miércoles, 30 de octubre de 2013

FUMADORES ANÓNIMOS. CUARTO PASO

CUARTO PASO
Sin temor, hicimos un minucioso inventario moral de nosotros mismos.
           
            El Cuarto Paso era un vistazo temerario en el espejo, escribiendo lo que viéramos. El objetivo del ejercicio era permitirnos reconocer y examinar el caos de nuestras vidas. Al hacer un inventario, obtuvimos una clara imagen de la desorganización e ingobernabilidad que nos había tenido cautivos en nuestra adicción.

            Nuestro inventario también incluía nuestras buenas cualidades, nuestros activos, los que, cuando dejamos por primera vez de usar la nicotina era imposible que los viéramos. La palabra “inventario” viene de una palabra en latín que significa descubrir o encontrar. Entre las definiciones de “moral” está una que significa hacer la distinción entre la conducta correcta e incorrecta.

            Estas definiciones literales eran buenos lineamientos a tener presentes mientras se realizaba el Cuarto Paso. Viendo en el espejo, intentábamos descubrir qué conductas y actitudes funcionaban y qué no en la forma en que llevábamos nuestra vida.

            De acuerdo al lenguaje del Cuarto Paso, nuestro inventario moral era hacerlo “sin temor”. Sin embargo, la mayoría de nosotros teníamos miedo cuando nos paramos en el umbral de este paso debido al negativismo que llenaba nuestras vidas. Estábamos profundamente asustados de realizar el estudio a conciencia sobre nosotros mismos que el Cuarto Paso requería. Nos creíamos malas personas, fracasados e impostores, y realmente no queríamos ver todo eso.

            Pero estábamos en vías de terminar con esas ideas auto-destructivas. Reflexionando de nuevo en el Primero, Segundo y Tercer Paso, nos dimos cuenta que teníamos la energía positiva y la guía de un Poder Superior para ayudarnos a hacer un examen a conciencia. Recordamos que ya no estábamos solos.

            Escuchamos a otros en Fumadores Anónimos compartir sus experiencias con el Cuarto Paso, y nos enteramos que descubrieron que no eran tan despreciables como temían. Confiando en la experiencia de los demás, y con la ayuda de nuestro Poder Superior, encontramos el valor para hacer un inventario honesto de nosotros mismos. Nos atrevimos a rendirnos ante nuestro Poder Superior y nos dejamos guiar a través del Cuarto Paso.

            El Cuarto Paso nos dice que el inventario moral debe ser “minucioso”. Esto significa detallado. No había un dispositivo de medición mágico que nos pudiera decir cuánto, qué tan profundo, qué tanto íbamos a examinarnos. Pero el recuento sería minucioso, lo más que pudiéramos en ese momento.

            No existía un buen inventario contra mal inventario; había sólo el mejor inventario posible que pudiéramos hacer. El mejor posible era el que pudiera hacerse con total honestidad, humildad, franqueza, entrega y voluntad. Debía ser simple y minucioso. Lo importante era hacerlo.

            Muchos de nosotros experimentamos algo de dolor al hacer nuestro inventario del Cuarto Paso. Pero era importante recordar que el objetivo del inventario no era causar dolor. Estábamos intentando entender cómo habíamos estado viviendo nuestras vidas. Queríamos listar qué nos funcionó y qué no, de modo que pudiéramos identificar y detener los patrones inútiles de nuestro pasado.

            Queríamos saber cómo nos habíamos quedo atrapados en nuestro pasado de modo que pudiéramos encontrar nuestra salida de esa trampa, que pudiéramos encontrar la libertad de nuestros anteriores egos y la libertad de la nicotina. Estábamos liberándonos del ayer de manera que pudiéramos vivir el hoy, cada día, un día a la vez.

            Al igual que no hay una definición correcta de un “buen” inventario, tampoco existe una manera totalmente “correcta” de hacerlo. Encontramos que escribirlo era básico y necesario. Poner por escrito nuestro inventario lo hacía más real y más fácil de asegurar que habíamos sido tan minuciosos y valientes como nos era posible. Todo lo que nos venía a la mente lo escribíamos. El objetivo era la minuciosidad. No había nada que no perteneciera a la lista. Era fácil. Si se nos venía a la mente, iba a la lista.

