“HABIENDO
OBTENIDO UN DESPERTAR ESPIRITUAL COMO RESULTADO DE ESTOS PASOS, TRATAMOS DE
LLEVAR ESTE MENSAJE A OTROS CODEPENDIENTES, Y DE PRACTICAR ESTOS PRINCIPIOS EN
TODOS NUESTROS ASUNTOS”.
Se ha dicho
que la espiritualidad es encontrar tu propio camino hacia DIOS. En
Codependientes Anónimos, se nos han dado cuatro elementos para utilizar como
guía y apoyo en nuestro camino espiritual: un Poder Superior, los doce
pasos y las doce tradiciones, y la comunidad de CoDA.
Fue la
comunidad CoDA la que primero atrajo a muchos de nosotros a nuestro programa de
recuperación. Lo que descubrimos fue a un grupo de gente que estaba aprendiendo
a aceptar a todo el mundo como eran, quienes estaban
interesados
en apoyarse uno al otro durante los buenos y los malos tiempos, y quienes
animaban a sus compañeros a mejorar sus vidas. Al beneficiarnos nosotros mismos
en esta hermandad, así en las juntas como uno a uno,
aprendimos como otros habían practicado el programa de CoDA: utilizamos esta
información para trabajar cuidadosamente a través de los primeros once pasos y
en el proceso empezamos a desarrollar y a redesarrollar
nuestro propio entendimiento de DIOS.
Mientras el
tiempo pasaba y cada uno de nosotros trabajaba los doce pasos en el orden en
que estaban escritos, nosotros descubrimos que habíamos cambiado. Nuestro
pensamiento, nuestras acciones y nuestros sentimientos eran diferentes de los
que teníamos al comenzar nuestro viaje en CoDA. Aún cuando toda vía había mucho
trabajo qué hacer, muchos de nosotros habíamos desarrollado Fe en un Poder
Superior, Fe en el proceso de los doce pasos de recuperación, y Fe en la
hermandad. Nosotros sabíamos que funcionaba porque habíamos visto los
resultados en nosotros mismos y en otros miembros de CoDA: “habiendo tenido un
despertar espiritual comoresultado de
estos pasos”.
Las primeras
palabras de este paso eran frecuentemente dejadas de lado en nuestro empeño de
“pasar el mensaje”. Una vez que reflexionamos, sin embargo, pudimos ver que
estas palabras describían precisamente la fundación de
nuestra recuperación. Llegamos a entender que como resultado de poner a trabajar
los doce pasos en nuestras vidas, nos habíamos transformado – y que sin que
importara lo que creíamos de nosotros mismos, mientras
pusiéramos estos pasos en acción, el resultado sería nuestro despertar
espiritual.
Antes de que
pudiéramos compartir esta información con los demás, muchos de nosotros
teníamos que hacernos algunas preguntas importantes: ¿Qué es un “Despertar
Espiritual”?., ¿Cómo puedo saber si he tenido uno?
Mientras
trabajábamos los tres primeros pasos, muchos de nosotros empezamos a darnos
cuenta que nuestro Poder Superior era alcanzable y amoroso. Descubrimos que este
Poder Superior podía hacer por nosotros cosas que nosotros no podíamos hacer
por nosotros mismos. Una simple Oración: “Hoy yo dejo mi vida y mi voluntad en
tus manos”.
Frecuentemente
aliviaba nuestra ansiedad. El hecho de que un problema insoluble también
pudiera tener solución, usualmente en formas que no hubiéramos imaginado,
aumentaba nuestra Fe en DIOS y en el proceso de los doce pasos. Aún con muchos
años de experiencia, muchos de nosotros seguíamos azorados con este fenómeno.
Muchos consideraban esta simple y profunda experiencia el principio de un
despertar espiritual.
Los pasos
cuarto al noveno nos presentaban con nosotros mismos. Salimos de nuestros
escondites y compartimos secretos incómodos con otra persona. Hicimos nuestro
juego de piernas, cuando llegamos a los pasos sexto y séptimo,
frecuentemente sin saber qué podíamos esperar. Pudimos haber agonizado a través
de los pasos octavo y noveno, preguntándonos como era posible que pudiéramos
enfrentar algunas de las personas que habíamos dañado. Cuando llegó el momento
de hacernos reparaciones a nosotros mismos, muchos de nosotros tomamos la
acción, aún cuando lo encontramos un poco extraño e incómodo.
