Tenemos una
vida real que es propia. Sí, la tenemos.
Ese
sentimiento de vacío, esa sensación de que todo el mundo excepto nosotros tiene
una vida –una vida importante, una vida valiosa, una vida mejor- es un
remanente del pasado.
Es también
una conducta autoderrotista inadecuada.
Somos
reales. Lo mismo nuestra vida. Brinquemos dentro de ella y lo veremos.
“Hoy viviré
mi vida y la atesoraré como mía”.
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