Deja que la
energía de la curación fluya a través de tu cuerpo.
La energía
curativa de Dios, del universo, de la vida y de la recuperación nos rodea. Está
a nuestra disposición, esperando a que la atraigamos, esperando a que la
extraigamos. Está esperando en nuestras reuniones o grupos, en las palabras de
una plegaria que se murmura, en un gesto gentil, en una palabra y un
pensamiento positivo. La energía curativa está en el sol, en el viento, en la
lluvia, en todo lo que es bueno.
Deja que
venga la energía curativa. Atráela. Acéptala. Déjala que te empape. Respira la
luz dorada. Exhala. Deja ir el miedo, la ira, el dolor, la duda. Deja que la
energía curativa fluya hacia ti, a través de ti.
Es tuya si
la pides, si crees en ella.
“Hoy pediré
y aceptaré la energía curativa de Dios y del universo. La dejare fluir hacia
mi, a través de mí, y que regrese a los demás. Yo soy parte del ciclo continuo
de curación, y uno con él”.“
No hay comentarios:
Publicar un comentario