Confía en ti
mismo. Confía en lo que sabes.
A veces es
difícil ampararnos en nuestra propia verdad y confiar en lo que sabemos,
especialmente cuando otros tratan de convencernos de lo contrario.
En estos
casos, los demás pueden estar lidiando con cuestiones de culpa y de vergüenza.
Ellos pueden tener su propio programa. Pueden estar inmersos en la negación.
Les gustaría que creyéramos que no sabemos lo que sabemos; les gustaría que no
confiáramos en nosotros mismos; preferirían involucrarnos en sus tonterías.
No tenemos
por qué dejar que los otros nos confisquen nuestra verdad o nuestro poder. Eso
es codependencia.
Creer
mentiras es peligroso. Cuando dejamos de confiar en nuestra verdad, cuando
reprimimos nuestros instintos, cuando nos decimos a nosotros mismos que algo
debe andar mal con nosotros por sentir lo que sentimos o por creer lo que
creemos, le damos un golpe mortal a nuestro yo y a nuestra salud mental.
Cuando
menospreciamos esa importante parte nuestra que sabe cuál es la verdad, nos
desconectamos de nuestro centro. Nos sentimos locos. Nos metemos en la
vergüenza, en el miedo, en la confusión. Perdemos el rumbo cuando le permitimos
a alguien que nos quite el tapete sobre el que estamos parados.
Esto no
significa que nunca estemos equivocados. Pero no siempre estamos equivocados.
Sé abierto.
Pósate en tu verdad. Confía en lo que sabes y rehúsate a aceptar la negación,
las tonterías, las intimidaciones o la coerción que quisieran sacarte de tu
rumbo.
Pide que se
te muestre la verdad, clara, no que te la muestre la persona que esta tratando
de manipularte o de convencerte, sino tu mismo, tu Poder Superior y el
Universo.
“Hoy
confiaré en mi verdad, en mis instintos y en mi capacidad para asentarme en la
realidad. No permitiré que me dominen las intimidaciones, la manipulación, los
juegos, la deshonestidad o la gente que tiene programas peculiares”.
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