Está bien
estar enojados, pero no es sano estar resentidos. Haciendo caso omiso a lo que
hayamos aprendido cuando niños, sin importar los ejemplos que hayamos tenido,
podemos aprender a lidiar con nuestra ira de maneras sanas para nosotros y para
los que nos rodean.
Podemos
tener nuestros sentimientos de enojo. Podemos ponernos en contacto con ellos,
apropiarnos de ellos, sentirlos, expresarlos, liberarlos y acabar con ellos.
Podemos
aprender a escuchar lo que nos está diciendo la ira acerca de lo que queremos y
necesitamos para poder cuidar de nosotros mismos.
A veces,
incluso podemos dar rienda suelta a sentimientos de enojo que no están
justificados. Los sentimientos son sólo sentimientos; no hay moralidad en el
sentimiento, únicamente en nuestra conducta.
Podemos
sentirnos enojados sin lastimar o abusar de los demás ni de nosotros mismos.
Podemos
aprender a lidiar con la ira de maneras que beneficien nuestras relaciones en
vez de que las perjudiquen.
Si no
sentimos hoy nuestros sentimientos de enojo, necesitaremos enfrentarlos mañana.
“Hoy me
dejaré sentir mi enojo. Expresaré mi ira adecuadamente, sin sentimientos de
culpa. Luego, habré terminado con ella”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario