En una
relación hay esas épocas maravillosas en que las cosas transcurren suavemente
para ambas personas, y ninguna de las dos necesita concentrarse demasiado en el
concepto del desapego. Pero hay esas épocas desafiantes en que una persona está
en crisis o está cambiando, y necesitamos desapegarnos.
Luego están
también esos ciclos estresantes donde ambas personas están lidiando con
cuestiones muy intensas. Ambos están necesitados y ninguno tiene nada que dar.
Hay época en
que desapegarnos y cuidar de nosotros mismos es difícil. Es sutil, en esos
momentos, identificar el problema. Ambas personas están lidiando y curándose.
Ninguna tiene mucho que dar. por lo menos por el momento. Y ambas se sienten
particularmente necesitadas.
Ese es el
problema.
¿Cual es la
solución?
Puede no
haber una solución perfecta. El desapego sigue siendo la clave, pero puede
resultar difícil cuando nosotros mismos necesitamos apoyo. De hecho, la otra
persona puede estar pidiendo apoyo mas que ofreciendolo.
Aun así
podemos trabajar con el desapego. Aun así podemos manejar nuestros
sentimientos. Podemos aceptarlo como un ciclo temporal en la relación y dejar
de estar buscando que la otra persona nos de algo que él o ella no pueden dar
por el momento.
Podemos
también dejar de esperar que nosotros demos por el momento.
La
comunicación ayuda. Identificar el problema y hablar acerca de él sin culpa ni
avergonzar es un principio. Ingeniar sistemas de apoyo alternativos, o formas
de satisfacer nuestras necesidades, ayuda. Seguimos siendo responsables de
cuidar de nosotros mismos, aunque estemos en la mejor de las relaciones.
Podemos esperar
razonablemente
que los conflictos de necesidades y el choque de asuntos por resolver se den en
las relaciones más amorosas, más sanas.
Es uno de
los ciclos del amor, de la amistad y de la familia. Si es una relación sana, la
crisis no continuará indefinidamente.
Recuperemos
nuestro equilibrio. La otra persona lo recuperará también. Podemos dejar de
estar volviéndonos locos esperando que la otra persona esté equilibrada cuando
no lo está.
Hablemos las
cosas. Resolvamos las cosas. Mantengamos nuestras expectativas acerca de
nosotros mismos, de los demás y de nuestras relaciones sanas y razonables.
Una buena
relación será capaz de mantenerse y de sobrevivir a los malos tiempos. A veces,
los necesitamos para que ambos podamos crecer y aprender por separado.
A veces, la
gente que por lo general está ahí para apoyarnos no puede hacerlo. Podemos
encontrar otra manera de cuidar de nosotros mismos.
“Hoy
recordaré que mis mejores relaciones tienen tiempos malos. Si el mal es la
norma, consideraré cuánto de deseable es la relación. Si el mal tiempo es un
ciclo temporal, practicaré el comprenderme a mí mismo y a la otra persona. Dios
mío , ayúdame a recordar que la ayuda y el apoyo que quiero y necesito no viene
nada más en forma de una sola persona. Ayúdame a estar abierto a opciones sanas
para cuidar de mí mismo si no dispongo de mi sistema normal de apoyo”.
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