23 de diciembre
Un año,
cuando era niña, mi padre se emborrachó y se puso violento en Navidad. Yo
acababa de desenvolver un regalo, una loción de crema para las manos, cuando él
explotó con la rabia del alcohólico. Nuestra Navidad se interrumpió. Fue
terrible. Fue atemorizador para toda la familia. Ahora, treinta y cinco años
después, cada vez que huelo crema para las manos, inmediatamente experimento
todos los sentimientos que viví entonces: el miedo, la decepción, el dolor de
corazón, la impotencia y un deseo instintivo de controlar. (Anónimo).
Hay muchos
recuerdos positivos que nos hacen rememorar la Navidad: la nieve, la
decoración, los villancicos, los paquetes envueltos, el nacimiento, medias que
cuelgan de la chimenea. Estos recuerdos pueden evocar en nosotros sentimientos
cálidos de nostalgia de la celebración de la Navidad.
Nuestra
mente es como una poderosa computadora. Relaciona la vista, el sonido, el
olfato, el tacto y el gusto con sentimientos, pensamientos y recuerdos. Vincula
nuestros sentidos, y nosotros recordamos.
A veces, el
incidente más inocuo, más pequeño, puede hacer que se disparen recuerdos. No
todos nuestros recuerdos son placenteros, especialmente si crecimos en un
ambiente alcohólico, disfuncional.
Podemos no
comprender por qué súbitamente nos sentimos atemorizados, deprimidos, ansiosos.
Podemos no entender qué ha disparado nuestras conductas codependientes para
hacer frente a este entorno, la baja autoestima, la necesidad de controlar, la
necesidad de descuidarnos a nosotros mismos. Cuando eso suceda, necesitamos
entender que algún evento inocuo puede estar disparando memorias que están
grabadas profundamente en nuestro interior.
Si hay algo,
inclusive algo que no comprendemos, que dispare recuerdos dolorosos, podemos
volver a ponernos en el presente cuidando de nosotros mismos: reconociendo
nuestros sentimientos, desapegándonos, trabajando los Pasos y afirmándonos a
nosotros mismos. Podemos tomar acción para sentirnos bien. Podemos ayudarnos a
sentirnos mejor cada Navidad. No importa qué haya ocurrido en el pasado,
podemos poner eso en perspectiva y crear hoy unas fiestas más placenteras.
“Hoy
trabajaré suavemente con mis recuerdos en esta temporada de fiestas. Aceptaré
mis sentimientos aunque los considere distintos a los que están experimentando
los demás estas fiestas. Dios mío, ayúdame a curarme, a liberarme y a dejar ir
esos recuerdos dolorosos en relación con las vaca iones. Ayúdame a terminar mis
asuntos con el pasado para que pueda crear unas vacaciones a mi gusto”.
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