“BUSCAMOS A
TRAVÉS DE LA ORACIÓN Y LA MEDITACIÓN EL MODO DE MEJORAR NUESTRO CONTACTO
CONSCIENTE CON DIOS, COMO
NOSOTROS LO
ENTENDAMOS, ORANDO SOLO PARA CONOCER LA VOLUNTAD DE DIOS PARA NOSOTROS Y EL
PODER PARA SEGUIRLA”.
En el tercer
paso hicimos la decisión de dejar nuestra voluntad y nuestras vidas al cuidado
de nuestro Poder Superior, al estar trabajando en el undécimo paso, nos abrimos
a la nutritiva luz que el contacto consciente con DIOS nos
da. Cuando estuvimos listos, nuestra vida diaria y nuestras relaciones podían
reflejar la paz y la serenidad que vendría a nosotros de nuestro contacto
consciente con DIOS.
Este paso
nos invita a profundizar y a ampliar nuestro compromiso espiritual hecho en el
tercer paso. También sugiere que nos beneficiemos de la oportunidad de crecer
en nuestro entendimiento íntimo de nuestro Poder Superior y a
aprender lo que la voluntad de DIOS para nosotros sea realmente.
Cuando por
primera vez consideramos este paso, algunos de nosotros nos preguntábamos ¿qué
no hemos ya aprendido a utilizar diariamente la meditación y la oración?, ¿qué
no hemos ya descubierto a un poder
superior?,
“Yo pienso que yo he trabajado ya en el paso once durante un tiempo. La
falla en este razonamiento
se hizo obvia cuando notamos que la oración y la meditación tenían su propio
paso por separado, después de nuestra completa limpieza interior en los pasos
cuarto al noveno. A través de un entendimiento más profundo del undécimo paso descubrimos
que necesitábamos tomarnos un tiempo, diaria y regularmente para la reflexión
espiritual. Era un método que podíamos usar para hacernos conscientes de la
voluntad de DIOS para con nosotros y los medios para encontrar la fuerza para
llevarla a cabo.
Trabajando
el paso once nos fue dada otra suspensión temporal de nuestros pensamientos
y comportamientos codependientes.
Aprendimos
la diferencia entre lo que nuestra voluntad podía ser para nosotros, lo que
pensamos que la voluntad de
otros para nosotros podría ser, y la voluntad de DIOS. Se nos fue recordando
que nuestro poder superior no éramos nosotros mismos o alguna otra persona,
lugar o cosa. Nuestras vidas se simplificaron. La pregunta que
faltaba para nosotros era ¿estoy dispuesto a orar sólo para conocer la voluntad
de DIOS hacia mí, durante esos momentos en que quiero tanto hacer mi voluntad?
Buscamos a través de la oración y la meditación mejorar nuestro contacto
consciente con DIOS tal como cada uno de nosotros lo entendemos.
Al
principio, algunos de nosotros necesitábamos dirección. No teníamos claro en
donde terminaba la oración y daba
principio la meditación.
Nos fue
explicado que orar era hablar con DIOS. Meditar era escuchar la dirección de
DIOS.
El como
escogimos meditar y orar sería una decisión individual.
Porque
nuestro contacto consciente con DIOS mejoraría constantemente, nuestros métodos
podrían cambiar según crecíamos espiritualmente. Algunos pueden preferir meditar
solos. Otros prefirieron compartir este tiempo con un ser amado o con un grupo,
hubo algunos de nosotros que combinamos ambos.
Si no
teníamos experiencia con oración y meditación, se sugirió que utilizáramos la
oración de la serenidad. Podíamos tomar algún tiempo en calma y leer y releer
la oración lentamente, permitiendo el significado de cada frase
que fuese revelado. Esta sería nuestra preparación, la manera en que podríamos
traer nuestra
oración
hacia el asunto en cuestión.
Siguiendo
eso, nos fue sugerido que pidiéramos a Dios que vaciara nuestras mentas de todo
el ruido y cuchicheo. Algunos de nosotros enfocaríamos nuestra atención en solo
una parte de la oración o en alguna imagen que
la oración evocara en nuestras mentes. Otros pusieron atención en la quietud de
ellos mismos. Cada uno de nosotros descubrió su propia manera de meditar.
Orando solo
para conocer la voluntad de DIOS para nosotros y el poder para llevarla a cabo.
Completamos
el undécimo paso atendiendo la última frase del paso.
Algunos de
nosotros indagamos este pedido con una pregunta: DIOS ¿Cuál es tu voluntad para
mi? Nosotros claramente reconocimos que la que nosotros estábamos buscando NO
era la oportunidad de hacer NUESTRA PROPIA
voluntad. Sino, más bien preguntamos sólo una cosa, el conocer la voluntad de
DIOS para nosotros y el poder para
cumplirla. Esta sería nuestra oración.
