He aprendido
que cuanto más vulnerable me permito ser, en realidad tengo más control de mí
mismo (Anónimo).
Muchos de
nosotros sentimos que sólo podemos mostrar nuestro lado fuerte, confiado.
Creemos que la cara que tenemos que mostrarle al mundo debe ser siempre de
educación, perfección, calma, fortaleza y control.
Aunque
ciertamente es bueno y a menudo apropiado estar bajo control, calmados y
fuertes, todos tenemos otro lado, esa parte de nosotros que se siente
necesitada, que se asusta, que tiene dudas y que se enoja. Esa parte nuestra
que necesita cuidados, amor y que la tranquilicen de que las cosas van a salir
bien. Expresar estas necesidades nos hace vulnerables y menos que perfectos,
pero este lado nuestro también necesita de nuestra aceptación.
Permitirnos
a nosotros mismos ser vulnerables nos ayudará a formar relaciones duraderas.
Compartir nuestra vulnerabilidad nos ayuda a sentirnos cerca de la gente y
ayuda a los demás a sentir cercanía con nosotros. Nos ayuda a crecer en amor
propio y en autoaceptacion. Nos ayuda a convertirnos en agentes curativos. Nos
permite curarnos y ser accesibles a los demás.
“Hoy me
permitiré ser vulnerable con los demás cuando sea seguro y apropiado hacerlo”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario