15 de enero
Sabemos
defendernos solos
Aprendemos
que algunas conductas tienen consecuencias que van en nuestro propio perjuicio,
mientras que otras tienen el efecto contrario. Aprendemos que tenemos
alternativas. (Más allá de la codependencia).
Es tan fácil
defender a los demás. Qué claro nos resulta cuando los demás están siendo
usados, controlados, manipulados o se está abusando de ellos. Es tan fácil
pelear por ellos, indignarnos justamente, correr en su ayuda y animarlos para
lograr la victoria.
“Tienes
derechos”, les decimos. “Y esos derechos están siendo violados. Defiéndete a ti
mismo, sin sentimientos de culpa”. ¿Por qué es tan difícil, entonces,
defenderemos a nosotros mismos? ¿Por qué no podemos ver cuando se nos está
usando, victimando, mintiendo, manipulando o violando de alguna manera? ¿Por
qué nos resulta tan difícil defendernos solos?
Hay
ocasiones en la vida en que transitamos por un sendero amable y amoroso. Sin
embargo, en otras necesitamos defendernos solos, cuando el sendero amable y
amoroso nos pone en manos, de aquellos que pueden maltratarnos.
Algunos
días, la lección que estamos aprendiendo y practicando es la de fijar límites.
Otros, la lección que estamos aprendiendo es luchar por nosotros mismos y por
nuestros derechos.
A veces, la
lección no acabará hasta que lo hagamos.
“Hoy
defenderé mi propia causa. Recordaré que está bien que me defienda sólo cuando
esa acción sea la adecuada. Dios mío, ayúdame a defenderme solo, en forma
apropiada y con confianza”.
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