Mientras
enfocamos nuestra atención en esta parte del onceavo paso una pregunta surgió
“¿Cómo saber cuál es la voluntad de DIOS hacia mí?”, esto era algo que muchos
de nosotros habíamos reflexionado. Se hizo una inquietud especial para nosotros
cuando teníamos una decisión qué hacer.
Había muchas
opiniones. “La voluntad de DIOS para mi es que yo sea feliz, alegre, libre”.
“La voluntad de DIOS para mi es que yo trabaje en los doce pasos de
recuperación de mi deshabilidad”. “La voluntad de DIOS para mi es que yo tenga
este trabajo, esta relación, este carro, esta experiencia”.
Lo que
aprendimos era que no necesariamente la decisión para uno era la decisión para
todos. Y más importante, nos dimos cuenta que ninguna otra persona podía
responder a esta pregunta por nosotros. Era nuestro asunto descubrirlo.
Mientras
continuábamos meditando y orando, haciendo esto una parte importante de nuestra
experiencia diaria, nuestro
sendero nos fue revelado.
Tal vez no
lo fue en una experiencia dramática. Rara vez era algún miembro de CoDA
sorprendido por un repentino “relámpago espiritual”. De hecho “El Mensaje”
venía muy recientemente en las formas menos esperadas por nosotros.
Algunos de
nosotros encontramos que la voluntad de DIOS era la manera en que vivíamos
nuestras vidas cuando estábamos en contacto consciente con nuestro Poder
Superior. Frecuentemente experimentábamos esto como la capacidad, paso a paso,
de escoger relaciones más sanas.
Pudimos
haber experimentado la voluntad de DIOS como una habilidad para aceptar todo lo
bueno que viniera en nuestro camino. Aun hubo entre nosotros aquellos que
estaban aprendiendo a aclarar la diferencia entre conocerse a sí mismo y obsesionarse
de sí mismo, creyendo que este nuevo entendimiento es la voluntad de DIOS. En
muchos casos encontramos que nuestras vidas solo se hicieron más fáciles de
vivir, aun cuando las situaciones
en que nos encontrábamos eran difícil es o confusas.
Algunos de
nosotros en nuestra codependencia creíamos que podíamos utilizar el paso once
para orar por alguna otra
persona en nuestras vidas. Talvez queríamos “ayudar” o “cambiar” a esta persona
para que se
ajustara a
nuestras propias necesidades, creyendo que nosotros sabíamos que era lo mejor
para el o para ella. En otros casos habíamos aprendido a orar por alguien a
quien teníamos resentimientos, como la manera en que ese
resentimiento sería removido. En este punto, había dos importantes preguntas
que necesitábamos hacernos:
1. “¿Acaso
esta persona pidió mi ayuda?”
2. “¿Qué
tiene que ver esto con la voluntad de DIOS para mi? ”
Algunos de
nosotros nos sentimos incómodos con estas preguntas, queriendo saber que
posible daño podía haber en orar para otros, pronto descubrimos que el
propósito de esta introspección era decidir si estábamos utilizando
la energía de la oración de una manera codependiente, entrometiéndonos en lugar
de orando.
Descubrimos
que una manera más efectiva de orar por otros sería dejar ir y pedir a DIOS que
se haga cargo de nosotros. Nosotros no necesitábamos especificar cuál debería
ser el resultado para la otra persona. Más bien, podíamos escoger el pensar de
los demás con amor y gratitud mientras los liberábamos en el cuidado de su
poder superior.
En el caso
de un resentimiento muy arraigado, fuimos guiados otra vez al paso siete, al
pedir a DIOS que removiera este defecto de carácter, (NUESTRO RESENTIMIENTO),
estaríamos enfocando otra vez la atención hacia nosotros,
donde debía estar.
Justo como
cada uno de nosotros tuvo que hacer NUESTRO PROPIO inventario, que pedimos que
NUESTROS PROPIOS defectos de carácter fueron removidos y hacer NUESTRAS PROPIAS
reparaciones, así nosotros aprendimos que el propósito del UNDÉCIMO PASO sugería
que mejoráramos NUESTRA PROPIA unión con DIOS.
Esta sana
atención a NUESTRO PROPIO progreso espiritual fue la piedra angular del
conocimiento de la voluntad de DIOS para con nosotros y de la fortaleza para
llevarla a cabo. Y desde aquí, estuvimos dispuestos a
“llevar el
mensaje” a otros codependientes que aún estaban sufriendo.
En este
momento yo aquieto mis pensamientos y abro mi mente y mi corazón a la guía de
DIOS para mí. En este momento, la gentil paz que el contacto consciente con
DIOS permite. Si estoy confuso y en duda, o alegre y sereno, volteo a DIOS, yo
sé que mi sendero me será revelado y el camino hacia mi mejor bien será
conocido.
Habiendo
empezado el proceso de mejorar nuestro contacto consciente con nuestro poder
superior, estuvimos listos para movernos al DUODÉCIMO PASO del programa de CoDA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario