“Cuando
empecé la recuperación de mi dependencia química, tuve que enfrentarme a mis
líos de dinero sobria y fría como una piedra, y realmente tenía un buen lío”,
dijo una mujer.
“Al
principio no era capaz de ganar mucho, y era importante para mí reparar daños.
Tenía cuentas vencidas de años anteriores. Necesitaba tratar de estar al día en
los pagos de mis cuentas nuevas. Tenía mucho más dinero antes de volverme
sobria. Pero a su tiempo, lenta, gradualmente, mi situación económica se
despejó. Restauré mi crédito. Tenía una cuenta de cheques. Tenía un poco de
dinero en el banco”
“Luego me
casé con un alcohólico y empecé a enterarme de mi codependencia, por el camino
difícil. Me perdí a mí misma, mis sentimientos, mi cordura y todo el progreso
que había logrado en mis asuntos financieros. Mi esposo y yo abrimos una cuenta
de cheques juntos y él se sobregiró con los cheques hasta que perdí el derecho
a tener una cuenta de cheques. Le permití que hiciera cargos y cargos en mi
tarjeta de crédito hasta que me la echó por tierra.”
“Pedíamos
uno y otro préstamo para mantener a flote nuestro barco que se hundía, y le
pedimos mucho dinero prestado a mis padres”, dijo ella. Para la época en que
empecé mi recuperación de la codependencia, estaba enfrentando otra vez un
verdadero lío financiero. Estaba furiosa, pero ya no importaba quien había
hecho que cosa. Tenia algunos asuntos financieros serios que enfrentar si es
que esa parte de mi vida alguna vez iba a volverse gobernable de nuevo”.
“Lentamente
– muy lentamente – empece a salir de mi lió. ¡Parecía imposible!. Ni siquiera
quería enfrentarlo, me sentía tan abrumada y desesperanzada. Pero lo hice. Y
cada día hice lo mejor que pude para ser responsable de mi misma”.
“Una
decisión que tome fue separarme y protegerme financieramente de mi esposo, lo
mejor que pude, antes y después de divorciarnos. La otra decisión que tome fue
afrontar los aspectos financieros de mi vida y empezar a reconstruirlos”.
“Fue
difícil. Debíamos cincuenta mil dolares y mi capacidad para obtener ingresos
había disminuido dramáticamente. Estaba en proceso de pena; mi autoestima
estaba baja todo el tiempo; mi energía también lo estaba. No sabía cómo alguna
vez podría desenmarañarme de esa pesadilla. Pero así sucedió. Lenta,
gradualmente, con la ayuda
de un Poder
Superior, sobrevino la gobernabilidad y remplazó al caos.”
“Empecé por
no gastar más de lo que ganaba. Le pagué a algunos deudores, poco a poco. Dejé
ir lo que no podía hacer y me concentré en lo que sí podía.”
“Ahora han
pasado ocho años. Estoy libre de deudas, lo cual nunca imaginé posible. Estoy
viviendo cómodamente, con dinero en el banco. Mi crédito ha sido restaurado de
nuevo y tengo la intención de mantenerlo así.”
“No estoy
dispuesta a perder otra vez mi salud y seguridad financieras, por amor o por
alcoholismo. Con la ayuda de Dios y de los Doce Pasos, no tendré que hacerlo”
Un día a la
vez podemos ser restaurados en la recuperación, mental, emocional, espiritual,
física y económicamente.
Las cosas
pueden empeorar antes de mejorar, porque por fin estamos afrontando la realidad
en vez de estarla esquivando. Pero una vez que tomamos la decisión de asumir
nuestra propia responsabilidad económica, ya estamos en camino.
“Dios mío,
ayúdame a recordar que lo que parece hoy sin esperanza, a menudo se puede
resolver mañana, aunque no podamos ver la solución. Si he permitido que los
problemas de otros me dañen económicamente, ayúdame a reparar y a restaurar mis
límites acerca del dinero, y de lo que estoy dispuesto a perder. Ayúdame a
entender que no tengo por qué permitir la irresponsabilidad económica de nadie,
ni que su adicción, enfermedad o problemas me dañen financieramente. Ayúdame a
seguir con mi vida a pesar de mis actuales circunstancias económicas, confiando
en que si estoy dispuesto a reparar daños y a ser responsable, las cosas se
resolverán”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario