Al caminar
por la vida, hay muchas cosas y personas que podemos perder, o perdernos, si no
estamos dispuestos a comprometernos.
Necesitamos
hacer un compromiso para que las relaciones crezcan más allá de la etapa de las
primeras citas, para tener la casa o el apartamento que queremos, el empleo que
queremos o el coche que deseamos.
Debemos
comprometernos, a niveles profundos, con nuestras carreras –con nuestras metas-
con la familia, los amigos, la recuperación. Probar algo no nos capacitará para
tener éxito en ello. El compromiso sí. Y sin embargo, nunca necesitamos
comprometernos hasta que no estemos listos para hacerlo.
A veces,
nuestro miedo al compromiso nos está diciendo algo. Quizá no queramos
comprometernos con una relación, una compra o una carrera en particular. Otras,
es porque nuestros miedos están aflorando. Espera, entonces. Espera hasta que
el asunto esté claro.
Confía en ti
mismo. Pídele a tu Poder Superior que te quite el miedo al compromiso. Pídele a
Dios que retire los bloques que tienes para el compromiso. Pídele a Dios Su
guía.
Pregúntate
si estás dispuesto a perder aquello con lo que no te quieres comprometer.
Luego, escucha en silencio. Y espera que la decisión parezca firmemente cómoda
y correcta.
Necesitamos
ser capaces de comprometernos, pero no necesitamos comprometernos nunca hasta
que estemos listos. Confía en que te comprometerás cuando quieras hacerlo.
“Dios mío,
guíame al hacer compromisos. Dame el valor de cumplir aquellos que me
convienen, la sabiduría para no comprometerme con lo que no me parezca bien y
la paciencia para esperar hasta que lo sepa”.
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