En la
recuperación ¡Estamos aprendiendo a dejarnos ir! Estamos aprendiendo a ser
espontáneos.
La
espontaneidad puede asustarnos a algunos de nosotros. Podemos temer la pérdida
de control que implica la espontaneidad. Podemos seguir operando aún bajo las
reglas codependientes que prohíben la espontaneidad: sé bueno; sé correcto; sé
perfecto; sé fuerte; no te diviertas; y estate siempre en control.
Podemos
asociar la espontaneidad con el actuar de una manera adictiva, compulsiva,
autodestructiva o irresponsable. No es eso de lo que estamos hablando en la
recuperación. La espontaneidad positiva implica expresar libremente lo que
somos, de una manera divertida, sana, que no nos lastima y que no infringe los
derechos de los demás.
Aprendemos a
ser espontáneos y libres a medida que nos vamos haciendo más conscientes y
vamos creciendo en autoestima. La espontaneidad surge a medida que se
incrementa la confianza y la fe en nosotros mismos, y nos vamos sintiendo más
seguros de nuestra capacidad de mantener límites sanos.
Ser
espontáneos está en relación con nuestra capacidad para jugar y para lograr
intimidad. Para llegar a todas esas deseables acciones, necesitamos ser capaces
de dejar ir nuestra necesidad de controlarnos a nosotros mismos y de controlar
a los demás, y entrar completa y libremente en el momento presente.
Deja ir la
tirante rienda con que te detienes a ti mismo. ¿Qué importa si cometes un
error? ¿Qué importa si te equivocas?.
Saborea tus
imperfecciones. Permítete ser un poquito necesitado, un poquito vulnerable.
¡Corre un riesgo!
Podemos ser
espontáneos sin hacernos daño a nosotros mismos o a los demás. De hecho, todo
el mundo se beneficiará de nuestra espontaneidad.
“Hoy tiraré
el libro de reglas y disfrutaré de ser como soy. Me divertiré un poco con el
regalo de la vida, de mí mismo y de los demás”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario