Empezamos la
recuperación. Empezamos a cuidar de nosotros mismos.
Nuestro
programa de recuperación empieza a funcionar en nuestra vida y empezamos a
sentirnos bien con nosotros mismos.
Y luego nos
golpea la culpa.
Cada vez que
empezamos a experimentar la plenitud y la alegría de vivir, podemos sentirnos
culpables por aquellos que hemos dejado atrás, aquellos que no están en
recuperación, aquellos que aún sufren. Este sentimiento de culpa del
sobreviviente es un síntoma de codependencia.
Podemos
pensar en el esposo de quien nos hemos divorciado y que sigue bebiendo. Podemos
pensar en un hijo ya mayor o adulto, que sigue sufriendo. Podemos recibir una
llamada telefónica de uno de nuestros padres que no esta en recuperación y que
nos relata sus desgracias. Y sentimos que nos envuelve su dolor.
¿Como
podemos estar tan bien , tan felices, cuando aquellos que amamos siguen aun en
desgracia? ¿Podemos realmente romper con ellos y llevar una vida satisfactoria,
a pesar de las circunstancias? Si, podemos.
Y si, duele
dejar atrás a los que amamos. Pero sigue hacia adelante de todas maneras. Se
paciente. La recuperación de otras personas no es nuestra labor. Nosotros no
podemos hacer que se recuperen. No podemos hacerlas felices.
Debemos
preguntarnos por que fuimos escogidos nosotros para tener una vida más plena.
Tal vez nunca sepamos la respuesta. Algunos podrán entrar a su debido tiempo,
pero su recuperación no es asunto nuestro. La única recuperación que podemos
reclamar realmente es la nuestra.
Podemos
dejar ir a los demás con amor, y amarnos a nosotros mismos sin sentimientos de
culpa.
“Hoy estoy
dispuesto a superar mi tristeza y mis sentimientos de culpa. Me permitiré estar
sano y feliz, aunque alguien a quien ame no haya elegido el mismo camino”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario