CUARTO
PASO
Sin temor, hicimos un minucioso
inventario moral de nosotros mismos.
El
Cuarto Paso era un vistazo temerario en el espejo, escribiendo lo que viéramos.
El objetivo del ejercicio era permitirnos reconocer y examinar el caos de
nuestras vidas. Al hacer un inventario, obtuvimos una clara imagen de la
desorganización e ingobernabilidad que nos había tenido cautivos en nuestra
adicción.
Nuestro
inventario también incluía nuestras buenas cualidades, nuestros activos, los
que, cuando dejamos por primera vez de usar la nicotina era imposible que los
viéramos. La palabra “inventario” viene de una palabra en latín que significa
descubrir o encontrar. Entre las definiciones de “moral” está una que significa
hacer la distinción entre la conducta correcta e incorrecta.
Estas
definiciones literales eran buenos lineamientos a tener presentes mientras se
realizaba el Cuarto Paso. Viendo en el espejo, intentábamos descubrir qué
conductas y actitudes funcionaban y qué no en la forma en que llevábamos
nuestra vida.
De
acuerdo al lenguaje del Cuarto Paso, nuestro inventario moral era hacerlo “sin
temor”. Sin embargo, la mayoría de nosotros teníamos miedo cuando nos paramos
en el umbral de este paso debido al negativismo que llenaba nuestras vidas.
Estábamos profundamente asustados de realizar el estudio a conciencia sobre nosotros
mismos que el Cuarto Paso requería. Nos creíamos malas personas, fracasados e
impostores, y realmente no queríamos ver todo eso.
Pero
estábamos en vías de terminar con esas ideas auto-destructivas. Reflexionando
de nuevo en el Primero, Segundo y Tercer Paso, nos dimos cuenta que teníamos la
energía positiva y la guía de un Poder Superior para ayudarnos a hacer un
examen a conciencia. Recordamos que ya no estábamos solos.
Escuchamos
a otros en Fumadores Anónimos compartir sus experiencias con el Cuarto Paso, y
nos enteramos que descubrieron que no eran tan despreciables como temían.
Confiando en la experiencia de los demás, y con la ayuda de nuestro Poder
Superior, encontramos el valor para hacer un inventario honesto de nosotros
mismos. Nos atrevimos a rendirnos ante nuestro Poder Superior y nos dejamos
guiar a través del Cuarto Paso.
El
Cuarto Paso nos dice que el inventario moral debe ser “minucioso”. Esto
significa detallado. No había un dispositivo de medición mágico que nos pudiera
decir cuánto, qué tan profundo, qué tanto íbamos a examinarnos. Pero el
recuento sería minucioso, lo más que pudiéramos en ese momento.
No
existía un buen inventario contra mal inventario; había sólo el mejor
inventario posible que pudiéramos hacer. El mejor posible era el que pudiera
hacerse con total honestidad, humildad, franqueza, entrega y voluntad. Debía
ser simple y minucioso. Lo importante era hacerlo.
Muchos
de nosotros experimentamos algo de dolor al hacer nuestro inventario del Cuarto
Paso. Pero era importante recordar que el objetivo del inventario no era causar
dolor. Estábamos intentando entender cómo habíamos estado viviendo nuestras
vidas. Queríamos listar qué nos funcionó y qué no, de modo que pudiéramos
identificar y detener los patrones inútiles de nuestro pasado.
Queríamos
saber cómo nos habíamos quedo atrapados en nuestro pasado de modo que
pudiéramos encontrar nuestra salida de esa trampa, que pudiéramos encontrar la
libertad de nuestros anteriores egos y la libertad de la nicotina. Estábamos
liberándonos del ayer de manera que pudiéramos vivir el hoy, cada día, un día a
la vez.
Al
igual que no hay una definición correcta de un “buen” inventario, tampoco
existe una manera totalmente “correcta” de hacerlo. Encontramos que escribirlo
era básico y necesario. Poner por escrito nuestro inventario lo hacía más real
y más fácil de asegurar que habíamos sido tan minuciosos y valientes como nos
era posible. Todo lo que nos venía a la mente lo escribíamos. El objetivo era
la minuciosidad. No había nada que no perteneciera a la lista. Era fácil. Si se
nos venía a la mente, iba a la lista.
