrutar de las relaciones sanas
y apartarnos mas rápido de las de las que son disfuncionales.
Podemos
aprender a ver lo que nos conviene, en vez de lo que le conviene a la otra
persona.
“Dios mío,
ayúdame a prestar atención a mis conductas durante el proceso de iniciar
relaciones. Ayúdame a asumir la responsabilidad que tengo para conmigo mismo y
para aprender lo que necesito aprender. Confío en que la gente que quiero y
necesito vendrá a mi vida. Entiendo que si una relación no me conviene, tengo
el derecho y la capacidad para rehusarme a establecerla, aunque la otra persona
piense que a ella si le convendría. Estaré abierto a las lecciones
que necesito
aprender acerca de mí en mis relaciones, para estar preparado para establecer
las mejores relaciones posibles con la gente”.
30 de abril
Equilibrio
La meta es
el equilibrio.
Necesitamos
equilibrio entre el trabajo y la diversión. Necesitamos equilibrio entre el dar
y el recibir. Necesitamos equilibrio entre pensamientos y sentimientos.
Necesitamos equilibrio entre el cuidado de nuestro aspecto físico y el cuidado
de nuestro aspecto espiritual.
En una vida
equilibrada hay armonía entre la vida profesional y la vida personal. Habrá
veces en que en el trabajo necesitemos escalar montañas. Otras, en que pongamos
energía adicional a nuestras relaciones. Pero el panorama general necesita ser
equilibrado.
Al igual que
una dieta nutricional equilibrada toma en cuenta nuestras necesidades
nutricionales para permanecer sanos, una vida equilibrada toma en cuenta todas
nuestras necesidades: nuestra necesidad de amigos, trabajo, amor, familia,
diversión, tiempo en privado, tiempo para la recuperación y tiempo para la
espiritualidad, tiempo con Dios. Si nos apartamos del equilibrio, nuestra voz
interior nos lo dirá. Necesitamos escucharla.
“Hoy
examinaré mi vida para ver si la balanza se ha inclinado demasiado en algún
aspecto y no lo suficiente en otro. Trabajaré para lograr el equilibrio”.
EL LENGUAJE DEL ADIOS DE MELODY BEATTIE
No hay comentarios:
Publicar un comentario