jueves, 7 de noviembre de 2013

FUMADORES ANÓNIMOS. DUODÉCIMO PASO

DUODÉCIMO PASO
Habiendo obtenido un despertar espiritual como resultado de estos pasos, tratamos de llevar este mensaje a usuarios de la nicotina, y practicamos estos principios en todos nuestros asuntos.

          El tema del Duodécimo Paso es nuestra recién encontrada forma de vida, la libertad, alegría y serenidad que hemos descubierto a través del despertar de nuestro espíritu. El poder del Duodécimo Paso es que éste proporciona una guía para vivir el resto de nuestras vidas. Existen tres componentes en este paso. El primero es el “despertar espiritual”. Esto se refiere, claro, a donde hemos estados en el pasado y qué nos ha pasado. La segunda y la tercer parte, “llevar este mensaje” y “practicamos estos principios”, son las guías para vivir y para nuestro futuro.

          Si examinamos el curso de los pasos anteriores, está claro que estamos viendo un proceso de despertar espiritual. Ha habido un lento crecimiento y cambio. Reconocer la ingobernabilidad, que nuestra adicción a la nicotina extiende sobre nuestras vidas, y aprender a admitir nuestra impotencia no sucedió sin esfuerzo. Se requirió trabajo.

          Comenzando a creer en la idea de un Poder Superior y comenzando a “Desistir y Encomendarse a Dios” no fue fácil para muchos de nosotros. Luchamos, nos resistimos y peleamos. Pero gradualmente, nos las arreglamos para quitar otra capa de la cebolla, y pasamos por los Segundo y Tercer Paso. Continuamos evolucionando, creciendo y tomando conciencia.


          El proceso continuo. Gradualmente, paso por paso, luchamos por salir de nuestro profundo sopor. A través de lo que seguramente era la mayor lucha de nuestras vidas, despertamos a un sentido alterado de nosotros mismos y nuestras vidas.

          Para muchos, el cambió incluyó una conciencia de la importancia de que estemos en este planeta, de que estemos vivos, y que haya gozo y felicidad disponibles, hoy, aquí y ahora.

          Despertamos desde ese tiempo del lento suicidio por el uso de la nicotina, cuando nuestros espíritus fueron ahogados en un vasto océano de odio a sí mismo, aplastados por olas interminables de ansias, temor y fracaso. Nos las ingeniamos para encontrar una manera de levantarnos por encima de las olas y montarlas y divertirnos, en lugar de dejar que nos aplasten y nos arrojen a la arena. Encontramos una tabla de surfear. Encontramos un Poder Superior. Encontramos fuerza para salvarnos de nosotros mismos. Nos las ingeniamos para aprovechar gradualmente el recurso interior de nuestro propios sistema de creencias, nuestra propia imaginación y nuestra propia fe, un Dios según lo concebimos. Ese Dios era alguien, algo, cualquiera, cualquier cosa mayor a lo que nosotros éramos.

          Comenzamos a entender que la enfermedad que sentimos cuando éramos adictos a la nicotina, la auto-conciencia destructiva, las insuficiencias, la depresión, el falso alarde, la agresividad irracional, y el odio a sí mismo, todo se originó en un sentido esencial de soledad y temor. Pensábamos que podíamos hacerlo nosotros solos. Estábamos solos e intentamos aliviar el dolor a través de la nicotina.

          Eventualmente, pudimos reconocer la locura causada por nuestro aislamiento auto-impuesto. Y luego nos permitimos encontrar una compañía que llamamos un Poder Superior.

          Aprendimos a trabajar en estar en contacto con nuestra alma, con nuestro Poder Superior. Encontramos una capacidad para permanecer serenos a pesar de las altas y bajas. Descubrimos que podíamos montar las olas.

          Con ese descubrimiento, la vida se convirtió y permanece como una serie de pequeños milagros e incrementos de maravillas. Nos volvimos menos propensos a revolcarnos en la autocompasión o a meditar una tarde de nuestra vida si reconocíamos, aceptábamos y dábamos la bienvenida a nuestra propia existencia espiritual. Al hallar la paz para recorrer el viaje en nuestro planeta, cada momento tiene su propia recompensa. Cada momento se vuelve sagrado y nos enriquece porque aprendimos a vivir hoy, aquí y ahora. Cada gota de lluvia que cae, cada aliento que respiramos, cada montaña que subimos, cada dedo que nos golpeamos y cada viento que brama son igualmente importantes porque los vivimos. Ellos existen, y cuando nosotros existimos como parte de ellos, no estamos solos. Cuando no estamos solos, necesitamos no matarnos nosotros mismos con la nicotina.

          A esto nos referimos cuando hablamos acerca del despertar espiritual. Esto es lo que sucede durante el proceso de los pasos.

          Sin embargo, seguimos siendo adictos. Y cuando comenzamos a experimentar la alegría de ser libres del uso de la nicotina, corremos el riesgo de pensar una vez más que podemos controlar las cosas. Ese es el riesgo de ser un adicto. Conforme el sufrimiento de nuestro pasado con la nicotina disminuye, las tentaciones que nos meten en problemas regresan. Esto nos lleva a las partes últimas del Doceavo Paso, el plan de acción para continuar viviendo libres de la nicotina.

          Hemos aprendido la mejor manera de evitar que nuestra locura vuelva a asumir el control de nuestras vidas compartiendo nuestro regalo de vida con aquéllos que aún están sufriendo. Lo llamamos “llevar este mensaje”. Lo hacemos de dos maneras; obsequiamos el regalo que recibimos al compartir, y permitimos que nuestras vidas sean ejemplos para los demás.

          La manera en que llevamos el mensaje a aquéllos que están usando todavía la nicotina, es compartir nuestra experiencia, fuerza y esperanza con ellos. Es simple y seguro. Sabemos del milagro en nuestras propias vidas, y podemos compartirlo con las personas que aun sufren. Sin embargo, al compartir, debemos tener cuidado de recordar que lo que compartimos es nuestra experiencia, y no la de alguien más.

          Compartimos nuestra fuerza a través de la honestidad y humildad. Además, compartimos la felicidad que hemos hallado a través del aprovechamiento de una nueva fuente de energía positiva y la felicidad que encontramos al rendirnos ante algo más grande que nosotros mismos, ante un Poder Superior.

          A medida que compartimos el regalo de nuestros propios milagros, cada acto realizado en gratitud, no importa qué tan pequeño pueda parecer separadamente, tiene sus propias lecciones y recompensas para nosotros. Regalamos lo que hemos recibido y por eso recibimos aún más. Nosotros, quienes hemos estado en las profundidades de la desesperación y agonía, aprendimos cuando ayudamos a levantar a otros de ese terrible lugar. Nuestro propia felicidad aumenta cuando vemos a otros que están siendo ayudados por lo que hemos aprendido por nuestra cuenta. Hay felicidad para nosotros al ayudar a un recién llegado a través de sólo un deseo irresistible por nicotina, ya que, como sabemos todos muy bien, cada uno de los deseos irresistibles puede ser mortal.
         
          Lo que realmente hacemos para ayudar al usuario de nicotina a través de un deseo irresistible puede ser muy simple y puede no comprender más que hablar por un par de minutos, o dar un abrazo o un apretón de manos. Nuestra felicidad en ayudar no disminuye con la simplicidad de la empresa porque entendemos su importancia.

          Al ayudar a otros, aprendimos la compasión, la paciencia y la tolerancia. Estos maravillosos regalos nos ayudan a aceptarnos y a refirmar nuestro propio valor y crecimiento. Nuestro propio mensaje honesto y simple de nuestra recuperación de la adicción a la nicotina es increíblemente poderoso. Al asistir a las juntas y al hacernos visibles y disponibles, proporcionamos el mayor servicio posible. Entre más participemos y más estemos activos, mejor podremos y llevaremos el mensaje. No estamos buscando conversos.

          Mostramos la manera por medio del ejemplo. Esta es la tercer parte del Doceavo Paso. Practicamos los principios de la recuperación, los principios que hemos aprendido a través del proceso de los Doce Pasos, y los practicamos en todos nuestros asuntos. Estos principios incluyen aceptación, rendición, humildad, tolerancia, paciencia, voluntad, franqueza, amor, esperanza, fe, confianza y alegría. Estos son los principios que nos rescataron de la soledad y el temor. Estos se convirtieron en los principios actuales de disfrutar la libertad, la alegría y la serenidad en nuestras vidas diarias.

          Además, cuando practicamos estos principios en todos nuestros asuntos, hacemos un magnífico trabajo transmitiendo el mensaje. Los que nos conocían antes no pueden ayudar pero notan los cambios en nosotros conforme avanzamos en la recuperación. Llevamos el mensaje al estar en nuestra recuperación todo el tiempo.

          Lo que empezó como un enfoque desesperado a renunciar al uso de la nicotina ahora florece y crece en una libertad por vivir. Con asombro y humildad, aprendemos a disfrutar los más preciosos regalos de todos, la aceptación de nuestra propia humanidad y la conciencia de que no estamos solos.

          Como la vida misma, los Pasos son un proceso y un ciclo. Vivimos los Pasos practicando sus principios positivos en todos nuestros asuntos. El Doceavo Paso no es el final. Es el resto de la vida. Es libertad, alegría y serenidad.


Bienvenidos a Fumadores Anónimos

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