Déjate
sentir también los sentimientos agradables.
Sí, a veces
los sentimientos agradables pueden ser tan perturbadores como los dolorosos,
como los más difíciles. Sí, los sentimientos agradables pueden producir
ansiedad en aquellos que no están acostumbrados a ellos. Pero prosigue y siente
los sentimientos agradables de todas maneras.
Siente la
alegría y acéptala. El amor. La calidez. La emoción. El placer. La
satisfacción. El júbilo. La ternura. El consuelo.
Permítete
sentir la victoria, el deleite.
Permítete
sentir cuidado.
Permítete
sentir respetado, importante y especial.
Estos son
sólo sentimientos, pero se sienten agradablemente. Están llenos de energía
positiva, que te eleva, y que merecemos sentir cuando nos llegan.
No tenemos
por qué reprimirnos. No tenemos por qué convencernos de no sentirnos bien, ni
por un momento.
Si los
sentimos, por el momento son nuestros. Aduéñate de ellos. Si ¿son buenos,
disfrútalos.
“Hoy, Dios
mío, ayúdame a estar abierto a la alegría y los
sentimientos
agradables que tengo”.
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