SEXTO PASO.
“ESTUVIMOS
ENTERAMENTE DISPUESTOS A DEJAR QUE DIOS ELIMINASE NUESTROS DEFECTOS DE
CARÁCTER”.
En los pasos
cuatro y cinco identificamos y admitimos nuestros patrones de pensamiento,
sentimiento y conducta. Vimos las maneras en que estos patrones afectan
nuestras vidas y las de otros. El sexto paso es más que tomar
una acción difícil o desafiar una creencia atesorada. El mensaje del sexto paso
fue claro .
DISPONTE A
CAMBIAR – ENTERAMENTE DISPUESTOS. En un principio el concepto “enteramente
dispuestos” parecía
imposible de
llevarse a cabo, muchos de nosotros creíamos que significaba que teníamos que
dar este paso sin miedo, una vez más pusimos la carroza antes que el caballo,
equivocadamente asumimos que podíamos liberar nuestros defectos de carácter en
la medida en que estuviésemos dispuestos a que nos liberasen de ellos.
Se nos
recordó que “enteramente dispuestos” significa completamente preparados. El
haber terminado el quinto paso
representa gran parte de esa preparación. Examinamos más de cerca esta frase y
nos dimos cuenta de que podemos
palparla en nuestro diario vivir. Por ejemplo, si estamos en un restaurante y
el mesero no nos tomó la orden con la rapidez que a nosotros nos pareciera que
debiera de ser, tenemos algunas opciones:
podemos actuar como antes, para algunos de nosotros esto puede ser actuar irritados, o quizás quedarnos callados; para otros la reacción puede ser de resignación, ya que dudamos para hablar a nuestro favor. Lo que descubrimos en el sexto paso fue una nueva opción. Nos enfrentamos con un defecto de carácter, en este caso la impotencia, y nos preguntamos a nosotros mismos si estamos enteramente dispuestos a que se nos eliminase, la elección fue nuestra .
podemos actuar como antes, para algunos de nosotros esto puede ser actuar irritados, o quizás quedarnos callados; para otros la reacción puede ser de resignación, ya que dudamos para hablar a nuestro favor. Lo que descubrimos en el sexto paso fue una nueva opción. Nos enfrentamos con un defecto de carácter, en este caso la impotencia, y nos preguntamos a nosotros mismos si estamos enteramente dispuestos a que se nos eliminase, la elección fue nuestra .
Si nuestra
respuesta fue NO debimos medir las consecuencias de este nuestro defecto, no
solo en otros, sino en nosotros mismos ¿Estamos dispuestos a seguir pagando por
este tipo de actividades? Comenzamos a entender que una actitud o
comportamiento procedente de un defecto de carácter nunca nos lleva a la PAZ de
pensamiento que estamos buscando.
Sin importar
lo que esas VOCES EN NUESTRA CABEZA digan.
Pero ¿qué
hay de los defectos que creemos que necesitamos para sobrevivir? Falso orgullo,
arrogancia, autosuficiencia, son generalmente los subtitulo para una baja
autoestima. El resentimiento parecía acolchonar nuestros
límites contra la invasión. El miedo nos tenía a muchos en alerta por aquellos
que quisieran lastimarnos ¿cómo podríamos algún día estar enteramente
dispuestos a que estos defectos se eliminasen?
La respuesta
vino a nosotros que todos nuestros defectos de carácter eran, de alguna manera,
productos de nuestra propia voluntad. Existían herramientas de supervivencia en
nuestro pasado y a pesar de que parecían ser para
nuestro bienestar, ya no eran suficientes. Queríamos vivir y no solamente
sobrevivir y para ello necesitábamos un programa limpio
– DEJAR A
DIOS QUE ELIMINASE TODOS NUESTROS DEFECTOS DE CARÁCTER.
Como en el
caso anterior, en el sexto paso se sugiere que pongamos nuestra voluntad a un
lado y dejemos a Dios el
trabajo.
A través de
nuestras vidas, la mayoría de nosotros hemos sobrellevado la adversidad en
nuestros términos (a nuestro modo).
Apoyándonos
en nuestros defectos para atravesar situaciones dolorosas y a menudo complejas,
muchos de nosotros hemos usado a nuestro Poder Superior, dirigiendo este poder
para hacer nuestro mandato: “Querido Dios, haz que ella me ame”. “Oh, Dios mío,
no dejes que él me abandone”, “Señor, hazlos que me den este trabajo ahorita
mismo”.
Decíamos
estas oraciones tan honestamente como podíamos. El problema era nuestro
acercamiento, erróneamente, cuando nos veíamos a nosotros mismos estropeados,
nuestra arrogancia nos hacía pensar que nosotros solo teníamos la respuesta a
los problemas de todos los demás, incluyendo los nuestros, fue este
razonamiento distorsionado
lo que nos dejó en tal estado de ingobernabilidad. En el sexto paso se nos
ofreció una solución
– PONER
NUESTRA RECUPERACIÓN EN MANOS DE DIOS – otra vez.
Pero ¿qué
hay de lo que dice que dejamos TODOS nuestros defectos a Dios? ¿Porqué no estar
enteramente dispuestos a que Dios eliminase ALGUNOS de nuestros defectos? Se
nos sugirió que viéramos esos defectos como una
concha protectora, con la que hemos crecido, aferrarnos a ello sería como
autodestruirnos, como un pájaro quedándose con un pedazo de su cascarón, o una
mariposa colgándole un pedazo de su capullo. A este punto de nuestra
recuperación, nuestros defectos de carácter no nos protegen para nada, eran un
exceso de equipaje que nos hundía a menudo, limitándonos hasta nuestro
potencial .
En este
momento estoy enteramente dispuesto a liberarme de mis defectos, en este
momento estoy enteramente dispuesto a someter mis defectos de carácter a Dios,
sabiendo lo grande que es el poder del deseo de sanar. Cada nuevo paso tomado
en mi recuperación, sin importar lo pequeño que parezca, es una afirmación de
mi totalidad.
Habiendo
estado dispuesto a que Dios eliminase nuestros defectos, estuvimos
deseosos de pedir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario