Ni Dios
puede cambiar el pasado.(Agatón).
Aferrarse al
pasado, ya sea a través de la culpa, de la nostalgia, de la negación o del
resentimiento, es un desperdicio de valiosa energía, de energía que se puede
usar para transformar el hoy y el mañana.
“Yo solía
vivir en mi pasado”, dijo una mujer en recuperación “O bien estaba tratando de
cambiarlo, o lo estaba dejando que me controlara. Por lo general eran ambas
cosas”.
“Constantemente
me sentía culpable de cosas que habían sucedido. De cosas que yo había hecho;
de cosas que otros me habían hecho a mi, aunque había reparado casi todos los
daños, la culpa me embargaba. De alguna manera, todo era mi culpa. Simplemente,
nunca pude dejarlo ir”.
“Me aferre a
la ira durante años, diciéndome a mi misma que era justificada.Estaba en
negación acerca de muchas cosas. A veces, trataba de olvidarme absolutamente de
mi pasado, pero nunca me detuve a analizarlo realmente; mi pasado era como una
nube oscura que me perseguía, y del cual no me podía sacudir. Supongo que me
asustaba dejarlo ir, que le temía al hoy, que le temía al mañana.”
“He estado
en recuperación durante años, y me ha llevado casi los mismos años tener una
perspectiva adecuada de mi pasado. Estoy aprendiendo que puedo olvidarlo;
necesito curarme de él. Necesito sentir y dejar ir cualquier sentimiento que
aún tenga, especialmente la ira.”
“Necesito
dejar de culparme a mí misma por los eventos dolorosos que ocurrieron y confiar
en que todo ha sucedido de acuerdo con lo programando y que verdaderamente todo
está bien. He aprendido a dejar de tener remordimientos, a sentirme
agradecida”.
“Cuando
pienso en el pasado, le doy gracias a Dios por la curación y el recuerdo. Si
ocurre algo que necesite de una reparación, lo hago y termino con ello. He
aprendido a ver mi pasado con compasión hacia mi misma, confiando en que mi
Poder Superior tenía el control, incluso entonces”.
“Me he
curado de algunas de las peores cosas que me pasaron. He hecho las paces
conmigo misma acerca de estas cuestiones y he aprendido que curarme de algunas
de ellas me ha permitido ayudar a los otros a curarse también. Soy capaz de ver
cómo las peores cosas me ayudaron a formar mi carácter y a desarrollar algunas
de mis facetas más sutiles.”
“Incluso he
llegado a desarrollar gratitud por mis relaciones fracasadas porque ellas me
han llevado a ser quien soy y a encontrarme donde me encuentro hoy.”
“Lo que he
aprendido ha sido la aceptación, sin culpa, sin ira, sin culpar y sin
vergüenza. He tenido incluso que aprender a aceptar los años que pasé
sintiéndome culpable, enojada, avergonzada y culpando a los demás.”
Nosotros no
podemos controlar el pasado. Pero podemos transformarlo permitiéndonos curarnos
de él y aceptándolo con amor a nosotros mismos y a los demás. Lo sé, porque esa
mujer soy yo.
“Hoy
empezaré a sentir gratitud por mi pasado. No puedo cambiar lo que ocurrió, pero
puedo transformar el pasado adueñándome de mi poder, ahora, para aceptar, para
curarme y para aprender de él”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario