La fuerza de voluntad no es la clave
para lograr el modo de vida que estamos buscando. El sometimiento lo es.
“He pasado gran parte de mi vida
tratando que la gente sea, haga o sienta algo que no es, que no quiere y que
escoge no sentir. En ese proceso la he vuelto loca y me he vuelto loca yo
misma”, dijo una mujer en recuperación.
“Me pasé la niñez tratando de hacer
que un padre alcohólico que no se amaba a sí mismo fuera una persona normal que
me amara. Luego me casé con un alcohólico y me pasé una década tratando de
hacerlo dejar de beber.”
“Me he pasado años tratando de hacer
presente para mí a gente que no está disponible emocionalmente.”
” Me he pasado mas años aún tratando
de hacer felices a miembros de la familia, que están contentos sintiéndose
desdichados. Lo que estoy diciendo es esto: me he pasado gran parte de mi vida
tratando desesperadamente y en vano de hacer lo imposible y sintiéndome un
fracaso al no haberlo podido hacer. Es como haber estado sembrando maíz y
tratando de que de las semillas salgan chicharos. ¡No funcionara!
“Al someterme a la impotencia, gano
inteligencia suficiente para dejar de seguir desperdiciando mi tiempo y energía
tratando de cambiar y de controlar a lo que no puedo cambiar ni controlar. Esto
me da permiso para dejar de estar tratando de hacer lo imposible y concentrarme
en lo que si es posible: ser como soy, amarme a mi mismo, sentir lo que siento y
hacer con mi vida lo que quiera.”
En la recuperación aprendemos a dejar
de pelear contra los leones, simplemente porque no podemos ganar. También
aprendemos que, entre mas nos concentremos en controlar o en cambiar a los
demás, mas ingobernable sera nuestra vida. Entre mas nos concentremos en vivir
nuestra propia vida, más tendremos una vida por vivir y más gobernable se
volverá nuestra vida.
“Hoy admitiré la impotencia donde no
tengo poder para cambiar las cosas, y le permitiré a mi vida volverse gobernable”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario