TERCER
PASO.
“DECIDIMOS
PONER NUESTRA VOLUNTAD Y NUESTRAS VIDAS AL CUIDADO DE DIOS TAL COMO LO
CONCEBIMOS”.
Al
final de nuestra ingenuidad, muchos de nosotros estuvimos dispuestos a confiar
en un Poder Superior.
¿Y
POR QUÉ NO? Nada de lo que habíamos hecho funcionaba, o por lo menos, no por
mucho tiempo. Otros entre nosotros estaban temeros de confiar en este poder ¿y
si nos daba lo que creíamos que merecíamos? ¿y qué tal si no nos lo daba?.
Después de hacer un examen a fondo nos enfrentamos a nuestra deteriorada
autoestima, y acaso estábamos proyectando nuestras propias ideas de nosotros
mismos a nuestro Poder Superior, el cual temíamos ¿estaba esperando para
castigarnos por ser tan defectuosos? ¿O vivíamos con la noción omnipotente de
que éramos los únicos que sabíamos que era lo mejor para nosotros mismos y para
los demás?. Fue entonces cuando recordamos que en el segundo paso definimos a
nuestro Poder Superior como un Poder Superior a nosotros mismos.
Trabajando
el tercer paso descubrimos que este Poder era Superior a nuestra errónea idea
de quien éramos. Superior a nuestra idea distorsionada de Dios y Superior a cualquier
cosa que nuestro pensamiento humano pudiera crear. Podíamos pedirle a este Dios
el entendimiento para liberarnos del cautiverio, de nuestras viejas ideas. Un
día a la vez; y si los viejos pensamientos persistieran; podríamos seguir
tomando la acción que se nos pide en este paso , confiando que con el tiempo,
la sanación llegará.
DECIDIMOS.
Echamos a andar este paso viniendo a nuestra primera reunion de CoDA. En lo
sucesivo y asistiendo a más reuniones, escuchamos, compartimos y comenzamos a
sentir alivio. Cada vez que nos identificábamos con el historial de un
compañero de CoDA o de una parte de la literatura de CoDA, incrementábamos
nuestra confianza en los tres primeros pasos y en nuestra recuperación. Sin
darnos cuenta nos habíamos rendido ante la sabiduría del programa, dejándonos
de esta manera guiar por el. Aquí es cuando empezamos a ver nuestro progreso.
Habíamos admitido que éramos impotentes ante los comportamientos compulsivos
que habíamos practicado por tanto tiempo. Empezábamos a creer que un Poder
Superior, podría liberarnos de ellos. El paso siguiente era obvio. Si creíamos
que éramos impotentes y que un Poder Superior podía transformarnos, ¿por qué no
aceptarlo? ¿Por qué no darle a Dios una oportunidad donde nosotros habíamos
fallado? Además, ¿qué más teníamos que perder que no fuera nuestra miseria?
NUESTRA
VOLUNTAD Y NUESTRAS VIDAS. Habiendo experimentado alivio de nuestra obsesión
por los demás, algunos quedamos complacidos. Pensamos que al haber dado el
tercer paso una vez, habíamos hecho nuestro trabajo. Descubrimos rápidamente la
naturaleza errónea de este pensamiento. Nuestras viejas ideas nos llaman para
volver a la autosuficiencia, una vez más jugamos a ser Dios en nuestras vidas y
en las de los demás. Algunas de las viejas dudas retan a nuestros nuevos
pensamientos. Empezamos a pensar que si bien este programa funciona para otros,
nosotros somos diferentes. Perdiendo la esperanza empezamos a dudar de nuestra
habilidad para cambiar. Fue esta experiencia la que nos llevó al convencimiento
de que este programa de recuperación no era una VARITA MÁGICA un pasatiempo
para una agradable tarde. Representaba nuestra oportunidad de vivir como todo
ser humano, y si lo deseábamos necesitaríamos de toda nuestra buena voluntad
para alcanzarlo, así significara pedir ayuda a Dios más de una vez. En este
momento puedo escoger mi propio Poder Superior. Puedo hacer a un lado mis
viejas creencias acerca de quien soy y ser quien soy , UN HIJO DE DIOS. Puedo
recordarme a mí mismo que una fe en mi Poder Superior, es una fe en mi mismo y
que mi recuperación depende de ser honesto con mi Poder Superior y conmigo
mismo.
Habiendo
tomado la decisión, dimos nuestro último esfuerzo, determinamos que a pesar de
todas las dificultades que tuviéramos que enfrentar continuaríamos con el
cuarto paso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario