jueves, 31 de octubre de 2013

FUMADORES ANÓNIMOS. QUINTO PASO

QUINTO PASO
Admitimos ante Dios, ante nosotros mismos y ante otro ser humano, la naturaleza exacta de nuestras faltas.

            Al hacer el inventario del Cuarto Paso, pusimos en una forma organizada todo el caos, confusión y problema de nuestro pasado. Hicimos una extensa revisión de nuestra vida. ¿Ahora qué?

            El Quinto Paso estaba deshaciéndose de lo viejo. Era la mayor limpieza de primavera de nuestra vida, y su objetivo era deshacernos de todas las telarañas, bolas de polvo y otros desperdicios y desechos que acumulamos durante el largo invierno de nuestra adicción. Estaba llegando a la posición para reemplazar la vieja basura con pensamientos y maneras nuevas y positivas. Estaba liberándose de lo que no había funcionado, liberándose de lo que nos había atrapado tanto tiempo en las garras mortales de la nicotina. Estaba sacando la basura.

            El éxito de limpiar la vieja basura en el Quinto Paso dependió de haberla sacado y apilado en el Cuarto Paso. Sin embargo, no era suficiente sólo haber escrito el inventario. Algunas de nuestras viejas cosas estaban en la lista, pero enterradas, barridas y escondidas debajo de la alfombra. Sabíamos que estaban ahí, pero esperábamos que nadie más las encontrara. No obstante, si realmente queríamos limpiar la casa, la vieja tierra no podría quedase escondida debajo del tapete.

            Por lo tanto, el objetivo del Quinto Paso era admitir lo que habíamos encontrado. Hicimos una aceptación privada ante nosotros mismos. Para asegurarnos de que no estábamos haciendo trampa, también admitimos todo ante nuestro Poder Superior. Lo importante no era que un Dios más sabio ya lo sabía, sino nuestro acto de admisión y humildad.

            El Quinto Paso también nos requirió compartir nuestro inventario con otro ser humano. Para muchos de nosotros, esto fue aún más aterrador que la admisión ante nuestro Poder Superior. Admitir todos los detalles de nuestros tormentos pasados a otra persona era tan concreto, tan real y tan humillante. Requería tragarnos nuestro orgullo.

            La humildad era la parte central del Quinto Paso. Se trataba de convertirse uno en una persona humilde. El Quinto Paso trataba sobre concientizarnos de nuestros defectos, hacernos modestos, y no orgullosos y arrogantes. Era acerca de no aparentar, y no huir y escondernos más. Era acerca de volvernos reales y muy humanos.

            El Quinto Paso involucró compartir detalles personales íntimos con una persona de confianza y volvernos humildes en el proceso. Nos encogimos hasta la médula y a lo que realmente éramos. Al compartir nuestros más profundos secretos con otra persona, nos abríamos. De ese modo, hicimos posible ser sanados de nuestra adicción a la nicotina.

            Volvernos honestos era una manera de ser libres de ser quienes éramos. Nos desnudábamos y parábamos en toda nuestra gloria desnuda sin ningún disfraz que nos había escondido cuando éramos adictos a la nicotina. Cuando admitimos antes nosotros mismos, ante nuestro Poder Superior, y ante otro ser humano quiénes éramos, nos liberamos de nuestros sufrimientos pasados y nos liberamos para amarnos a nosotros mismos y dejamos de intentar destruirnos.

            Fuimos muy cuidadosos en seleccionar a la otra persona que elegimos para abrirnos durante el Quinto Paso. El objeto de la experiencia, era la franqueza y honestidad, la confianza y apertura. La otra persona tenía que ser alguien que nos permitiera sentirnos tan absolutamente libres y abiertos como fuera posible. Para algunos de nosotros, era nuestro padrino u otra persona de Fumadores Anónimos. Para otros, era un sacerdote, un psicólogo o un amigo. A quién quiera que hayamos elegido, era alguien que pensábamos nos permitiría ser totalmente honestos y abiertos.

            Conforme compartíamos cándidamente nuestros secretos, descubrimos que no éramos tan terribles como imaginábamos. De algún modo, en el proceso de describir “lo peor que habíamos hecho”, lo terrible de todo esto disminuía. Las cosas más terribles después de todo no eran tan malas.

            También descubrimos que todos nuestros temores, problemas y aflicciones eran sólo parte de la condición humana. No éramos despreciables. Éramos humildes para darnos cuenta de que éramos normales, y sólo muy humanos.
            Quinto Paso. Sacar la basura. Agradecidamente dejar ir el pasado para prepararnos para el presente, teniendo una nueva conciencia de nuestra participación en la raza humana y teniendo eso estaba muy bien.

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