Diviértete.
Suéltate un poco ¡Disfruta la vida!
No tenemos
que ser tan sombríos y serios. No tenemos que ser tan reflexivos, tan críticos,
tan enfrascados en nosotros mismos y en los rígidos parámetros que otros, y a
menudo nosotros mismos, nos hemos colocado.
Esta es la
vida, no un servicio fúnebre. Diviértete con ella. Entra en ella. Participa.
Experimenta. Corre algún riesgo. Sé espontáneo. No estés siempre tan preocupado
por hacer lo correcto, por hacer lo apropiado.
No te
preocupes tanto por lo que otros puedan pensar o decir. Lo que piensen y digan
es asunto suyo, no nuestro. No tengas tanto miedo a cometer un error. No seas
tan temeroso y tan propio. No te inhibas tanto.
La intención
de Dios no es que fuéramos tan inhibidos, tan restringidos, tan controlados.
Estos parámetros represivos son los que otra gente nos ha impuesto, lo que
nosotros hemos permitido que se nos haga.
Fuimos
creados plenamente humanos. Se nos dieron emociones, deseos, esperanzas,
sueños, sentimientos. ¡En alguna parte de nuestro interior hay un niño vivo,
emocionado, que ama la diversión! ¡Déjalo salir! ¡Déjalo que salga vivo! Déjalo
que se divierta un poco, no solo dos horas el sábado en la noche. ¡Tráele aquí
con nosotros, déjale ayudarnos a disfrutar este don de estar vivos, de ser
completamente humanos y de ser como somos.!
Tantas
reglas. Hemos vivido con tanta vergüenza. Sencillamente no es necesario. Nos
han lavado el cerebro. Ahora es momento de liberarnos,de dejarnos ir y de
entrar a una vida plena y plenamente humana.
No te
preocupes. Aprenderemos nuestras lecciones cuando sea necesario. Hemos
aprendido la disciplina. No nos descarriaremos. Lo que sucederá es que comenzaremos
a disfrutar la vida. Empezaremos a disfrutar y a experimentar a nuestro ser
completo. Podemos confiar en nosotros mismos. Ahora tenemos limites. Tenemos
nuestro programa como base. Podemos darnos el lujo de experimentar y tener
experiencias. Estamos en contacto con nosotros mismos y con nuestro Poder
Superior. Se nos está guiando, pero no se le puede guiar a un objeto congelado,
inanimado. Ni siquiera se le puede mover.
Diviértete
un poco. Suéltate un poquito. Rompe unas cuantas reglas. Dios no nos castigará.
No tenemos que permitirle a la gente que nos castigue. Y nosotros podemos dejar
de castigarnos a nosotros mismos. Mientras estemos vivos y aquí, empecemos a
vivir.
“Hoy me
permitiré divertirme un poco. Me soltaré un poquito, sabiendo que no me
resquebrajaré y romperé. Dios mío, ayúdame a dejar ir mi necesidad de ser tan
inhibido, propio y reprimido. Ayúdame a inyectarme a mí mismo una gran dosis de
vida dejándome estar completamente vivo y ser plenamente humano”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario