2 de diciembre
No podemos
darnos el lujo de poner nuestras necesidades en suspenso, esperando a que otra
persona nos llene, que nos haga la vida más agradable o que llegue y sea como
nosotros queremos que sea. Eso crearía resentimiento, hostilidad, una
dependencia enfermiza y un lío con el que tendríamos que lidiar después.
Si hemos
decidido que queremos una relación en particular o queremos esperar acerca de
tomar una decisión sobre una relación en particular, entonces debemos seguir
con nuestra vida en el ínterin.
Eso puede
ser duro. Para nosotros puede ser natural poner nuestra vida en suspenso. Ahí
es donde nos quedamos atrapados en las creencias codependientes: esa persona
puede hacerme feliz….
Necesito que
esa persona en especial haga una cosa en especial para que yo sea feliz….
Esa es una
circunstancia que puede enganchar nuestra baja autoestima, nuestras dudas
acerca de nosotros mismos y nuestras tendencias a descuidarnos a nosotros
mismos.
Podemos
meternos en una situación de varias maneras. Podemos hacer esto mientras
esperamos una carta, mientras esperamos un empleo, mientras esperamos a una
persona, mientras esperamos un suceso.
No tenemos
por qué poner nuestra vida en suspenso. Habrá repercusiones si así lo hacemos.
Sigue adelante con tu vida. Toma la vida un día a la vez.
¿Qué podría
estar haciendo ahora para cuidar de mí mismo, para hacerme sentir mejor, para
satisfacer mis necesidades de una manera apropiada, sana?
¿Cómo puedo
adueñarme de mi poder para cuidar de mí mismo, a pesar de lo que la otra
persona esté o no haciendo?
¿Qué
sucederá si rompo el sistema y empiezo a cuidar de mí mismo?
A veces
obtenemos de inmediato la respuesta que queremos. Otras, esperamos un poco. A
veces, las cosas no salen exactamente de la manera como esperábamos. Pero
siempre se resuelven para bien y a menudo mejor de lo que esperábamos.
Y mientras
tanto, hemos manifestado nuestro amor a nosotros mismos viviendo nuestra propia
vida y quitándole el control de ella a los demás. Eso siempre nos regresa
multiplicando diez veces, porque cuando de hecho manifestamos amor por nosotros
mismos, le damos a nuestro Poder Superior, a otras personas y al universo,
permiso para
enviarnos el
amor que queremos y necesitamos.
Dejar de
vivir nuestra vida para hacer que suceda alguna cosa no funciona. Lo único que
provoca es hacernos sentir desgraciados, porque hemos dejado de vivir nuestra
vida.
“Hoy me
obligaré, si es necesario, a vivir mi propia vida. Actuaré conforme a mis
mejores intereses, de una manera que refleje amor a mí mismo. Si le he dado
poder o el control de mi vida a alguien que no sea yo mismo, y a alguien además
que a un Poder Superior a mí lo recuperaré. Empezaré a actuar conforme a mis
mejores intereses, aunque me parezca difícil hacerlo”.
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