18 de diciembre
Muchos de
nosotros nos hemos vuelto tan buenos para seguir la regla “no sientas” , que
tratamos de convencernos a nosotros mismos de no tener sentimientos, incluso en
la recuperación.
“Si
realmente estuviera trabajando un buen programa, no me sentiría enojado.”
“Yo no me
enojo. Soy cristiano. Yo perdono y olvido”
“No estoy
enojado. Estoy afirmando que estoy feliz.”
Todas estas
son aseveraciones, algunas de ellas muy hábiles, que nos indican que estamos
operando otra vez bajo la regla “no sientas” . Parte de trabajar un buen
programa significa reconocer nuestros sentimientos y lidiar con ellos. Nos
esforzamos por aceptar y lidiar con nuestra ira para que ésta no se endurezca y
se convierta en resentimiento. No usamos la recuperación como pretexto para
cerrar nuestras emociones.
Si, estamos
esforzándonos por el perdón, pero queremos seguir sintiendo, escuchando y
quedándonos con nuestros sentimientos hasta que llegue el momento de librarlos
adecuadamente. Nuestro Poder Superior creó nuestra parte emocional. Dios no nos
está diciendo que no sintamos; son nuestros sistemas disfuncionales.
“Hoy me
rehusaré a aceptar la vergüenza por parte de los demás o de mí mismo por el
hecho de sentir mis sentimientos”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario