Deja de tratar
que suceda algo.
Dejar de
hacer, tanto si esto te está desgastando o con ello no estás logrando los
resultados deseados. Deja de pensar tanto en ello. Deja de preocuparte por
ello. Deja de estar tratando de forzar, de manipular, de obligar o de hacer que
suceda.
Hacer que
sucedan las cosas es controlar. Podemos tomar una acción positiva para ayudar a
que sucedan las cosas. Podemos hacer nuestra parte. Pero muchos de nosotros
hacemos más que nuestra parte.
Sobrepasamos
los límites de cuidar y hacer nuestra parte y nos embarcamos en una conducta
controladora, coercitiva, de cuidar excesivamente a los demás.
Controlar es
autoderrotista. No funciona. Al ofrecernos demasiado para hacer que suceda
algo, de hecho podemos estar impidiendo que ocurra.
Haz tu parte
relajadamente, con armonía, en paz. Luego, déjalo ir.
Simplemente
déjalo ir. Oblígate a dejarlo ir si es necesario. “Actúa como si”. Pon tanta
energía en dejarlo ir como las has puesto en tratar de controlar. Obtendrás
mucho mejores resultados.
Puede que no
suceda. Puede ser que ocurra de la manera como nosotros queríamos y
esperábamos. Pero nuestra conducta controladora tampoco hubiera logrado que
sucediera.
Aprende a
dejar que las cosas sucedan, porque así ocurrirá, de todas maneras. Y mientras
esperamos a ver qué sucede, estaremos más felices y también lo estarán quienes
nos rodean.
“Hoy dejaré
de forzar a que sucedan las cosas. En vez de ello, permitiré que las cosas
ocurran de manera natural. Si me sorprendo tratando de forzar eventos o de
controlar a la gente, me detendré y descubriré una manera de desapegarme”.
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