DÉCIMO
PASO
Continuamos haciendo nuestro
inventario personal y cuando nos equivocábamos, lo admitíamos inmediatamente.
Durante los primeros nueve pasos, nos
concentramos en identificar y renunciar a los problemas del pasado. Entregamos
nuestra voluntad y vida al cuidado de Dios. Instalamos el escenario para
cambiar el resto de nuestra vida con placer y libertad.
El Décimo Paso nos ayuda a estar
verificando diariamente nuestro progreso en esta nueva vida. En una base
continua, examinamos nuestras acciones e interacciones diariamente con nosotros
mismos y con los demás. Identificamos cualquier área problemática en términos
de nuestra conducta en cada día. Hicimos reparaciones del daño a aquéllos que
tal vez ofendimos, y alabamos a Dios y a nosotros mismos por nuestros éxitos.
Este paso nos ayuda a estar bien con
nosotros mismos, con los demás y con Dios. Una conducta y actitudes saludables
son importantes para recuperarnos de la dependencia a la nicotina. A través de
este paso se nos da la oportunidad de mantener nuestro compromiso para luchar
por franqueza, honestidad, humildad y amor por nosotros mismos y los demás. Es
nuestro camino a la paz y serenidad. Éste limpia el sendero para la cercanía
con nosotros mismos, con los demás y con Dios. El Décimo Paso nos ayuda a
mantener la conducta esencial para seguir abstinentes del uso de la nicotina.
El Décimo Paso nos pide continuamente
estar conscientes de cómo nuestras acciones influyen en las vidas de aquéllos a
nuestro alrededor. Esto nos ayuda a mantener una conciencia de que somos tan
importantes para la recuperación de otra gente como ellos lo son para la
nuestra. Aprendemos a ser responsables de los valores que anhelamos en las
relaciones con los demás, como son la franqueza, la honestidad y la veracidad.
El Décimo Paso nos brinda el conocimiento directo de que estos valores son
nuestras guías para nuestra conducta.
Trabajando este paso diariamente nos
brinda una continua retroalimentación en nuestro progreso y en nuestros bloques
vacilantes. Este puede revelarnos justo qué tan seguido tenemos que hacer
reparaciones al daño causado a otros antes de estar dispuestos a cambiar
nuestra conducta. Comenzamos a ver nuestra resistencia al cambio, a la
franqueza, a la honestidad y a la humildad. Podemos ver la lucha que tenemos en
nuestro interior, especialmente cuando no queremos admitir nuestras faltas o
disculparnos por un acto que daña a alguien más. La fuerza puede venir de
reconocer nuestra resistencia y puede brindarnos la humildad que puede ser
necesaria al pedir ayuda.
El Décimo Paso nos ayuda a mantener
nuestro lado de la calle limpio. Es un gran recordatorio para mantenernos
enfocados en nosotros mismos. Cuando podamos hacer esto, estamos generalmente
más seguros de que seguimos en curso. Nuestra fe es fortalecida de que
recibiremos las promesas de la sanidad y serenidad.
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