QUINTO
PASO
Admitimos ante Dios, ante nosotros
mismos y ante otro ser humano, la naturaleza exacta de nuestras faltas.
Al
hacer el inventario del Cuarto Paso, pusimos en una forma organizada todo el
caos, confusión y problema de nuestro pasado. Hicimos una extensa revisión de
nuestra vida. ¿Ahora qué?
El
Quinto Paso estaba deshaciéndose de lo viejo. Era la mayor limpieza de
primavera de nuestra vida, y su objetivo era deshacernos de todas las
telarañas, bolas de polvo y otros desperdicios y desechos que acumulamos
durante el largo invierno de nuestra adicción. Estaba llegando a la posición
para reemplazar la vieja basura con pensamientos y maneras nuevas y positivas.
Estaba liberándose de lo que no había funcionado, liberándose de lo que nos
había atrapado tanto tiempo en las garras mortales de la nicotina. Estaba
sacando la basura.
El
éxito de limpiar la vieja basura en el Quinto Paso dependió de haberla sacado y
apilado en el Cuarto Paso. Sin embargo, no era suficiente sólo haber escrito el
inventario. Algunas de nuestras viejas cosas estaban en la lista, pero
enterradas, barridas y escondidas debajo de la alfombra. Sabíamos que estaban
ahí, pero esperábamos que nadie más las encontrara. No obstante, si realmente
queríamos limpiar la casa, la vieja tierra no podría quedase escondida debajo
del tapete.
Por
lo tanto, el objetivo del Quinto Paso era admitir lo que habíamos encontrado.
Hicimos una aceptación privada ante nosotros mismos. Para asegurarnos de que no
estábamos haciendo trampa, también admitimos todo ante nuestro Poder Superior.
Lo importante no era que un Dios más sabio ya lo sabía, sino nuestro acto de
admisión y humildad.
El
Quinto Paso también nos requirió compartir nuestro inventario con otro ser
humano. Para muchos de nosotros, esto fue aún más aterrador que la admisión
ante nuestro Poder Superior. Admitir todos los detalles de nuestros tormentos
pasados a otra persona era tan concreto, tan real y tan humillante. Requería
tragarnos nuestro orgullo.
La
humildad era la parte central del Quinto Paso. Se trataba de convertirse uno en
una persona humilde. El Quinto Paso trataba sobre concientizarnos de nuestros
defectos, hacernos modestos, y no orgullosos y arrogantes. Era acerca de no
aparentar, y no huir y escondernos más. Era acerca de volvernos reales y muy
humanos.
El
Quinto Paso involucró compartir detalles personales íntimos con una persona de
confianza y volvernos humildes en el proceso. Nos encogimos hasta la médula y a
lo que realmente éramos. Al compartir nuestros más profundos secretos con otra
persona, nos abríamos. De ese modo, hicimos posible ser sanados de nuestra
adicción a la nicotina.
Volvernos
honestos era una manera de ser libres de ser quienes éramos. Nos desnudábamos y
parábamos en toda nuestra gloria desnuda sin ningún disfraz que nos había
escondido cuando éramos adictos a la nicotina. Cuando admitimos antes nosotros
mismos, ante nuestro Poder Superior, y ante otro ser humano quiénes éramos, nos
liberamos de nuestros sufrimientos pasados y nos liberamos para amarnos a
nosotros mismos y dejamos de intentar destruirnos.
Fuimos
muy cuidadosos en seleccionar a la otra persona que elegimos para abrirnos
durante el Quinto Paso. El objeto de la experiencia, era la franqueza y
honestidad, la confianza y apertura. La otra persona tenía que ser alguien que
nos permitiera sentirnos tan absolutamente libres y abiertos como fuera
posible. Para algunos de nosotros, era nuestro padrino u otra persona de
Fumadores Anónimos. Para otros, era un sacerdote, un psicólogo o un amigo. A
quién quiera que hayamos elegido, era alguien que pensábamos nos permitiría ser
totalmente honestos y abiertos.
Conforme
compartíamos cándidamente nuestros secretos, descubrimos que no éramos tan
terribles como imaginábamos. De algún modo, en el proceso de describir “lo peor
que habíamos hecho”, lo terrible de todo esto disminuía. Las cosas más
terribles después de todo no eran tan malas.
También
descubrimos que todos nuestros temores, problemas y aflicciones eran sólo parte
de la condición humana. No éramos despreciables. Éramos humildes para darnos
cuenta de que éramos normales, y sólo muy humanos.
Quinto
Paso. Sacar la basura. Agradecidamente dejar ir el pasado para prepararnos para
el presente, teniendo una nueva conciencia de nuestra participación en la raza
humana y teniendo eso estaba muy bien.