Necesitamos
darnos espacio a nosotros mismos y dárselo a los demás para trabajar con
nuestros sentimientos.
Somos gente,
no robots. Una parte importante de nosotros –quiénes somos, cómo crecemos, cómo
vivimos- está conectada a nuestro centro emocional. Tenemos sentimientos, a
veces difíciles, a veces desgarradores, a veces explosivos, sobre los que
necesitamos trabajar.
Al afrontar
estos sentimientos y trabajar en ellos crecemos nosotros y los demás. En las
relaciones, ya sea en una relación amorosa, en una amistad, en una relación
familiar o en una relación de negocios, la gente necesita espacio para experimentar
sus sentimientos y trabajar en ellos.
Algunos le
llaman ” atravesar el proceso”.
Es
irracional esperar de nosotros mismos o de los demás que no necesitamos tiempo
y espacio para trabajar sobre nuestros sentimientos. Estaríamos disponiéndonos
a nosotros mismos y a nuestras relaciones al fracaso si no nos damos este
tiempo y este espacio en nuestra vida.
Necesitamos
tiempo para trabajar con los sentimientos. Necesitamos espacio y permiso para
trabajar con estos sentimientos de la manera embarazosa, incómoda, a veces
desordenada en que la gente trabaja sobre ellos.
Así es la
vida. Así es el crecimiento. Así está bien. Podemos darle espacio a los
sentimientos. Podemos dejar que la gente tenga tiempo y permiso para trabajar
sobre sus sentimientos. No tenemos que mantenernos a nosotros mismos y mantener
a los demás bajo una rienda tan tirante. Mientras trabajamos sobre nuestros
sentimientos no tenemos que gastar energía innecesaria reaccionando a cada
sentimiento que tengamos nosotros mismos o los demás. No tenemos por qué tomar
tan en serio nuestros sentimientos, ni los sentimientos de los demás, mientras
nosotros o ellos estamos en el proceso de trabajar sobre ellos.
Deja que los
sentimientos fluyan y confía adónde te está llevando este flujo.
“Puedo fijar
límites razonables para una conducta y, aun así dejar espacio para todo un
rango de emociones”.
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