19 de diciembre
Qué fácil es
encajonarse en un rol en el trabajo. Qué fácil es asignarle roles a otra gente.
A veces, esto es necesario, apropiado y conveniente.
Pero también
podemos dejar que brille nuestro ser a través de ese rol.
Hay alegría
en el hecho de dar en el trabajo nuestro don o destrezas, en aplicarnos con
tanto ahínco a la tarea, que
experimentemos
un íntima relación con nuestro trabajo. Hay alegría cuando podemos crear o
terminar una tarea y podemos decir: “¡Bien hecho!”.
También hay
alegría cuando podemos ser nosotros mismos en el trabajo, y cuando descubrimos
y apreciamos a aquellos que nos rodean.
La tarea mas
desagradable , mas mundana se puede aligerar cuando dejamos de pensar en
nosotros mismos como un robot y nos permitimos ser una persona.
Los que nos
rodean responderán calidamente cuando los tratemos como individuos y no como en
términos del rol que tienen en el trabajo.
Eso no
significa que necesitemos involucrarnos con los demás de una manera impropia.
Significa que, ya sea que seamos patrón o empleado, cuando a la gente se le
permite ser gente que lleva a cabo tareas en vez de ser ejecutores de tareas,
somos gente mas feliz y contenta.
“Hoy
brillare a través de mi tarea en el trabajo. Tratare de ver a los demás y, en
vez de fijarme únicamente en las tareas. Dios mio, ayúdame a estar abierta a mi
propia belleza y a la belleza de los demás en el trabajo. Ayúdame a mantener
relaciones sanas con la gente en el trabajo”.
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