Por mucho
que nos gustara, no podríamos traer a todo el mundo con nosotros en este viaje
llamado recuperación. No estamos siendo desleales al permitirnos seguir
adelante. No tenemos por qué esperar a que los que amamos decidan cambiar
también.
A veces
necesitamos darnos a nosotros mismos permiso para crecer, aunque la gente que
amemos no esté lista para cambiar. Podemos necesitar incluso dejar atrás a la
gente en su disfunción o en su sufrimiento porque no podemos recuperarnos por
ella. No necesitamos sufrir con ella.
No sirve de
nada.
No nos sirve
de nada quedarnos atascados porque alguien que amamos está atascado. El
potencial para ayudar a los demás es mucho mayor cuando nos desapegamos,
trabajamos en nosotros mismos y dejamos de tratar de forzar a los demás a que
cambien junto con nosotros.
Cambiar
nosotros mismos, permitirnos crecer mientras otros buscan su propio camino, es
como tenemos el impacto más benéfico sobre la gente que amamos. Nosotros somos
responsables de nosotros mismos. Ellos son responsables de ellos. Los dejamos
ir y nos dejamos crecer a nosotros.
“Hoy
afirmaré que es mi derecho crecer y cambiar, aunque alguien a quien ame pueda
no estar creciendo y cambiando junto conmigo”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario