Adicción a
las relaciones:
Existen dos
clases principales de adicción a las relaciones. En la primera, la persona es
adicta a tener una relación -cualquier relación, real o en la fantasía-. En la
segunda, una persona es adicta a una relación concreta con una persona
concreta. En la primera, la persona está enganchada a la idea, y en la segunda
está enganchado a la persona.
Las personas
adictas a una relación son adictas al concepto de la relación. Se relacionan
con su idea de la relación, la realidad de la otra o de las otras personas es
irrelevante. Están dispuestos a sacrificar los valores personales, espirituales
y morales para aferrarse a la ilusión que tienen de una relación. La ilusión
misma es lo que proporciona la dosis.
Los adictos
a las relaciones quieren una relación. No les preocupa quién o qué es la otra
persona. Simplemente quieren a alguien, no consideran la relación como algo que
evoluciona.
Los adictos
a las relaciones han desarrollado habilidades para crear relaciones
(enfermizas, no-relaciones o seudorelaciones). Y con frecuencia habilidades mas
seductoras y útiles como la de saber escuchar, compartir sentimientos (aunque
no reales o difíciles de comunicar), estar presentes y prestar atención. Por
ello son muy difíciles de detectar (por parte de sí mismos y de los demás).
Utilizan para manipular y controlar, habilidades que parecen ser útiles para
desarrollar una relación. Es decir "protegen su suministro" haciendo
"todo lo que hay que hacer" en una relación. Conocen y practican las
habilidades superficiales de la interacción social. No saben cómo establecer
una verdadera intimidad, y su habilidad máxima consiste en fingir una relación
.Les aterroriza estar solos y por ello cambian de una relación a otra. Nunca se
toman tiempo para sentir el dolor del término de una relación y en consecuencia
llevan consigo todos los sentimientos no resueltos a la nueva relación.
Foto Mateo Santamarta
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