Una pareja
de casados, amigos míos, decidieron hacer algunos cambios en su modo de vida.
Siempre habían vivido en la ciudad y ahora decidieron que querían vivir en el
campo, en un lago. Encontraron una casa pequeña al borde del lago. No era la
casa de sus sueños, pero cuando vendieran su casa en la ciudad, podrían
reformarla. Habían ahorrado algo de dinero, de modo que se mudaron a la casa
del lago antes de vender su casa en la ciudad.
Pasó un año
y la casa en la ciudad no se vendió. Mis amigos atravesaron por muchos cambios
durante ese tiempo. Tuvieron momentos de paciencia y de impaciencia. Algunos
días confiaban en Dios; otros, no podían descubrir por qué Dios los estaba
haciendo esperar tanto, por qué Dios nos los dejaba adelantar con su plan. Las
puertas sencillamente no se abrían de par en par.
Un día, un
vecino vino a visitar a mis amigos. Su casa en el lago era la casa de los
sueños de mis amigos, todo lo que ellos querían, y más. La primera vez que mis
amigos vieron esa casa, la admiraron, deseando tener una igualita, pero luego
se olvidaron de esa idea. Nunca la creyeron posible. La razón por la cual el
vecino vino a visitar a mis amigos era porque él y su esposa habían decidido
mudarse. Les ofreció a mis amigos la primera opción para la compra de su casa.
Mis amigos aceptaron su oferta y firmaron un contrato de compraventa. En los
dos meses siguientes vendieron su casa en la ciudad y su pequeña casa del lago.
Poco después, compraron la casa de sus sueños.
A veces
experimentamos épocas de frustración en nuestra vida. Creemos que estamos sobre
la pista, confiando en Dios y en nosotros mismos, y sin embargo, las cosas no
funcionan. Tenemos arranques y paradas en falso. La puerta rehúsa abrirse de
par en par.
Podremos
pensar que Dios nos ha abandonado o no le importamos. Quizá no comprendamos a
dónde vamos, o cuál es nuestro rumbo. Y luego, un día vemos: la razón por la
que no obteníamos lo que queríamos es porque Dios había planeado algo mucho
mejor para nosotros.
“Hoy
practicaré la paciencia. Le pediré a mi Poder Superior que me mande lo mejor y
confiaré en que así será”.
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