Los niños
necesitan disciplina para sentirse seguros; igual los adultos.
Disciplina
significa comprender que hay consecuencias lógicas para nuestra conducta.
Disciplina significa asumir la responsabilidad por nuestra conducta y las
consecuencias. Disciplina significa aprender a esperar lo que queremos.
Disciplina significa estar dispuestos a trabajar por lo que queremos.
Disciplina significa aprender y practicar nuevas conductas.
Disciplina
significa estar donde necesitamos estar, cuando necesitamos estar, a pesar de
nuestros sentimientos.
Disciplina
es el desempeño cotidiano de tareas, sean éstas conductas de recuperación o
lavar los platos.
La
disciplina implica confiar en que alcanzaremos nuestras metas aunque no podamos
verlas.
La
disciplina puede ser agotadora. Podemos sentirnos asustados, confundidos,
inseguros. Más tarde, veremos el propósito. Pero esta claridad de visión
generalmente no viene durante la época de disciplina. Podemos no creer incluso
que estamos yendo adelante. Pero estamos. La tarea en épocas de disciplina es
sencilla: escuchar, confiar y obedecer.
“Poder
Superior, ayúdame a aprender a someterme a la disciplina. Ayúdame a estar
agradecido porque Tú te preocupes por mí lo suficiente para permitir estas
épocas de disciplina y de aprendizaje en mi vida. Ayúdame a saber que como
resultado de la disciplina y del aprendizaje, algo importante se habrá resuelto
en mi interior”.
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