            Una manera de comenzar era responder a las preguntas en el Cuestionario de Fumadores Anónimos que aparece en la Parte II de estos materiales. El Cuestionario daba una buena idea de qué era lo que intentábamos conseguir de la nicotina. Los patrones surgían en las respuestas. Las ideas afloraban. Se exploraban esos patrones e ideas. Un segundo enfoque era pensar en las cosas con las que nos sentíamos bien y con las que nos sentíamos mal en el pasado, y cómo nos sentíamos sobre ellas cuando las escribíamos. Las escribíamos y nos hacíamos preguntas como éstas acerca de ellas:
·     ¿Por qué me siento de esa forma?
·     ¿Quién más fue afectado por esto?
·     ¿Es esto parte de un patrón?
·     ¿Soy responsable de lo que pasó en ese entonces?
·     ¿Lo sigo repitiendo? ¿Cómo?

            Escribimos todas las cosas sobre las que nos sentíamos mal. Las analizamos: de dónde provenían, qué nos causaron, por qué seguimos dependiendo de ellas, cómo afectaron a aquéllos a nuestro alrededor. Pedimos ayuda a nuestro Poder Superior para realmente observar en el espejo y confrontarlas.

            Hicimos lo mismo con las cosas sobre las que nos sentíamos bien, empezando con lo que habíamos logrado. Estábamos limpios; ya no estábamos usando la nicotina. Continuábamos pensando en los positivos. Permitimos que un Poder Superior nos guiara cuando las exploramos lo más que pudimos.

            Otros encontraron que un tercer enfoque para el inventario era iniciar con listas de personas, instituciones, principios o eventos que sentíamos tuvieron un papel importante en nuestras vidas. Luego explorábamos cuál había sido su influencia o efecto en nosotros.

            Ese proceso de exploración involucraba examinar personas y eventos que llevaban a temores, resentimientos, odio a sí mismo pasados, o a nuestra permanencia en situaciones mucho después de que habían dejado de ser útiles. Buscamos qué o quién nos hizo sentir y pensar negativamente. Gran parte de esto sucedió en la etapa temprana de nuestra vida. Para muchos de nosotros, era importante regresar tanto como pudiéramos recordar, aún si los detalles fueran confusos. Mucho de esto nos sorprendió. Algo de esto parecía pequeño e insignificante, pero si surgió, era importante y lo escribíamos. Cualquiera que fuera, expusimos la causa de liberarnos de nuestro pasado al ponerlo en papel.
            Para aquellos de nosotros que encontramos que era demasiado incierto hacer estas listas, era más fácil un cuarto enfoque. Escribimos una historia personal totalmente honesta, que nos permitió ver cómo éramos guiados hacia nuestra adicción. A partir de nuestro entendimiento de lo que pasó, obtuvimos una mejor imagen de dónde, por qué y cómo fuimos dañados, y cómo ese daño influyó en nuestra conducta desde entonces.

            No era necesario, o tal vez incluso imposible, entender a dónde nos estaba llevando la autobiografía mientras estábamos escribiéndola. En otras palabras, algunas veces no fue hasta que habíamos terminado de escribir nuestra propia historia de vida que pudimos regresar al inicio y ver los eventos individuales en una mayor perspectiva. Pero, con la ventaja de la imagen más grande, lo que antes parecía como un cosa tonta, de repente se convirtió en una parte importante de un patrón más grande y claro.

            Muchos de nosotros que habíamos hecho un Cuarto Paso en otro programa de 12 Pasos encontramos necesario repensar nuestros inventarios, dando especial atención al impacto único de la adicción a la nicotina en nuestras vidas. Por ejemplo, encontramos que la nicotina bloqueaba nuestros sentimientos y nuestras interacciones con otros seres humanos y el mundo a nuestro alrededor. Sea que estuviéramos escondiéndonos detrás de nuestra cortina de humo o arrojando el humo sobre otros, nos debilitábamos en formas que parecían ser únicas o especialmente agravadas por la nicotina. Por lo tanto, nuestra recuperación de otras sustancias, así como de la nicotina, tuvo un aumento especial cuando reconsideramos nuestros inventarios anteriores.

            El Cuarto Paso nos permitió vernos a nosotros mismos claramente y sin tanto juicio. La imagen que proporcionó nos ayudó a eliminar el temor de que descubriríamos que éramos realmente detestables. El Cuarto Paso nos permitió sentir que éramos personas comunes más conectados con nosotros mismos y con los demás.


            

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