Nosotros
completamos los nueve primeros pasos y mientras que muchos de nosotros no vimos
cambios espectaculares, si notamos sutiles diferencias en nuestro pensamiento y
en nuestro comportamiento. Para muchos el
cambio fue una actitud más tolerante y relajada acerca de la vida en general.
Frecuentemente nos divertíamos más, aún cuando no lo habíamos planeado.
Pequeñas cosas que antes nos molestaban ahora pasaban sin que las notáramos,
estábamos menos forzados a dar consejos, perder la calma, sentirnos derrotados,
o a retroceder, sentirnos agradecidos y aún sorprendidos por cosas que antes
dábamos por hecho, se hizo regla en lugar de la excepción. Muchos de nosotros
vimos este tipo de cambio como el proceso de un despertar espiritual.
A través del
décimo y undécimo paso, nosotros incorporamos esta nueva manera de vivir en
nuestras vidas diarias.
Después de
alguna reflexión, nos dimos cuenta de que un despertar espiritual no era algo
por lo que esperáramos o alcanzáramos; no era algo con lo que seríamos
recompensados si seguíamos las reglas y éramos “buenos”. En
este caso un despertar espiritual era el resultado de trabajar los doce pasos
en el orden en que ellos estaban presentados. Nada podía ponerse en el camino
de esto más que nosotros.
TRATAMOS DE
LLEVAR ESTE MENSAJE A OTROS CODEPENDIENTES.
Viviendo
este programa, un día a la vez, nosotros nos hicimos el mensaje que esperábamos
llevar. Nosotros compartimos
nuestra experiencia, fuerza y esperanza con otros codependientes en las juntas
de CoDA o cuando nos preguntaban por qué nosotros teníamos Fe en que el proceso
de recuperación funcionaba para cualquiera que lo trabajara, no estábamos
inclinados a rescatar a nuestros compañeros miembros de CoDA aún cuando nos
sintiéramos incómodos con su situación. Ofrecimos apoyo y ánimo, no consejo.
Nosotros comprendimos que nuestra manera de trabajar los pasos podría no ser la
correcta para todo el mundo. Lo que era importante es que fuera la correcta
para nosotros.
Nos
estábamos haciendo lo suficientemente humildes para compartir con honestidad en
las juntas uno a uno. Cuando sentimos la alegría de nuestros éxitos compartimos
esa alegría. Si estábamos experimentando retos difíciles o
sentimientos de desanimo, compartimos esas historias también, sabiendo que lo
que necesitábamos oír podía venir de cualquiera, frecuentemente alguien más
nuevo en el camino que nosotros. Ese era nuestro proceso, lo que hacíamos, más
que nuestra personalidad lo que era el mensaje. La manera en que “lo
llevábamos” era estando donde pudiéramos compartir con otras personas.
Y DE
PRACTICAR ESTOS PRINCIPIOS EN TODOS NUESTROS ASUNTOS.
La frase
final de este paso, nos recordaba que no podíamos separar nuestra
espiritualidad del resto de nuestras vidas. Los principios incorporados en los
doce pasos y las doce tradiciones no eran el dominio privado de
los salones de juntas de CoDA. Estos estaban hechos para ser practicados en
todos nuestros asuntos.
Mientras
nosotros incrementamos nuestra dedicación a los pasos décimo y undécimo, poco a
poco “practicando estos principios en todos nuestros asuntos” se hizo más
natural. Nuestra meta era vivir de esta manera con todos, haciendo un esfuerzo
especial en las relaciones que encontramos problemáticas. Cuando nos
equivocamos en cualquier área de nuestras vidas nos recordábamos que este era
un programa basado en el progreso, no en la perfección.
Llegamos a
considerar el programa CoDA como un regalo precioso porque nuestras vidas se
habían mejorado tan
notablemente
por seguir estos principios. Compartir este regalo especial con otros era la
manera en que podíamos dar
gracias al poder que nos había llevado a ello. Y haciendo esto, hemos
continuado recibiendo el pago al mil
por uno.
En este
momento yo doy gracias por mi despertar espiritual.
En este
momento yo escojo vivir todos los principios de este simple programa. Yo sé que
toda la sabiduría trabajando a
través de mí, tocará todo y yo conoceré el amor y comprensión de DIOS. Yo estoy
en paz.
Habiendo practicado
cada uno de los doce pasos de CODPENDIENTES ANÓNIMOS en orden, estuvimos
dispuestos a compartir con otros CODEPENDIENTES. Por esto y por el continuo
compromiso a trabajar estos pasos, nosotros estamos agradecidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario