Deja ir el
miedo y tu necesidad de control. Despójate de la ansiedad. Déjala que se
escurra, mientras te zambulles en el río del momento presente, el río de tu
vida, tu sitio en el universo.
Deja de
tratar de forzar la dirección. Trata de no nadar contra la corriente, a menos
que esto sea necesario para tu supervivencia. Si te has estado aferrando a una
rama de la orilla, suéltala.
Déjate ir
hacia delante. Déjate que se te lleve hacia delante.
Evita los
rápidos cuando sea posible. Si puedes, permanece relajado. Hacerlo, te puede
llevar seguro por las fieras corrientes.
Si te hundes
por un momento, permítete subir a la superficie de manera natural. Lo harás.
Aprecia la
belleza del paisaje, tal como es. Ve las cosas con frescura, con novedad.
¡Nunca volverás a pasar por el paisaje de hoy!
No pienses
demasiado en las cosas. La corriente es para que la experimentes. Dentro de
ella, cuídate a ti mismo. Tú eres parte de la corriente, una parte importante.
Trabaja con la corriente, trabaja dentro de la corriente. No es necesario
patalear. Deja que la corriente te ayude a cuidarte a ti mismo. Déjala que te
ayude a fijar límites, a tomar decisiones y a llevarte a donde necesites estar
cuando sea tiempo de ello.
Puedes
confiar en la corriente, y en tu parte dentro de ella.
“Hoy me
dejaré ir con la corriente”.
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