Muchos de
nosotros nos criticábamos sin misericordia antes de la recuperación. También
podemos tener la tendencia a criticarnos después de empezar la recuperación.
“Si
realmente me estuviera recuperando, no estaría haciendo eso de nuevo…” Debería
estar más adelantada de lo que estoy” . Estas son afirmaciones en las que
caemos cuando estamos sintiendo vergüenza. No necesitamos tratarnos a nosotros
mismos de esa manera. No hay ningún beneficio en ello.
Recuerda, la
vergüenza nos bloquea, pero el amor propio y la aceptación nos permiten crecer
y cambiar. Si realmente hemos hecho algo de lo que nos sentimos culpables,
podemos corregirlo con una reparación del daño y con una actitud de autoaceptación
y amor.
Aunque
recaigamos en nuestras viejas, codependientes maneras de pensar, de sentir y de
comportarnos, no necesitamos sentirnos avergonzados. Todos tenemos regresiones
de vez en cuando. Así es como aprendemos a crecer. La recaída, o reciclaje, es
una parte importante y necesaria de la recuperación. Y la manera de salir del
reciclaje es no avergonzándonos a nosotros mismos. Eso nos hunde más hondo en
la codependencia.
El exceso de
dolor viene de tratar de ser perfectos. La perfección es imposible a menos que
pensemos en ella de una nueva manera: perfección es ser quienes somos y donde
estamos hoy; es aceptarnos y amarnos tal como somos. Todos estamos justo donde
debemos estar en nuestra recuperación.
“Hoy me
amare y me aceptare como soy sin importar donde este dentro de mi proceso de
recuperación. Estoy justo donde necesito estar para ir desde ahí a donde voy a
ir mañana”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario