Muchos de
nosotros tenemos nociones confusas acerca de qué significa que nos amen y se
preocupen por nosotros.
A muchos de
nosotros nos cuidaron y nos amaron personas que tenían discrepancias entre lo
que decían y lo que hacían.
Podemos
haber tenido una madre o un padre que nos decía “te amo”, y que luego nos
abandonó o nos descuidó, dejándonos con ideas confusas acerca del amor. Y por
tanto, ese patrón de conducta lo sentimos como amor, el único amor que
conocimos.
Algunos de
nosotros hemos estado al cuidado de personas que nos proveían en nuestras
necesidades y decían amarnos, pero simultáneamente abusaban de nosotros o nos
maltrataban. Esa, entonces, se convierte en nuestra idea del amor.
Algunos de
nosotros podemos haber vivido en ambientes emocionales estériles, donde la
gente decía amarnos, pero no demostraba sus sentimientos ni su solicitud. Esa
puede haberse convertido en nuestra idea del amor.
Podemos
aprender a amar a los demás o a nosotros mismos de la manera como hemos sido
amados, o podemos dejar que otros nos amen de la manera como hemos sido amados,
nos sintamos bien con ello o no. Ya es tiempo de dejar que se satisfagan
nuestras necesidades de maneras que realmente funcionen. El amor enfermizo
podrá satisfacer algunas necesidades superficiales, pero no nuestra necesidad
de ser amados.
Podemos
llegar a esperar congruencia en la conducta de los demás.
Podemos
disminuir el impacto de las puras palabras e insistir en que estén de acuerdo
las acciones con las palabras.
Podemos
encontrar valor, cuando sea apropiado, para confrontar las discrepancias entre
palabras y acciones, no para avergonzar, para culpar o para encontrar
culpables, sino para ayudarnos a permanecer en contacto con la realidad y con
nuestras necesidades.
Podemos dar
y recibir amor cuando la conducta está de acuerdo con las palabras de uno.
Merecemos recibir y dar lo mejor que el amor puede ofrecer.
“Hoy estaré
abierto a dar y recibir el amor más sano posible. Vigilaré las discrepancias
entre las palabras y las conductas que me confunden y me vuelven loco. Cuando
eso suceda, entenderé que no estoy loco; que estoy en medio de una
discrepancia”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario