Una poción
mágica está a nuestra disposición hoy. Esa poción se llama aceptación.
Se nos pide
que aceptemos muchas cosas: a nosotros mismos, como somos; nuestros
sentimientos, necesidades, deseos, alternativas y nuestras circunstancias
actuales. A los demás, como son. El estatus de nuestras relaciones con ellos.
Los problemas. Las bendiciones. Nuestro estatus económico. El lugar donde vivimos.
Nuestro trabajo, nuestras áreas y nuestro nivel de desempeño en ellas.
La
resistencia no nos llevará hacia adelante, ni eliminará lo indeseable. Pero
incluso nuestra resistencia necesita ser aceptada. Incluso la resistencia se
rinde ante la aceptación y es cambiada por ésta.
La
aceptación es la magia que hace posible el cambio. No es para siempre; es para
el momento presente.
La
aceptación es la magia que hace buenas nuestras circunstancias presentes. Trae
paz y contento y abre la puerta al crecimiento, al cambio y al seguir
adelantando.
Hace brillar
la luz de la energía positiva en todo lo que tenemos y en todo lo que somos.
Dentro del marco de la aceptación, averiguamos que necesitamos hacer para
cuidar de nosotros mismos.
La
aceptación da poder a lo positivo y le dice a Dios que nos hemos sometido al
Plan. Hemos dominado la lección de hoy y estamos listos para proseguir.
“Hoy
aceptare. Renunciare a mi necesidad de estar en resistencia hacia mi mismo y
hacia mi medio ambiente. Me someteré. Cultivare el contento y la gratitud.
Seguiré adelante con alegría aceptando donde me encuentro hoy”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario