Nuestra
tarea no es una tarea ingenua de sentirnos a salvo, de vivir y de amar en un
mudo utópico. Una mujer comentaba que nuestra tarea es hacernos sentir a salvo
al tiempo que aprendemos a vivir y a amar en un mundo que es inseguro.
No queremos
morar en los peligros, porque eso le da poder a lo negativo. Tampoco queremos
ignorarlos o pretender que no existen.
Si fuéramos
a tomar un baño de sol, no seríamos ingenuos acerca de los peligros del sol.
Sabemos que los rayos dañinos pueden quemarnos. Tomaríamos medidas para
protegernos, para que pudiéramos disfrutar de los beneficios del sol.
Esa es
nuestra tarea en la recuperación.
Esto es lo
que una mujer, una profesional de la salud, me dijo:
Imagina un
filtro que te rodea. Colócalo alrededor de ti, no tan pesado y grueso que no
pueda penetrar la luz, ni tan delgado que te expongas al peligro.
Mírate a ti
misma protegida por un filtro efectivo. Asegúrate de que el filtro esté abierto
a lo bueno. Por un tiempo, tu filtro era demasiado grueso. No dejaba pasar lo que
tú querías. Ahora, cámbialo para que deje entrar lo bueno.
Este es tu
filtro para la vida y para el mundo. Míralo. Imagínatelo siempre rodeándote. El
te envuelve de amor, de consuelo, de protección. No puede entrar nada
perjudicial. Ninguna energía negativa puede penetrar ese filtro.
Vete en paz;
vete a salvo; vete, ahora, sabiendo que estás protegida. Ve adonde necesites
ir. El mal ha sido bloqueado; se está derramando la buena voluntad. No tienes
que trabajar tan duro por protegerte. Puedes relajarte y disfrutar de la vida,
confiando en que estas segura. Vete sin miedo, pues estas envuelta en amor y
protección. Y siempre lo estarás.
“Hoy me
imaginaré envuelta en un escudo que bloquea los rayos negativos y perjudiciales
del mundo, pero que esta construido de forma que pueda entrar el bien”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario