jueves, 31 de octubre de 2013

FUMADORES ANÓNIMOS. QUINTO PASO

QUINTO PASO
Admitimos ante Dios, ante nosotros mismos y ante otro ser humano, la naturaleza exacta de nuestras faltas.

            Al hacer el inventario del Cuarto Paso, pusimos en una forma organizada todo el caos, confusión y problema de nuestro pasado. Hicimos una extensa revisión de nuestra vida. ¿Ahora qué?

            El Quinto Paso estaba deshaciéndose de lo viejo. Era la mayor limpieza de primavera de nuestra vida, y su objetivo era deshacernos de todas las telarañas, bolas de polvo y otros desperdicios y desechos que acumulamos durante el largo invierno de nuestra adicción. Estaba llegando a la posición para reemplazar la vieja basura con pensamientos y maneras nuevas y positivas. Estaba liberándose de lo que no había funcionado, liberándose de lo que nos había atrapado tanto tiempo en las garras mortales de la nicotina. Estaba sacando la basura.

            El éxito de limpiar la vieja basura en el Quinto Paso dependió de haberla sacado y apilado en el Cuarto Paso. Sin embargo, no era suficiente sólo haber escrito el inventario. Algunas de nuestras viejas cosas estaban en la lista, pero enterradas, barridas y escondidas debajo de la alfombra. Sabíamos que estaban ahí, pero esperábamos que nadie más las encontrara. No obstante, si realmente queríamos limpiar la casa, la vieja tierra no podría quedase escondida debajo del tapete.

            Por lo tanto, el objetivo del Quinto Paso era admitir lo que habíamos encontrado. Hicimos una aceptación privada ante nosotros mismos. Para asegurarnos de que no estábamos haciendo trampa, también admitimos todo ante nuestro Poder Superior. Lo importante no era que un Dios más sabio ya lo sabía, sino nuestro acto de admisión y humildad.

            El Quinto Paso también nos requirió compartir nuestro inventario con otro ser humano. Para muchos de nosotros, esto fue aún más aterrador que la admisión ante nuestro Poder Superior. Admitir todos los detalles de nuestros tormentos pasados a otra persona era tan concreto, tan real y tan humillante. Requería tragarnos nuestro orgullo.

            La humildad era la parte central del Quinto Paso. Se trataba de convertirse uno en una persona humilde. El Quinto Paso trataba sobre concientizarnos de nuestros defectos, hacernos modestos, y no orgullosos y arrogantes. Era acerca de no aparentar, y no huir y escondernos más. Era acerca de volvernos reales y muy humanos.

            El Quinto Paso involucró compartir detalles personales íntimos con una persona de confianza y volvernos humildes en el proceso. Nos encogimos hasta la médula y a lo que realmente éramos. Al compartir nuestros más profundos secretos con otra persona, nos abríamos. De ese modo, hicimos posible ser sanados de nuestra adicción a la nicotina.

            Volvernos honestos era una manera de ser libres de ser quienes éramos. Nos desnudábamos y parábamos en toda nuestra gloria desnuda sin ningún disfraz que nos había escondido cuando éramos adictos a la nicotina. Cuando admitimos antes nosotros mismos, ante nuestro Poder Superior, y ante otro ser humano quiénes éramos, nos liberamos de nuestros sufrimientos pasados y nos liberamos para amarnos a nosotros mismos y dejamos de intentar destruirnos.

            Fuimos muy cuidadosos en seleccionar a la otra persona que elegimos para abrirnos durante el Quinto Paso. El objeto de la experiencia, era la franqueza y honestidad, la confianza y apertura. La otra persona tenía que ser alguien que nos permitiera sentirnos tan absolutamente libres y abiertos como fuera posible. Para algunos de nosotros, era nuestro padrino u otra persona de Fumadores Anónimos. Para otros, era un sacerdote, un psicólogo o un amigo. A quién quiera que hayamos elegido, era alguien que pensábamos nos permitiría ser totalmente honestos y abiertos.

            Conforme compartíamos cándidamente nuestros secretos, descubrimos que no éramos tan terribles como imaginábamos. De algún modo, en el proceso de describir “lo peor que habíamos hecho”, lo terrible de todo esto disminuía. Las cosas más terribles después de todo no eran tan malas.

            También descubrimos que todos nuestros temores, problemas y aflicciones eran sólo parte de la condición humana. No éramos despreciables. Éramos humildes para darnos cuenta de que éramos normales, y sólo muy humanos.
            Quinto Paso. Sacar la basura. Agradecidamente dejar ir el pasado para prepararnos para el presente, teniendo una nueva conciencia de nuestra participación en la raza humana y teniendo eso estaba muy bien.

miércoles, 30 de octubre de 2013

FUMADORES ANÓNIMOS. CUARTO PASO

CUARTO PASO
Sin temor, hicimos un minucioso inventario moral de nosotros mismos.
           
            El Cuarto Paso era un vistazo temerario en el espejo, escribiendo lo que viéramos. El objetivo del ejercicio era permitirnos reconocer y examinar el caos de nuestras vidas. Al hacer un inventario, obtuvimos una clara imagen de la desorganización e ingobernabilidad que nos había tenido cautivos en nuestra adicción.

            Nuestro inventario también incluía nuestras buenas cualidades, nuestros activos, los que, cuando dejamos por primera vez de usar la nicotina era imposible que los viéramos. La palabra “inventario” viene de una palabra en latín que significa descubrir o encontrar. Entre las definiciones de “moral” está una que significa hacer la distinción entre la conducta correcta e incorrecta.

            Estas definiciones literales eran buenos lineamientos a tener presentes mientras se realizaba el Cuarto Paso. Viendo en el espejo, intentábamos descubrir qué conductas y actitudes funcionaban y qué no en la forma en que llevábamos nuestra vida.

            De acuerdo al lenguaje del Cuarto Paso, nuestro inventario moral era hacerlo “sin temor”. Sin embargo, la mayoría de nosotros teníamos miedo cuando nos paramos en el umbral de este paso debido al negativismo que llenaba nuestras vidas. Estábamos profundamente asustados de realizar el estudio a conciencia sobre nosotros mismos que el Cuarto Paso requería. Nos creíamos malas personas, fracasados e impostores, y realmente no queríamos ver todo eso.

            Pero estábamos en vías de terminar con esas ideas auto-destructivas. Reflexionando de nuevo en el Primero, Segundo y Tercer Paso, nos dimos cuenta que teníamos la energía positiva y la guía de un Poder Superior para ayudarnos a hacer un examen a conciencia. Recordamos que ya no estábamos solos.

            Escuchamos a otros en Fumadores Anónimos compartir sus experiencias con el Cuarto Paso, y nos enteramos que descubrieron que no eran tan despreciables como temían. Confiando en la experiencia de los demás, y con la ayuda de nuestro Poder Superior, encontramos el valor para hacer un inventario honesto de nosotros mismos. Nos atrevimos a rendirnos ante nuestro Poder Superior y nos dejamos guiar a través del Cuarto Paso.

            El Cuarto Paso nos dice que el inventario moral debe ser “minucioso”. Esto significa detallado. No había un dispositivo de medición mágico que nos pudiera decir cuánto, qué tan profundo, qué tanto íbamos a examinarnos. Pero el recuento sería minucioso, lo más que pudiéramos en ese momento.

            No existía un buen inventario contra mal inventario; había sólo el mejor inventario posible que pudiéramos hacer. El mejor posible era el que pudiera hacerse con total honestidad, humildad, franqueza, entrega y voluntad. Debía ser simple y minucioso. Lo importante era hacerlo.

            Muchos de nosotros experimentamos algo de dolor al hacer nuestro inventario del Cuarto Paso. Pero era importante recordar que el objetivo del inventario no era causar dolor. Estábamos intentando entender cómo habíamos estado viviendo nuestras vidas. Queríamos listar qué nos funcionó y qué no, de modo que pudiéramos identificar y detener los patrones inútiles de nuestro pasado.

            Queríamos saber cómo nos habíamos quedo atrapados en nuestro pasado de modo que pudiéramos encontrar nuestra salida de esa trampa, que pudiéramos encontrar la libertad de nuestros anteriores egos y la libertad de la nicotina. Estábamos liberándonos del ayer de manera que pudiéramos vivir el hoy, cada día, un día a la vez.

            Al igual que no hay una definición correcta de un “buen” inventario, tampoco existe una manera totalmente “correcta” de hacerlo. Encontramos que escribirlo era básico y necesario. Poner por escrito nuestro inventario lo hacía más real y más fácil de asegurar que habíamos sido tan minuciosos y valientes como nos era posible. Todo lo que nos venía a la mente lo escribíamos. El objetivo era la minuciosidad. No había nada que no perteneciera a la lista. Era fácil. Si se nos venía a la mente, iba a la lista.

            Una manera de comenzar era responder a las preguntas en el Cuestionario de Fumadores Anónimos que aparece en la Parte II de estos materiales. El Cuestionario daba una buena idea de qué era lo que intentábamos conseguir de la nicotina. Los patrones surgían en las respuestas. Las ideas afloraban. Se exploraban esos patrones e ideas. Un segundo enfoque era pensar en las cosas con las que nos sentíamos bien y con las que nos sentíamos mal en el pasado, y cómo nos sentíamos sobre ellas cuando las escribíamos. Las escribíamos y nos hacíamos preguntas como éstas acerca de ellas:
·     ¿Por qué me siento de esa forma?
·     ¿Quién más fue afectado por esto?
·     ¿Es esto parte de un patrón?
·     ¿Soy responsable de lo que pasó en ese entonces?
·     ¿Lo sigo repitiendo? ¿Cómo?

            Escribimos todas las cosas sobre las que nos sentíamos mal. Las analizamos: de dónde provenían, qué nos causaron, por qué seguimos dependiendo de ellas, cómo afectaron a aquéllos a nuestro alrededor. Pedimos ayuda a nuestro Poder Superior para realmente observar en el espejo y confrontarlas.

            Hicimos lo mismo con las cosas sobre las que nos sentíamos bien, empezando con lo que habíamos logrado. Estábamos limpios; ya no estábamos usando la nicotina. Continuábamos pensando en los positivos. Permitimos que un Poder Superior nos guiara cuando las exploramos lo más que pudimos.

            Otros encontraron que un tercer enfoque para el inventario era iniciar con listas de personas, instituciones, principios o eventos que sentíamos tuvieron un papel importante en nuestras vidas. Luego explorábamos cuál había sido su influencia o efecto en nosotros.

            Ese proceso de exploración involucraba examinar personas y eventos que llevaban a temores, resentimientos, odio a sí mismo pasados, o a nuestra permanencia en situaciones mucho después de que habían dejado de ser útiles. Buscamos qué o quién nos hizo sentir y pensar negativamente. Gran parte de esto sucedió en la etapa temprana de nuestra vida. Para muchos de nosotros, era importante regresar tanto como pudiéramos recordar, aún si los detalles fueran confusos. Mucho de esto nos sorprendió. Algo de esto parecía pequeño e insignificante, pero si surgió, era importante y lo escribíamos. Cualquiera que fuera, expusimos la causa de liberarnos de nuestro pasado al ponerlo en papel.
            Para aquellos de nosotros que encontramos que era demasiado incierto hacer estas listas, era más fácil un cuarto enfoque. Escribimos una historia personal totalmente honesta, que nos permitió ver cómo éramos guiados hacia nuestra adicción. A partir de nuestro entendimiento de lo que pasó, obtuvimos una mejor imagen de dónde, por qué y cómo fuimos dañados, y cómo ese daño influyó en nuestra conducta desde entonces.

            No era necesario, o tal vez incluso imposible, entender a dónde nos estaba llevando la autobiografía mientras estábamos escribiéndola. En otras palabras, algunas veces no fue hasta que habíamos terminado de escribir nuestra propia historia de vida que pudimos regresar al inicio y ver los eventos individuales en una mayor perspectiva. Pero, con la ventaja de la imagen más grande, lo que antes parecía como un cosa tonta, de repente se convirtió en una parte importante de un patrón más grande y claro.

            Muchos de nosotros que habíamos hecho un Cuarto Paso en otro programa de 12 Pasos encontramos necesario repensar nuestros inventarios, dando especial atención al impacto único de la adicción a la nicotina en nuestras vidas. Por ejemplo, encontramos que la nicotina bloqueaba nuestros sentimientos y nuestras interacciones con otros seres humanos y el mundo a nuestro alrededor. Sea que estuviéramos escondiéndonos detrás de nuestra cortina de humo o arrojando el humo sobre otros, nos debilitábamos en formas que parecían ser únicas o especialmente agravadas por la nicotina. Por lo tanto, nuestra recuperación de otras sustancias, así como de la nicotina, tuvo un aumento especial cuando reconsideramos nuestros inventarios anteriores.

            El Cuarto Paso nos permitió vernos a nosotros mismos claramente y sin tanto juicio. La imagen que proporcionó nos ayudó a eliminar el temor de que descubriríamos que éramos realmente detestables. El Cuarto Paso nos permitió sentir que éramos personas comunes más conectados con nosotros mismos y con los demás.


            

martes, 29 de octubre de 2013

FUMADORES ANÓNIMOS. TERCER PASO

TERCER PASO
Decidimos poner nuestra voluntad y nuestras vidas al cuidado de Dios, según lo concebimos.

            En el Primero y Segundo Paso, aceptamos nuestra impotencia personal, la ingobernabilidad de nuestras vidas, la necesidad de fe en un Poder Superior a nosotros mismos, y la realidad de nuestras propias acciones insanas.

            Nuestras adicciones continuaban luchando por su vida. Los deseos irresistibles todavía nos poseían, y estábamos sintiendo una increíble variedad de sentimientos incómodos y horribles: ira, rabia, vergüenza, ansías, odio hacia uno mismo y desesperanza. Perdimos a nuestro mejor amigo. Estábamos solos, enfrentando el resto de nuestras vidas sin nuestra droga.

            Ahora llegamos a un paso donde se nos sugirió que tomáramos una decisión. Necesitábamos decidir que ya no estábamos a cargo y que necesitábamos ayuda. Esta decisión contradijo enormemente lo que nos habían enseñado. ¿Cuántas veces hemos escuchado que debemos usar la fuerza de voluntad para alejarnos del feo y pequeño hábito de fumar? Desde la infancia, nos enseñaron a depender de nosotros mismos. Aprendimos que nadie lo haría por ti. Sabíamos que si queríamos que se hiciera bien debíamos hacerlo nosotros mismos.

            Desafortunadamente, depender en nosotros mismos demostró ser ineficaz al lidiar con nuestra adicción a la nicotina. Esto no nos impidió fumar. Encontramos extremadamente difícil pedir ayuda. Asociamos la ayuda con dependencia y debilidad. No estábamos interesados en que nos dijeran cómo manejar nuestras vidas.

            Gradualmente, en reuniones, al escuchar a otros o al leer, comenzamos a ver que lo que habíamos visto orgullosamente como confianza en sí mismo era realmente arrogancia, rebeldía, obstinación y negación. También pudimos ver que realmente esas actitudes eran nocivas para nosotros. Con esta conciencia, vimos que pedir ayuda era un acto de fortaleza, no de debilidad. Entendimos que siendo humildes, podíamos permitir que algo amable y poderoso nos ayudara. Necesitábamos este entendimiento para decidir pedir la ayuda que tan desesperadamente necesitábamos.
            Nos rendimos. A través de la entrega vino la disposición de intentar cualquier cosa, incluyendo permitirnos a nosotros mismos ser ayudados por algo bueno y maravilloso. Como dijo Bill Wilson, quien escribió por primera vez acerca de estos doce pasos, “todo nuestro problema había sido el mal uso de la fuerza de voluntad. Habíamos tratado de atacar nuestros problemas con ella en lugar de intentar hacerla coincidir con el designio de Dios para nosotros.”

            Nuestro objetivo era hacer contacto con un Poder Superior, con el que nos ayudaría a cambiar a nosotros y a nuestras vidas. Encontramos que a medida que hicimos este contacto, pudimos tomar una decisión para cambiar nuestra voluntad y nuestras vidas hacia el cuidado de nuestro propio Dios. Encontramos apoyo. Descubrimos un nuevo sentido de bienestar del cuerpo, emoción y espíritu.

            Encontramos que al mantenernos cerca de nuestro Poder Superior, experimentamos el Tercer Paso en acción. Nos interesamos cada vez menos en nosotros mismos, nuestros pequeños planes y designios. Nos interesamos cada vez más en ver qué podríamos contribuir a la vida, dejando a nuestro Poder Superior el cuidarnos. A medida que sentíamos que fluía el nuevo Poder, disfrutábamos de tranquilidad de espíritu, descubríamos que podíamos enfrentarnos a la vida exitosamente, sentíamos nuestro Poder Superior, y comenzamos a perder nuestro temor de ayer, del hoy y del mañana. Buscamos liberarnos de la obstinación y el ego, y la sabiduría para reconocer la voluntad de nuestro Poder Superior para nosotros. Hicimos esto de muchas maneras, incluso repitiendo lo siguiente:


“ORACIÓN DEL TERCER PASO”

Libérame de la esclavitud del egoísmo.

Ayúdame a entregarme al espíritu.

Muéveme a hacer el bien en este mundo y mostrar bondad.

Ayúdame hoy a superar y evitar la ira, el resentimiento, la envidia, y cualquier otro tipo de pensamiento negativo.

Ayúdame a ayudar a aquéllos que sufren.

Mantenme alerta con valor para enfrentar la vida y no apartarme de ésta, no aislarme de todo el dolor y por ende aislarme también del amor.

Libérame de la fantasía y del temor. Inspira y dirige mi pensamiento hoy; permite que esté separado de la autocompasión, deshonestidad y motivos egoístas.

Muéstrame el camino de la paciencia, la tolerancia, la bondad y el amor.

Rezo por todos aquéllos con los que he sido cruel, y te pido que les concedas la misma paz que yo busco.

A través de la confianza en nuestro Poder Superior, encontramos que éramos cuidados en formas sorprendentes y simples. Esto nos dio confianza y una creciente fe. Nuestra victoria sobre nuestras propias dificultades nos animó a continuar, y también a convertirnos en un ejemplo para los demás.


lunes, 28 de octubre de 2013

FUMADORES ANÓNIMOS. SEGUNDO PASO

SEGUNDO PASO
Llegamos al convencimiento de que un Poder Superior a nosotros mismos podrá devolvernos el sano juicio.

            En el Primer Paso, admitimos nuestra impotencia. Para algunos de nosotros, esta era una admisión devastadora. Reflexionábamos sobre nuestros años de adicción a la nicotina y en todos nuestros intentos por dejar de fumar. Todo intento había fracasado. Nos dimos cuenta que no podíamos dejarlo. No ayudó la auto-recriminación, ni la fuerza de voluntad, ni el análisis de nuestra situación. Nos sentíamos como fracasados. Preguntábamos, ¿Por qué no podemos dejar de fumar cuando todos los demás sí pueden?

            Ahora en el Segundo Paso, comenzamos a encontrar las respuestas a nuestras preguntas. Habiendo admitido nuestra propia impotencia, comenzamos a abrirnos nosotros mismos para encontrar una fuente de poder mayor que nosotros mismos, mayor que nuestra adicción. Por la desesperanza, y sin entender por qué, llegó el conocimiento de una alternativa. Aceptamos la posibilidad de la esperanza.

            Aquellos de nosotros que teníamos una conexión espiritual positiva vimos a Dios, como lo concebimos, como la alternativa, como la fuente de esperanza. Para quienes habíamos desarrollado una actitud escéptica acerca de la religión, llegar a creer en un Poder Superior no era una tarea sencilla. Encontramos que nuestra concepción original de un Poder Superior a nosotros mismos nos había fallado. Nos rebelamos contra los intentos por convencernos de ideas fijas acerca de Dios. Nos resistíamos a participar en una fe incuestionable.

            Reconociendo nuestro escepticismo, aprendimos que no teníamos que tener una definición de Dios. Podíamos sólo actuar como si creyéramos, confiando cuando no sabíamos o no entendíamos. “Llegar al convencimiento” era un proceso. No tenía nada que ver con la lógica, la razón, la seguridad o entender las cosas. Más bien, tenía que ver con nuestras propias convicciones personales, con una mente abierta, flexibilidad y una disposición a permitir que algo bueno nos sucediera.

            Con nuestra franqueza, examinamos la frase “devolvernos el sano juicio”. Siempre habíamos pensado en nosotros mismos como bastante cuerdos. Pero, ¿cómo podíamos haber pensado eso, cuando 20, 40, 60 o más veces al día, continuábamos fumando cuando sabíamos que nos estaba matando?

            Primero, la idea de locura parecía dramática, especialmente al aplicarla a nosotros mismos. Escuchábamos en las reuniones las historias de los demás. Escuchar sus cuentos de peligrosas carreras de cigarros a medianoche, sacar colillas de las cunetas, botes de basura y ceniceros públicos, y fumar a través de tubos de traqueotomía, nos hizo recordar una conducta similar nuestra. Vimos nuestra propia locura, repitiendo las mismas acciones una y otra vez, esperando que los resultados fueran diferentes.

            Admitir nuestra locura alrededor de la nicotina nos habría dejado en desesperanza si nuestra única solución hubiera sido nuestra propia fuerza de voluntad. Actuando por nuestra cuenta, no había salida. Alguien, algo, algún Poder, tenía que ayudarnos.

            Vimos el éxito de los demás, y escuchábamos cuando ellos sugerían que suspendiéramos nuestro pensamiento racional y que le diéramos a este otro Poder una oportunidad de trabajar en nuestras vidas. A medida que comenzábamos a escuchar lo que decían, había un sentido de esperanza. Después de todo, no estamos solos. Este Poder y nuestra conexión con éste, y con otra gente, era la puerta a una vida libre de nicotina.

domingo, 27 de octubre de 2013

FUMADORES ANÓNIMOS. PRIMER PASO.

PRIMER PASO
 Admitimos que éramos impotentes ante la nicotina y que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables.

            El Primer Paso no era un ejercicio intelectual. Era un sentimiento en nuestros huesos, en nuestros corazones y en nuestros estómagos. Era angustiante asumir que éramos adictos a una droga. Por primera vez, estuvimos dispuestos a renunciar a cualquier idea de controlar el uso de la nicotina. Examinamos de manera realista el poder que la nicotina tenía sobre nosotros y vimos que ese control era absoluto.

            Era muy difícil admitir algo acerca de nosotros mismos, mucho más que éramos impotentes ante la nicotina. Fumábamos y nos encantaba fumar por muchas razones, porque nos hacía ver sofisticados, nos hacía sentir bien, reducía el estrés, nos ayudaba a concentrarnos, tenía un efecto tranquilizador, etcétera. Pero por una u otra razón, la nicotina eventualmente dejó de funcionar: temores por la salud personal, sentimientos de odio a sí mismo, culpa, presión de los amigos. La vida como fumador se volvió insoportable. Comenzamos a pensar en dejarlo.

            Desesperadamente, intentamos modificar nuestro consumo de la nicotina no usándola en el trabajo, en la habitación o frente a los niños, sentándonos solamente en una silla particular mientras fumábamos, o sólo cuando estábamos en exteriores. Cambiamos de marcas, usamos boquillas para reducir el alquitrán, fumábamos sólo “cigarros naturales”, fumábamos a ciertas horas del día, con cierta gente, en eventos especiales. Luego comenzamos a consultar a los expertos. Buscamos ayuda de médicos, hipnoterapeutas, psiquiatras, acupunturistas, libros de auto-ayuda e incontables programas para dejar de fumar. Algunas veces fuimos capaces de dejar de fumar, pero no pudimos evitar recaer. Nada funcionaba.

            Profundamente desmoralizados, recurrimos a Fumadores Anónimos como otra posible solución. Para nuestra gran sorpresa, encontramos personas que no estaban usando la nicotina porque habían admitido que no podían dejar de fumar. Ellos aceptaron su falta de control absoluta sobre la nicotina, y nos ofrecieron apoyo invitándonos a unírnosles y hacer lo mismo.
            Había apoyo del grupo; y como sugiere el uso del pronombre “nosotros” a través de los pasos, el proceso de recuperación de la adicción a la nicotina no era, y no es, un viaje que uno realiza solo.

            Nos dimos cuenta que éramos verdaderos adictos y que usábamos la nicotina por la misma razón que los alcohólicos beben, porque no pueden dejar de hacerlo. Si nos dejaran actuar por nuestra cuenta, seguiríamos fumando, destruyendo nuestros cuerpos, suprimiendo nuestros sentimientos y alienando a nuestras familias, amantes y amigos.

            Unirnos a Fumadores Anónimos implicó el reconocimiento de que no podíamos resolver nuestro problema con la nicotina nosotros solos. Después de incontables intentos por controlar nuestro “hábito”, era casi un alivio desistir y buscar ayuda. Aprendimos cómo darle vuelta a la situación, rendirnos y admitir nuestra impotencia. Aceptamos nuestra falta de control total sobre la nicotina.
           
            Nos dimos cuenta que usar la nicotina era más que sólo un mal hábito; más bien, era un síntoma de que nuestras vidas estaban fuera de control e ingobernables. Los aspectos destructivos de nuestra adicción fueron mucho más allá del daño obvio que le hicimos a nuestros cuerpos. Entre más examinábamos el papel que jugaba la nicotina en nuestras vidas, más nos dábamos cuenta cuánto nos controlaba. La nicotina determinaba cuándo tomaríamos descansos, dónde comeríamos, quiénes eran nuestros amigos, amantes y socios, cómo pasábamos nuestro tiempo libre. Nunca fuimos a algún lado o hicimos algo sin revisar primero nuestras provisiones. Sin embargo, nos esforzábamos mucho por esconder nuestra adicción de otros, y de nosotros mismos. Usábamos enjuague bucal, aromatizante para cuartos, máquinas come-humo, por citar unos cuantos. Muchos de nosotros comenzamos a escondernos cuando fumábamos, evitando la presencia de amigos y seres queridos, o fumábamos un cigarro a escondidas en el baño en la oficina. No había forma de escondernos, y cada intento era una mentira. Nuestras vidas eran mentiras. Estaban fuera de control, ingobernables.

            Entender y experimentar ambas partes del Primer Paso, que somos impotentes sobre la nicotina y que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables era el inicio. Estábamos listos para dar el Segundo Paso.

sábado, 26 de octubre de 2013

CODA. REFLEXIONES DIARIAS. SÉ COMO ERES..

21 octubre
Sé como eres
Cuando conozco gente o entro en una nueva relación, empiezo a imponerme toda esta serie de restricciones. No puedo sentir lo que siento. No puedo tener los deseos y necesidades que tengo. No puedo tener la historia que tengo. No puedo hacer las cosas que quiero, sentir lo que estoy sintiendo o decir lo que necesito decir. Me convierto en ese robot reprimido, perfeccionista, en vez de ser lo que soy: Yo Anónimo.
A veces, nuestra reacción instintiva al estar en una nueva situación es: no seas tú mismo.
Y, ¿quién más podemos ser? ¿Quién más te gustaría ser? No necesitas ser nadie más.
El mayor regalo que podemos llevar a una relación es ser como somos. Quizá pensemos que no les gustaríamos a los demás. Tal vez tengamos miedo de que, si simplemente nos relajamos y somos nosotros mismos, la otra persona se alejará o nos hará sentirnos avergonzados. Quizá nos preocupemos de lo que vaya a pensar la otra persona.
Pero cuando nos relajamos y nos aceptamos a nosotros mismos, la gente a menudo se siente mucho mejor cerca de nosotros que cuando somos rígidos y reprimidos. Es agradable estar cerca de nosotros.
Si los demás no nos aprecian, ¿realmente queremos estar cerca de ellos? ¿Necesitamos permitir que las opiniones de otros nos
controlen a nosotros y a nuestra conducta?
Darnos permiso de ser como somos puede tener una influencia curativa sobre nuestras relaciones. Se relaja el tono de las mismas. Nos relajamos nosotros. La otra persona se relaja. Y luego, todo el mundo siente un poco menos de vergüenza, porque han sabido la verdad. Ser lo que somos es lo único que podemos ser, lo único que estamos destinados a ser y eso basta. Está bien.
Lo único que verdaderamente importa es la opinión que tengamos de nosotros mismos. Y podemos darnos a nosotros mismos toda la aprobación que queremos y necesitamos.

Hoy me relajaré y seré como soy en mis relaciones. No haré esto en forma degradante o inapropiada, sino de una manera que demuestre que me acepto a mí misma y me valoro como soy. Ayúdame, Dios mío, a dejar ir mis miedos acerca de ser yo misma.

viernes, 25 de octubre de 2013

SE DEJA DE QUERER. JOSÉ ÁNGEL BUESA

“Se deja de querer, y no se sabe
por qué se deja de querer.
Es como abrir la mano y encontrarla vacía,
y no saber, de pronto, qué cosa se nos fue.
Se deja de querer, y es como un río
cuya corriente fresca ya no calma la sed;
como andar en otoño sobre las hojas secas
y pisar la hoja verde que no debió caer.
Se deja de querer, y es como el ciego
que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren;
o como quien despierta recordando un camino,
pero ya sólo sabe que regresó por él.
Se deja de querer como quien deja
de andar por una calle, sin razón, sin saber;
y es hallar un diamante brillando en el rocío,
y que, al recogerlo, se evapore también.

Se deja de querer, y es como un viaje
destinado a la sombra, sin seguir ni volver;
y es cortar una rosa para adornar la mesa,
y que el viento deshoje la flor en el mantel.
Se deja de querer, y es como un niño
que ve cómo naufragan sus barcos de papel;
o escribir en la arena la fecha de mañana
y que el mar se la lleve con el nombre de ayer.
Se deja de querer, y es como un libro
que, aún abierto hoja a hoja, quedó a medio leer;
y es como la sortija que se quitó del dedo,
y sólo así supimos que se marcó en la piel.
Se deja de querer y no se sabe
por qué se deja de querer”...

jueves, 24 de octubre de 2013

REFLEXIONES DIARIAS. CODEPENDIENTES ANÓNIMOS.

22 octubre
Enfrentémonos a nuestro lado oscuro.
Sin miedo hicimos un minucioso inventario moral de nosotros mismos. Paso cuatro de Alcohólicos Anónimos.
Para cuando llegamos al paso cuarto de los Doce Pasos, ya estamos listos para enfrentarnos a nuestro lado oscuro, el lado que nos impide amarnos a nosotros mismos y a los demás, que los demás nos amen y que disfrutemos la vida.
El propósito del paso cuatro no es el de hacernos sentir peor;
nuestro propósito es empezar a remover los bloqueos para la alegría y el amor.
Buscamos los miedos, la ira, las heridas y la vergüenza de los eventos del pasado, sentimientos enterrados que pueden estar afectando nuestra vida hoy. Buscamos las creencias subconscientes acerca de nosotros mismos y de los demás que puedan estar interfiriendo con la calidad de nuestras relaciones. Esas creencias dicen: No soy digno de ser amado... Soy una carga para los que me rodean.... No se puede confiar en la gente.... No se puede confiar en mí.... No merezco ser feliz y tener éxito... La vida no vale la pena vivirla. Vemos nuestras conductas y nuestros patrones con el objeto de discernir los que son autodestructivos. Con amor y compasión para con nosotros mismos, tratamos de desenterrar todos nuestros sentimientos de culpa –merecidos e inmerecidos- y exponerlos a la luz.
Llevamos a cabo este examen sin miedo a lo que podamos encontrar, porque este escrutinio del alma puede purificarnos y ayudarnos a sentirnos mejor con nosotros mismos de lo que alguna vez soñamos que podría ser posible.

Dios mío, ayúdame a buscar los bloqueos y barreras dentro de mí mismo. Trae a mi mente consciente lo que necesito saber, para que me pueda liberar de ello. Enséñame lo que necesito saber acerca de mí misma.

miércoles, 23 de octubre de 2013

EL VERBO PODEROSO. METAFÍSICA CONNY MÉNDEZ

Yo Soy Espíritu Divino. En Dios yo vivo, me muevo y tengo mi ser. Yo formo parte de Iá expresión de Dios y expreso perfecta armonía. Yo individualizo la Omniesencia. Yo tengo directo conocimiento de la Verdad. Yo tengo perfecta Intuición. Yo tengo percepción espiritual. Yo sé.

Dios es mi Sabiduría, de manera que no puedo errar. Dios es mi inteligencia, no puedo sino pensar correctamente. No hay pérdida de tiempo ya que Dios es el único hacedor. Dios actúa a través de mi, de manera que siempre estoy actuando correctamente, y no hay peligro de que yo obre incorrectamente. Yo pienso lo indicado, de la manera indicada en el momento apropiado. Mi trabajo siempre está bien hecho porque es el trabajo de Dios. El Espíritu Santo siempre me está inspirando. Mis pensamientos son frescos, nuevos, claros y poderosos como cuadra a la Omnipotencia.
 «Mis oraciones son manufacturas del Espíritu Santo, poderosas como el águila, y mansas como la paloma. Salen en el nombre de Dios mismo y no pueden regresar vacías. Cumplirán aquello que a mí me plazca, y prosperarán en aquello a que sean dirigidas. Doy gracias a Dios por esto» (Isaías 55, 11)

lunes, 21 de octubre de 2013

BRAHMA KUMARIS. EXPERIMENTAR EN EL LABORATORIO INTERIOR

A fin de conseguir éxito y logros en nuestro desarrollo espiritual es esencial experimentar en nuestro laboratorio interior, de manera perseverante y consistente.

A medida que avanzamos nos damos cuenta de que los hábitos y patrones negativos que hemos desarrollado en nuestras vidas son uno de nuestros principales obstáculos en conseguir los logros y el estado que deseamos para nosotros mismos. Es importante revisar hasta qué punto nos hemos convertido en el que experimenta con la transformación de patrones y hábitos.

La base para conseguir cambios efectivos y significativos en nuestras vidas es desarrollar cualidades, patrones y hábitos elevados y espirituales. Así que necesitamos revisar y asegurarnos de que ningún patrón o hábito negativo pueda engañarnos ni controlarnos en el momento de la necesidad. Esto es lo que significa ser victorioso espiritualmente, permanecer estable en la conciencia original del ser (estable en la experiencia de las cualidades originales de paz, amor, fortaleza…) y desapegado de los propios hábitos o tendencias perjudiciales.

Cuando una persona experimenta con la meditación y el silencio de forma consistente y efectiva, y fortalece la conciencia original del ser, su nivel de estabilidad interno se fortalece proporcionalmente, incluso ante las circunstancias más adversas.


Cuando conseguimos éxito mediante la experimentación, el alma danza internamente en felicidad, comprendemos que estamos recuperando nuestra auto-soberanía que habíamos perdido bajo la influencia de las debilidades, las dependencias y las adicciones (entre otros patrones nocivos para el ser). Por lo tanto, es esencial para conseguir nuestro propósito de realización espiritual, ser constantemente el que experimenta en su laboratorio interior.

domingo, 20 de octubre de 2013

CODA. REFLEXIONES DIARIAS. OCTUBRE

Octubre 11
Recuperación
Qué fácil es culpar a los demás de nuestros problemas. “Mira lo que él está haciendo”“Mira cuanto he esperado”“¿Por qué ella no me llama?”“Si tan solo él cambiara, yo sería feliz”.
Con frecuencia, nuestras acusaciones son justificadas. Probablemente nos sentimos dolidos y frustrados. En esos momentos podemos empezar a creer que la solución a nuestro dolor y frustración está en que la otra persona haga lo que queremos o que las cosas resulten como lo deseamos. Pero estas ilusiones autoderrotistas colocan el poder y el control de nuestra vida en manos de otras personas. A esto le llamamos codependencia. La solución válida a nuestro dolor y frustración, es reconocer nuestros propios sentimientos. Sentimos la ira, la pena; luego dejamos ir nuestros sentimientos y encontramos la paz, en nuestro interior. Sabemos que nuestra felicidad no la controla otra persona, aunque nos hayamos convencido de ello. A esto le llamamos aceptación.
Después decidimos que aunque nos gustaría que nuestra situación fuera diferente, tal vez nuestra vida esté transcurriendo de esta manera por alguna razón. Quizá esté en juego un propósito y un plan superiore, uno mejor que el que nosotros podríamos haber orquestado. A esto le llamamos fe.
Después decidimos lo que necesitamos hacer, qué está dentro de nuestro poder para cuidar de nosotros mismos. A eso se le llama recuperación.

Es fácil señalar con nuestro dedo a otra persona, pero es más recompensante señalar suavemente con él hacia nosotros mismos. Hoy viviré con mi dolor y frustración, lidiando con mis propios sentimientos.

sábado, 19 de octubre de 2013

DESARROLLAR RESILENCIA INTERIOR. REFLEXIONES BRAHMA KUMARIS

La resiliencia es la habilidad de reponerse rápidamente de los desengaños, decepciones y trastornos y no permitir que nos dominen o subyuguen.

¿Cómo perdemos nuestra elasticidad o nuestra resiliencia? Las expectativas y deseos de obtener resultados particulares en las diferentes situaciones es algo que reduce nuestra resiliencia. Cuando nos aferramos a esas expectativas acabamos en una posición de debilidad que nos hace sentir vacíos. Entonces, si las cosas se tuercen, nuestras mentes entran en un ciclo de contrariedad y malestar y no sentimos que podamos hacer nada para detenerlo.

Para edificar la resiliencia, primero tenemos que observar y descubrir por qué queremos algo. Pregúntate: ¿por qué quiero esto? A medida que surjan respuestas, sigue haciéndote la pregunta y descubriendo nuevas capas. Finalmente, averiguarás que la causa última es que eso que quieres te va a traer paz, amor o felicidad.

Esta paz, amor y felicidad que queremos son, de hecho, los principales factores de motivación detrás de prácticamente todo lo que hacemos. Cuando somos niños, experimentamos estas cualidades de forma natural. A medida que crecemos, nos alejamos de esa experiencia. Aprendemos a creer que la paz, el amor y la felicidad son productos que, de alguna manera, tenemos que conseguir o comprar ahí fuera. Nos olvidamos de que nosotros somos eso: paz, amor y felicidad.

Podemos reconstruir nuestra resiliencia enfocándonos en nuestra paz, amor y felicidad interiores. Siéntate en silencio y reflexiona y medita sobre la paz, el amor y la felicidad. Cuanto más incrementes tu experiencia de estos estados internos del ser, más se convertirán en tu estado natural, que a su vez, influye en tu manera de pensar.

Finalmente, podemos desarrollar tal resiliencia que, al afrontar el desengaño o la decepción, seamos capaces de permanecer alegres y descubrir el beneficio en aquello que previamente hubiéramos experimentado como un importante disgusto.

viernes, 18 de octubre de 2013

SEAMOS AMABLES CON NOSOTROS MISMOS EN ÉPOCAS PENOSAS. EL LENGUAJE DEL ADIOS. CODEPENDIENTES ANÓNIMOS

El proceso de adaptarse al cambio y a la pérdida consume energía. La pena nos drena, a veces nos deja exhaustos. Algunas personas necesitan “meterse en su capullo para transformarse”, según las palabras de Pat Carness, mientras atraviesan el proceso de duelo.
Nos sentimos más cansados de lo común. Nuestra capacidad para funcionar bien en otras áreas de nuestra vida puede reducirse temporalmente. Quizá queramos escondernos en la seguridad de nuestro dormitorio. La pena es gruesa. Nos puede acabar.
Esta bien ser gentiles con nosotros mismos cuando estemos atravesando cambios y el proceso de pena. Queremos mantener las disciplinas de la recuperación, pero podemos ser compasivos con nosotros mismos. No tenemos por qué esperar más de nosotros mismos de lo que podemos dar durante estas épocas. Ni siquiera tenemos por que esperar tanto de nosotros mismos como esperaríamos normal y razonablemente.
Podemos necesitar mas descanso, mas sueño, mas comodidad. Podemos estar mas necesitados y tener menos que dar. Estar bien aceptarnos a nosotros mismos, y a nuestras necesidades que han cambiado, en épocas de pena, de estrés y de cambio.
Esta bien que nos permitamos meternos en nuestro capullo durante las épocas de transformación. Podemos someternos al proceso y confiar en que una nueva, emocionante energía se esta creando dentro de nosotros.
Antes de que pase mucho tiempo, nos saldrán las alas y volaremos.

“Dios mio, ayúdame a aceptar mis necesidades que han cambiado en las épocas de pena, de cambio y de perdida”.

jueves, 17 de octubre de 2013

APRENDER A ESPERAR. CODEPENDIENTES ANÓNIMOS.

8 DE OCTUBRE
He empezado a darme cuenta de que esperar es un arte, que al esperar se logran cosas. Esperar puede ser algo muy, muy poderoso. El tiempo es una cosa valiosa. Si puedes esperar dos años, a veces puedes lograr algo que no podrías lograr hoy, por duro que trabajaras, por mucho dinero que lanzaras al aire, por muchas veces que te golpearas la cabeza contra la pared… The Courage to Change por Dennis Wholey (El valor para cambiar).

La gente que tiene más éxito al vivir y al amar es aquélla que aprende a esperar exitosamente. No mucha gente disfruta el esperar o el aprender la paciencia. Y no obstante, el esperar puede ser una herramienta poderosa que nos ayudará a lograr mucho bien.
No siempre podemos tener lo que queremos cuando lo queremos. Por diferentes razones, lo que queremos hacer, tener, ser o lograr no está a nuestra disposición ahora mismo. Pero hay cosas que no podríamos hacer ni tener hoy, no importa lo que sea, pero que sí podemos tener en el futuro. Hoy, nos volveríamos locos tratando de lograr lo que vendrá de un modo fácil y natural más tarde.
Podemos confiar en que todo esta programado. El tiempo de espera no es tiempo desperdiciado. Algo se esta trabajando en nosotros, en alguien mas, en el universo.
No tenemos por que poner en suspenso nuestra vida mientras esperamos. Podemos dirigir nuestra atención a cualquier otro lado, practicar la aceptación y la gratitud en el ínterin, confiar en que tenemos una vida que vivir mientras esperamos, y luego, nos dedicamos a vivirla.
Lidia con tu frustración y tu impaciencia, pero aprende a esperar. El viejo dicho: “No siempre puedes tener lo que quieras” no es completamente cierto. A menudo, en la vida, podemos tener lo que queremos, especialmente los anhelos de nuestro corazón si podemos aprender a esperar.

“Hoy, estoy dispuesto a aprender el arte de la paciencia. Si me estoy sintiendo impotente porque estoy esperando a que suceda algo y no tengo el control del tiempo, me concentraré en el poder que está a mi disposición al aprender a esperar”.

I AM IN RECOVERY. 12 STEP

Un método para dejar la adicción que ha demostrado su eficacia en todos los países del mundo y con los mas diversos tipos de adicciones, ...