Una
manera de comenzar era responder a las preguntas en el Cuestionario de
Fumadores Anónimos que aparece en la Parte
II de estos materiales. El Cuestionario daba una buena idea
de qué era lo que intentábamos conseguir de la nicotina. Los patrones surgían
en las respuestas. Las ideas afloraban. Se exploraban esos patrones e ideas. Un
segundo enfoque era pensar en las cosas con las que nos sentíamos bien y con las
que nos sentíamos mal en el pasado, y cómo nos sentíamos sobre ellas cuando las
escribíamos. Las escribíamos y nos hacíamos preguntas como éstas acerca de
ellas:
·
¿Por qué me siento
de esa forma?
·
¿Quién más fue
afectado por esto?
·
¿Es esto parte de
un patrón?
·
¿Soy responsable de
lo que pasó en ese entonces?
·
¿Lo sigo
repitiendo? ¿Cómo?
Escribimos
todas las cosas sobre las que nos sentíamos mal. Las analizamos: de dónde
provenían, qué nos causaron, por qué seguimos dependiendo de ellas, cómo
afectaron a aquéllos a nuestro alrededor. Pedimos ayuda a nuestro Poder
Superior para realmente observar en el espejo y confrontarlas.
Hicimos
lo mismo con las cosas sobre las que nos sentíamos bien, empezando con lo que
habíamos logrado. Estábamos limpios; ya no estábamos usando la nicotina.
Continuábamos pensando en los positivos. Permitimos que un Poder Superior nos
guiara cuando las exploramos lo más que pudimos.
Otros
encontraron que un tercer enfoque para el inventario era iniciar con listas de
personas, instituciones, principios o eventos que sentíamos tuvieron un papel
importante en nuestras vidas. Luego explorábamos cuál había sido su influencia
o efecto en nosotros.
Ese
proceso de exploración involucraba examinar personas y eventos que llevaban a
temores, resentimientos, odio a sí mismo pasados, o a nuestra permanencia en
situaciones mucho después de que habían dejado de ser útiles. Buscamos qué o
quién nos hizo sentir y pensar negativamente. Gran parte de esto sucedió en la
etapa temprana de nuestra vida. Para muchos de nosotros, era importante
regresar tanto como pudiéramos recordar, aún si los detalles fueran confusos.
Mucho de esto nos sorprendió. Algo de esto parecía pequeño e insignificante,
pero si surgió, era importante y lo escribíamos. Cualquiera que fuera,
expusimos la causa de liberarnos de nuestro pasado al ponerlo en papel.
Para
aquellos de nosotros que encontramos que era demasiado incierto hacer estas
listas, era más fácil un cuarto enfoque. Escribimos una historia personal
totalmente honesta, que nos permitió ver cómo éramos guiados hacia nuestra
adicción. A partir de nuestro entendimiento de lo que pasó, obtuvimos una mejor
imagen de dónde, por qué y cómo fuimos dañados, y cómo ese daño influyó en
nuestra conducta desde entonces.
No era
necesario, o tal vez incluso imposible, entender a dónde nos estaba llevando la
autobiografía mientras estábamos escribiéndola. En otras palabras, algunas
veces no fue hasta que habíamos terminado de escribir nuestra propia historia
de vida que pudimos regresar al inicio y ver los eventos individuales en una
mayor perspectiva. Pero, con la ventaja de la imagen más grande, lo que antes
parecía como un cosa tonta, de repente se convirtió en una parte importante de
un patrón más grande y claro.
Muchos
de nosotros que habíamos hecho un Cuarto Paso en otro programa de 12 Pasos
encontramos necesario repensar nuestros inventarios, dando especial atención al
impacto único de la adicción a la nicotina en nuestras vidas. Por ejemplo,
encontramos que la nicotina bloqueaba nuestros sentimientos y nuestras
interacciones con otros seres humanos y el mundo a nuestro alrededor. Sea que
estuviéramos escondiéndonos detrás de nuestra cortina de humo o arrojando el
humo sobre otros, nos debilitábamos en formas que parecían ser únicas o
especialmente agravadas por la nicotina. Por lo tanto, nuestra recuperación de
otras sustancias, así como de la nicotina, tuvo un aumento especial cuando
reconsideramos nuestros inventarios anteriores.
El
Cuarto Paso nos permitió vernos a nosotros mismos claramente y sin tanto
juicio. La imagen que proporcionó nos ayudó a eliminar el temor de que
descubriríamos que éramos realmente detestables. El Cuarto Paso nos permitió
sentir que éramos personas comunes más conectados con nosotros mismos y con los
demás.
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